El periodista Raúl Solís cuenta que se encuentra mejor, pero "lo he pasado fatal". Cuenta que lo normal sería decir que no tiene miedo, pero, en realidad, es consciente de la gravedad de la situación de lo que ha vivido en las últimas horas. Solís trabaja habitualmente con Diario RED y en el pasado ha colaborado con otros medios, entre ellos, lavozdelsur.es, con multitud de columnas de opinión.
Unas falsas conversaciones por Instagram en las que se acusa a Raúl Solís de escribir mensajes con insinuaciones sexuales a un menor, un supuesto chico de 16 años. Estas capturas fueron difundidas por una cuenta en Twitter en las que aseguraba que Solís había escrito a su propio primo. El eurodiputado electo Alvise Pérez y un pseudoperiodista, Vito Quiles, difundieron la acusación contra Solís en sus canales de Telegram. Solís recuerda que Quiles incluso cuenta con acreditación en el Congreso, otorgada por su presidenta, la socialista Francina Armengol. "Si atacan a alguien que lucha contra la pedofilia, la corrupción y el crimen, no falla; Es porque son pedófilos, corruptos o criminales", señalaba Pérez en su canal de difusión de Telegram.
En otro grupo de Telegram asociado al primero, donde los usuarios sí pueden mandar mensajes, muchas personas reaccionaron con amenazas al periodista: "Habría que cortarle la polla con un cuchillo sin filo". "Ojalá pudiese yo quedar con el gordo hijo de puta, si es mi hijo está ya en su casa el forense". "Bidón de gasolina, mechero y a ver cómo se retuerce la maricona".
Una mentira de la mayor gravedad, unas acusaciones basadas en una captura falsa y que pudo desmontar con total facilidad Julián Macías, de Pandemia Digital, que se ha especializado en detectar manipulaciones en redes sociales o campañas orquestadas. "En un minuto" elaboró otra falsa conversación de Instagram gracias a herramientas disponibles fácilmente en la web. Y en un mínimo estudio de las falsas capturas, señalaba cómo apenas había unos minutos entre las preguntas, las respuestas al mensaje inicial, y la difusión en redes.
Como se puede comprobar el tipo que hizo el montaje no es el lápiz más afilado del estuche. Puso los horarios en la web ordenados, publicando que eran las 8:51h y que los mensajes son a las 8:53h, aceptado en el mismo minuto y respondido a las 8:54 y enviado por DM a las 9:01 pic.twitter.com/L0SAmL9l6r
— Julián Macías Tovar (@JulianMaciasT) August 19, 2024
Raúl Solís cuenta a lavozdelsur.es que lo poco que ha salido a la calle, ha sido con gafas de sol y gorra. "No quiero ir al centro ni acudir a un centro comercial, ni loco, porque estoy en la diana". Está pasando miedo. "Mi madre no sabe leer y es algo que siempre he maldecido. Ahora doy gracias, si se enterase de esto no sé qué pasaría con el disgusto que tendría, se va para el otro barrio. Me aterra que alguien sospeche que es cierto".
Siente que la situación es cada vez más similar, aunque con otro contexto, a lo que se vivió en la Transición. "Mi tío era militante comunista y recuerda que le tiraron un vaso por la calle. Te sientes como en la dictadura, cuando alguien se chivaba a la Policía o contaba cualquier mentira e iban contra ti". Ahora, puede ser "un grupo de fascistas el que me apalee, que me queme la casa".
Para Solís, el problema no es solo este caso, sino que "la democracia es incompatible con la mentira. Es superimportante la educación mediática. Es necesario que el Gobierno modifique las leyes adaptadas a los nuevos métodos de comunicación. Twitter es una multinacional que acoge violencia, bulos, y el Estado, donde reside la soberanía del pueblo, no tiene capacidad de legislar. Es necesario que los estados actúen contra el territorio de la impunidad. Lo contrario es una libertad para amenazar, para difamar, una tiranía. En los cinco días de reflexión que se tomó Pedro Sánchez, debía haber pensado en algo, en alguna propuesta de modificación legislativa, pero no ha hecho nada".
A menudo han sido políticos los que han estado en la diana. "Son Mónica Oltra, Victoria Rosell, Irene Montero y Pablo Iglesias, y ahora vienen a por mí, soy un mindundi. Fueron contra la mujer del presidente, y no pasa nada. Urgen medidas. Los agredidos son siempre los mismos, gente que se declara de izquierdas". En este caso, además, con "un claro mensaje de homofobia".
Ante esa situación, reclama que "los periodistas que se sitúan en la progresía se deben posicionar. No sé qué miedo tienen. Quizás es que no somos El País, pero acabarán yendo a por ellos también". Así, "no sé a qué se dedican las asociaciones de la prensa. Estamos en el siglo XXI y piensan que el periodismo sigue siendo solamente escribir en ABC. Es tremendo. Pero si le dices a un periodista que su noticia es inexacta, salen a defenderle. Qué casualidad de los que sufrimos esto somos de izquierdas. Pueden amenazarte con quemarte en la plaza del pueblo o cortarte la polla, y no hacen nada".
El periodista defiende cuestiones básicas de la democracia. "Se puede ser de derechas, me parece normal en una sociedad democrática, pero debe ser civilizada, que entienda los principios mínimos de la democracia. La mentira es la frontera. No cabe una democracia con mentiras".
En el corto plazo, "voy a retirarme unos días. Tenía vacaciones cogidas para esta semana pero las estoy dedicando a gestionar la denuncia. Sé que esto pasa, conozco las redes. Espero que pueda ir retomando mi vida la semana que viene". Con cierto temor necesario, el de sentirse amenazado, pero en la misma batalla, remacha: "Están socavando la democracia".
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