En su tiempo libre, algunos bailan breakdance y practican taekwondo mientras otros disfrutan frente a un enorme tablero repleto de dados y orcos en miniatura. En un local ubicado en El Puerto muchas personas llevan unos 23 años inmersas en juegos de rol. Existe un lugar mítico que ha marcado a toda una generación de amantes de las hojas de personajes, la fantasía o los libros de consulta de normas.
“La idea era montar un sitio donde la gente pudiera quedar para jugar y hacer amistades”, dice Jesús Payares, portuense de 47 años que fundó en a finales de los noventa —”ya me pierdo con el año”— la tienda que hoy se conoce como Cristal Oscuro. Junto a dos amigos crearon un espacio que va más allá de la venta en una época en la que “no había mucha afición”.
A su emprendimiento le llamaron La pozada de torko, un nombre inventado, y se convirtió en el primer lugar especializado en juegos de rol de El Puerto. Al cabo de los cuatro años, le bautizaron Cristal Oscuro, en honor al clásico del cine de fantasía que dirigió Jim Henson allá por el año 1982. Jesús recuerda cuando dos asociaciones, Stonehenge, y La gobernadora, organizaban partidas y la presencia efímera de una pequeña tienda que duró cuatro meses. Sin embargo, no existía un espacio como en el que un jueves cualquiera varios jóvenes, y los que no lo son tanto, mueven figuras.
"Antes eras el raro"
“Esto estaba muy mal visto. Antes eras el raro, ahora el que no es friki es el raro”, comenta el portuense que vivió la llegada de los primeros juegos de rol y la expansión de este hobbie. Por entonces, “hubo muy mala prensa” y “nuestras madres nos decían que no jugáramos a esos juegos satánicos”. A Jesús se le escapa una carcajada al recordar esos días en los que se asociaba su hobbie a casos de asesinatos por tener juegos de mesa como trasfondo.
Con el tiempo, la percepción de la ciudadanía cambió, sobre todo, gracias a la aparición de estos en muchas películas y series. Las madres y padres dejaron de preocuparse por este mundo que Jesús descubrió en Séptimo, cuando escuchó que un amigo de un amigo tenía un libro. “Empezamos a jugar con una fotocopia de una fotocopia de una fotocopia de un amigo que tenía una traducción de Dungeons & Dragons. Después llegaron, El Señor de los Anillos o La llamada de Cthulhu, basado en la obra de Lovecraft”, cuenta a lavozdelsur.es.
Para él, encontrar juegos era toda una odisea. Todavía esta forma de entretenimiento era desconocida para muchos y las opciones eran limitadas. Solo existía Warhammer Fantasy, Warhammer 40000 y poco más.
Desde la tienda, Jesús ha experimentado la evolución de los juegos de rol y el crecimiento de un mercado que “en cinco años ha sumado más de 50 editoriales cuando en España solo había dos”. Aunque “no existe tienda física para meter todo lo que sale”, el portuense ofrece multitud de juegos de mesa, material de pintura y miniaturas además de merchandising.
Cristal Oscuro es un lugar vivo que organiza torneos de Warhammer cada mes y de Magic todos los viernes. También hay quedadas de rol los fines de semana y cuando cierra los viernes, “echamos unas partidas por la noche”.
En las amplias mesas que se encuentran distribuidas por el local, se suelen observar a militares, profesores o padres con sus hijos, de todas las edades, aunque aquellos que crecieron en los ochenta tienen una mayor presencia. Según Jesús, hay docentes que han incorporado el rol a sus clases. “Ayudé a uno de literatura antigua española a crear un juego para su clase, lo usó como herramienta porque era una materia complicada”, sostiene el alma mater de esta espacio que también acoge a niños y niñas con necesidades especiales y “cada vez a más chavalas”.
"Es impresionante cómo ha evolucionado todo"
A unos metros del portuense, Melchor Vicente prepara el tablero para jugar a Warhammer Age of Sigmar. Este madrileño afincado en el sur comenzó a interesarse por los juegos de rol cuando se publicó El Señor de los Anillos. Desde que era un niño jugaba con las miniaturas hasta que creció y su tiempo libre se redujo.
“Era complicado jugar por el trabajo y otras cosas y en su día lo dejé. Pero con la pandemia volví y descubrí que todo esto había evolucionado un montón y es impresionante. Desde que acabó el confinamiento vengo que aquí todos los días”, cuenta este jugador, que quedó octavo en el campeonato de España de Warhammer Age of Sigmar y ha competido a nivel provincial.
Melchor tira un dado mientras Adrián Molina, de 33 años monta la escenografía de Warhammer 40000. En primer lugar arma las piezas que vienen en la matriz y, posteriormente, las pinta. A él le gusta esta faceta más artística. “Con 10 años me encantaban los Playmobil y los Lego, descubrí las miniaturas por un primo y me enganché”, dice bajo la luz de un flexo. Este isleño lleva frecuentando la tienda desde hace 15 años y no le importa desplazarse de ciudad para seguir “disfrutando”.
Otro de los fieles que han crecido en este lugar es Pablo Manga, portuense de 27 años que empezó a ir cuando tenía 12 con sus Magic. “Mi padre me dio mi primer mazo de cartas cuando tenía cinco años, él las tenía de cuando era joven”, cuenta al mismo tiempo que intercambia algunas con otros aficionados.
En su momento las guardó, pero tres años más tarde un amigo en su piscina le habló de este juego de cartas coleccionables y, desde entonces, no se separa de ellas. Aún quedan horas y horas de partidas para la comunidad de Cristal Oscuro.
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