"Eso lo hace cualquiera", suele ser el comentario que más repiten mis alumnos y alumnas cuando proyecto en clase alguna obra de Picasso. Y siempre les respondo que es tan atrevido como peligroso confundir la aparente sencillez de una obra y la facilidad de su ejecución. Entrados en faena, la perspectiva cambia cuando pongo sobre la mesa pinturas y pinceles y les digo: "Adelante". Es entonces cuando la respuesta cambia y ahora dicen: "¿Tú quién te crees que soy, Pablo Picasso?".
Algo muy parecido ocurre con la obra del suizo Robert Walser (1878-1956), autor de Jakob von Gunten (1909), paradigma de la espontanea naturalidad literaria y por extensión, en el caso que nos ocupa, de la voz del poeta argentino Diego Roel.
Diego Roel (Temperley, Buenos Aires, 1980), estudió Historia de las Artes Visuales en la Universidad Nacional de La Plata y actualmente ejerce en el ámbito de la Comunicación Institucional y la Gestión Cultural. Bagaje y formación que se filtran de forma constante en su obra literaria. Una dilatada trayectoria avalada por la publicación de un buen número de poemarios, con los que ha logrado ganarse, verso a verso, el siempre difícil reconocimiento de la crítica internacional.
Entre sus títulos más representativos destacan Andréi Rubliov (Premio Alegría 2020), editado en España por la prestigiosa editorial Rialp, y Los cuadernos perdidos de Robert Walser (Colección Visor de Poesía, Madrid, 2024), poemario con el que ganó ese Santo Grial de la poesía en castellano que es el Premio Loewe en el año2023. Ambas obras escritas con otras manos, la primera vestido con los hábitos de los grandes iconógrafos rusos del siglo XV: Andréi Ruvliov, que da nombre al libro, y su aventajado discípulo Daniil Cherny. La segunda, en la piel del ya citado Robert Walser, sirviéndose del hallazgo imaginario de unos cuadernos perdidos para realizar un hondo retrato —en cierto modo autorretrato— psicológico del autor suizo.
Estoscuadernos perdidos de Robert Walser de Diego Roel son un reflejo convexo de aquellos otros Cuadernos de Fritz Kocher (Pre-Textos, 2007) en los que Walser publicase por vez primera sus poemas en 1904, composiciones en las que el poeta suizo ya iba a asentar los temas recurrentes de su obra: la naturaleza, la espontaneidad, las convenciones sociales y la ruptura del discurso. Todo ello condensado en textos frescos y breves, frecuentemente a medio camino entre la epístola y el diario. Y es precisamente de este modo, con ese mismo tono y con esas formas, como Roel, tras un profundo trabajo de investigación, desempolva la mirada de Robert Walser y la pone a buscar a la belleza donde no se la espera, en aquellos lugares donde precisamente siempre suele estar: “Apunto en mi cuaderno / el detalle de todo lo que me rodea. / Hablo de lo que tengo ante los ojos, / describo lo que toco y siento. / Veo en lo pequeño y en lo débil / cosas que nadie se atreve a vislumbrar. / ¿Cómo puede algo o alguien perderse y perecer?”.
De tanto destilarse, de volverse hacia sí mismo como aquel Hombre menguante de Richard Matheson (1956), la segunda parte del poemario, “Escrito a lápiz” se convierte en un verdadero cuaderno de bocetos. Una colección de poemas hiperbreves, casi aforística, cercana en forma a libros como Kadosh (2015) o al ya mencionado Andréi Ruvliov (2020), donde el poeta se convierte en un fotógrafo capaz de captar en veloces instantáneas la realidad del mundo. Más disparos que poemas, metralla de una guerra lejana, que parecen estallarnos muy cerca al ser leídos en primera persona: “Llanto y caducidad de las cosas”, “Bajo la nieve mi cuerpo se pudre”, “Soy pasto de los vientos”.
La poesía de Roel, deja apreciar el trazo de un artista que, aunque reacio a encorsetarse en la artesanía de la métrica, sabe dotar de un ritmo armónico a sus composiciones. Versos variables y decididos que tienden a torcer el pie para marcar el paso y que no muestran pudor por la asonancia. Una combinación que da forma a una voz aparentemente sencilla y directa, aunque sumamente perceptiva y sensible, que transmite la impresión de estar siendo oída en otro idioma, traducida de forma instantánea por sus lectores, o simplemente recibida, como el impacto preciso de una bala en el centro del pecho.
El próximo lunes 17 de marzo tendremos la oportunidad de disfrutar en vivo y en directo de la poesía de Diego Roel, será en la Fundación Caballero Bonald, en Calle Caballeros, a las 19:30 horas. El acto será presentado por el poeta jerezano Francisco José Márquez Sánchez. Una ocasión perfecta para brindar por la cultura, no se lo pierdan.