El nombre que el cantaor plazuelero ha puesto al espectáculo, con el que se presentará el próximo viernes en Los Claustros de Santo Domingo (22.00 horas), no está exento de intención. Con él, David Carpio (Jerez, 1975) quiere recoger un espíritu y unas virtudes que él ve en el pueblo, como pueden ser la sencillez, la espontaneidad o el gusto por las tradiciones.
Casualidad o casi una metáfora de esos valores, cuando David acudió para la sesión fotográfica que ilustra esta entrevista, se encontró con Chico Pacote, una prima de su padre y otros parientes. Fue verse, abrazarse y, de inmediato, surgir el cante como expresión de alegría. El encuentro es también muestra de la fortaleza de los vínculos familiares, que cobran mucha importancia en un artista de larga y extendida estirpe.
No obstante, cuando Carpio se refiere al pueblo, mira más allá del inmediato horizonte: "No es solamente Jerez, que para mí lo es en el mejor sentido de la palabra —recalca—, sino que es genérico de toda la Baja Andalucía y, aunque la base sean siempre los estilos de aquí, se añaden otros estilos". Ese trascender de lo local se puede decir que es una constante en el artista, que asegura conocer bien los cantes de su casa, "pero, ¿por qué me tengo que quedar ahí? —se pregunta—". "Es lo mismo que comer siempre el mismo plato y yo creo que hay que buscar otros colores".
Una buena prueba de esa apuesta suya se encuentra en sus discos: Mi verdad (Karonte, 2014), grabado en directo dentro del XVII Festival de Jerez, y de forma especial, Con la voz en la tierra (El flamenco vive, 2018). Pero donde más se puede apreciar su condición de cantaor largo es en sus trabajos de acompañamiento al baile, para el que ha sido y es reclamado por las más importantes figuras de la disciplina, como Manuel Liñán.
Sobre el espectáculo declara que es "un recital de cantes basado en la sencillez. Es una cosa del momento. Soy un cantaor de momentitos, no de estudio, y lo que quiero es llegar y transmitir al aficionado y al que no lo es". Afirma, además, su intención de cantar cosas propias y ofrecer lo que el llama su punto de vista sobre los estilos que interpreta.
"Soy un cantaor de momentitos, no de estudio, y lo que quiero es llegar y transmitir al aficionado y al que no lo es"
Señala así la trilla, con letra propia, que va a hacer como homenaje a su padre y a su dura historia de trabajo en el campo; la malagueña doble de El Mellizo, dedicada a su madre y a un primo, hermano fallecido recientemente, y unas bulerías para Manuela Méndez, La Chati. También se quiere acordar de Tío Gregorio Borrico y rescatar los especiales cantes por soleá de Carapiera, como se conoció al cantaor jerezano José Niño Loreto, primo de Manuel Torre.
La selección de artistas que lo van a acompañar tampoco es casual: "Para esta ocasión he querido rodearme de la gente que quiero", Cita en primer lugar a su compadre —"y no solo porque me haya bautizado un hijo"—, Manuel Valencia, que lo acompañará a la guitarra, y a Saray García y Miguel Ángel Heredia, que pondrán los apuntes de baile.
"Saray hará las bulerías a La Chati y Miguel Ángel bailará la trilla y unos martinetes corridos". Con las palmas estarán Carlos Grilo, Luis Cantarote y Javier Peña, y a la percusión, Carlos Merino. Todo ello con la imprescindible producción de otro amigo querido, Rafael Agarrado. David no oculta la ilusión que le causa esta oportunidad, "en un lugar como Los Claustros", y sueña con "disfrutar y hacer disfrutar".