Gracias a Domenico Scarlatti
El pianista flamenco, jazzista y ahora también barroco David Peña Dorantes llega el próximo viernes al Teatro Villamarta de Jerez con uno de los éxitos más rotundos de la pasada Bienal de Flamenco de Sevilla bajo el brazo: Scarlattianas, el trabajo que estrenaba el pasado mes de septiembre en la iglesia de San Luis de los Franceses acerca del maestro de capilla italiano Doménico Scarlatti (Nápoles, 1685 – Madrid, 1757) que conociera el poder de seducción que tiene el flamenco y lo adaptara a sus creaciones tras su estancia durante cuatro años en la capital andaluza, dentro de la corte de Fernando VI y Bárbara de Braganza.
Con el aval de crítica y público, además de ser el primer espectáculo que agotó el papel de la pasada edición de la Bienal, nos citamos con el artista lebrijano en el Palacio Gótico del Real Alcázar, lugar donde desarrolló Doménico Scarlatti de 1729 a 1733 gran parte de su obra compositiva, de la que se desprenden las influencias flamencas que ahora recoge y adapta a su forma de concebir la música David Peña Dorantes.
Un trabajo de investigación y de producción musical que nos desgrana en esta entrevista concedida en exclusiva a lavozdelsur.es en los prolegómenos de su visita al Teatro Villamarta el próximo viernes día 22 de noviembre con su última producción, en la que estará acompañado por la voz de Cristian Guerrero, Antonio Torres al contrabajo y Sergio Fargas en las percusiones.
Pues lo descubro estudiando en el Conservatorio de Sevilla.
En esa época se podrían detectar rítmica y armónicamente, aunque a mí lo que más me llamó la atención de él es la parte rítmica, los acentos y el concepto. Sus composiciones me recordaban a una bulería, incluso a la guajira, a todo ese tipo de cosas. Luego ya descubrí la parte armónica, donde empieza a usar lo que es la cadencia flamenca, y todo eso en varias obras, pero lo que me descubrió Scarlatti sobre todo es la parte rítmica.
"Doménico Scarlatti es un músico que está al nivel de Bach, Mozart o Beethoven, que se fija en el flamenco y lo aporta a su lenguaje"
Está claro que Scarlatti parte de la música clásica. Esa es su disciplina y es de donde él parte. Pero lo curioso está en cómo se acerca al mundo del flamenco y cómo aporta a sus obras el concepto de la música flamenca o, más bien, de la música que había en Andalucía en aquella época. Lo aborda desde el concepto rítmico, la parte armónica y las cadencias. Ahí es donde está la clave de todo esto.
Doménico Scarlatti, que solo estuvo viviendo en Sevilla cuatro años, es un músico que está al nivel de Bach, Mozart o Beethoven — en la música clásica él está considerado así—, que se fija en el flamenco, en la música que había en aquella época, y lo aporta a su lenguaje. Él realiza una revolución aportando el flamenco dentro de sus obras. Y, además, en un instrumento como el clave.
Yo creo que Scarlatti fue un gran compositor, que se adentra dentro del folclore y de la música popular y de la música del pueblo — que es la base de todo, incluso de toda música— y, en aquella época, captó y recogió cosas del pueblo, del folclore, de la música que había en las calles y cómo se expresaba la gente, al igual que después han hecho otros músicos, como Manuel de Falla, por ejemplo.
Buscar un equilibrio entre él y yo ha sido un trabajo de investigación bastante duro. Él partiendo del clásico, yo partiendo del flamenco y, además, en épocas diferentes. Él bajo sus estructuras barrocas y yo desde el flamenco contemporáneo. Era necesario guardar un equilibrio, desde el respeto, y buscar los palos que encajaran bien en cada obra suya.
"Mi objetivo es enriquecer la música y pasármelo bien"
Claro. Siempre. Cada cosa que hago se me queda algo al final y ya por eso lo hago. Mi objetivo es enriquecer la música y pasármelo bien. Hacer cosas e intentar que se queden. Y además, yo creo que este proyecto tiene también una parte de investigación sobre la historia del flamenco y del barroco, como una historia que estuviera unida a través de un compositor como Scarlatti.
Sí (ríe). Al final se puede decir que soy de todo, ¿no? Tú sabes que yo veo la música como algo universal y como un todo en global. Por otro lado, creo que Scarlatti es uno de los grandes personajes desconocidos de la música y sobre todo del flamenco. Y a mi este trabajo siempre me ha rondado por a la cabeza. Incluso en el conservatorio compuse cosas para clave. En mi cabeza siempre ha estado. Es más, yo tocaba la guitarra y el sonido del clave también me recordaba a esa sonoridad. Y súmale también que este compositor me ha llamado la atención desde siempre. Es más, en mi casa, cuando yo tocaba obras de Scarlatti, mi padre abría la puerta y decía ¿eso qué es?
"Cuando tocaba obras de Scarlatti, mi padre abría la puerta y decía ¿eso qué es?"
Por eso te digo, que mi interés es desde siempre. Cuando iba a Francia —que allí hay buenos claves— y me lo encontraba en un estudio, siempre me ponía a tocarlo un rato. Y en los auditorios donde los hay me pasa lo mismo. Siempre estaba ahí rondando en mí el clave.
Pues fue en la Fundación Juan March, que fui a dar un concierto y había un clave, lo destapé, le quité la funda y me llevé allí un buen rato tocando. A partir de ahí decidí empecé a sacar obras suyas, coger partituras, tocarlas, seleccionar y empezar a darle forma a todo esto que próximamente vais a escuchar en el Teatro Villamarta. Ten en cuenta que en el catálogo K de Scarlatti hay 555 obras. Seleccionar no ha sido precisamente fácil.
"En el catálogo K de Scarlatti hay 555 obras y seleccionar no ha sido fácil"
Pues hay muchísima. Los tamaños de las teclas, el tacto, el punto donde se activa para que suene la cuerda. O sea, es muy difícil y complicado. Por otro lado, también está el tema de la cantidad de octavas y la tesitura. Por ejemplo, el clave no tiene dinámica, sino que suena siempre a un mismo volumen. Es un sonido plano. No tiene pedal, además, así que no tiene sostén. Que esa es otra diferencia importante, junto con las palancas que tiene para cambiar de registro. Conocerlo y tocalor es muy diferente frente a un piano. Es más táctil que de dedo, por decirlo de alguna manera. Tan es así, que he tenido un clave en casa para estudiar y para hacer a él durante mucho tiempo. Es complicado. No tiene nada que ver con el piano.
Sí (ríe). Hueco no había, hubo que hacerlo. De hecho, tuve que poner un piano al revés de como estaba. El sótano de casa era un puzle. Ya no tengo el clave en casa, pero me he buscado la fórmula de convertir en clave uno de los pianos con unas cartulinas para limitar los extremos. Sí, he comprado unas cartulinas rojas para limitar los extremos. Porque, además, en el clave me tengo que sentar, yo me siento en el clave en el centro, en otra octava. O sea, que es que es todo diferente.
"El clave hay que tocarlo de una forma muy diferente al piano"
En absoluto. Es más, los que tocan el clave dicen que los pianistas nos cargamos el clave. Y eso tiene que ver porque el piano tiene mucho más peso y hay que usar más el peso del brazo y hay que tener mucho cuidado. El clave hay que tocarlo de una forma muy diferente. Hay que acariciarlo más que tocarlo.
Incluso hasta la postura es diferente cuando te sientas porque tiene tres octavas menos y eso hace que no te sientes de forma simétrica como ocurre en un piano. En el piano el centro lo tienes en mi y fa y en el clave estás en si y en do. Y cambia hasta la posición de manos, con lo que eso conlleva a la hora de los automatismos que tenemos en la cabeza. Como puedes ver es muy diferente un instrumento de otro.
Buscándome la vida y haciéndome un mecanismo diferente. Y cuando ensayo en un piano trato de tocar justo en el centro de la tecla, por ejemplo, para tratar de hacer la misma pulsación. Y con el límite de las cartulinas (rojas) he adaptado el teclado a como suelen ser los claves y orientarme.
Es otro mundo. Ahí toco a Scarlatti y otras cosas también. Llevo muchos años ante un piano y ahora tengo que cambiar mi cabeza a este otro instrumento.
Está compuesto, o sea, que la pieza está. No se va a modificar. Lo que pasa es que siempre hay parte de improvisación y nunca hay dos piezas iguales. Pero la estructura está hecha. Está todo escrito y todo ya preparado hasta para grabarlo.
Yo creo que ha sido uno de los espectáculos de los que más satisfecho ha salido el público. Además, el hecho de grabar también este proyecto es para incorporarlo al catálogo y que pueda formar parte de los ciclos de música clásica y de la música barroca.