Un dramaturgo jerezano convierte a Blas Infante en Al Mutamid con una obra que busca llegar al cine

Mario Solís Prieto reinterpreta una obra del Padre de la Patria Andaluza con una perspectiva dialéctica que, a lo Bertolt Brecht, remueve conciencias a través de la memoria histórica: "Los almorávides se portaron mejor que los falangistas"

Mario Solís Prieto con su obra de teatro sobre Al Mutamid y Blas Infante en las manos.
Mario Solís Prieto con su obra de teatro sobre Al Mutamid y Blas Infante en las manos. MANU GARCÍA

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"La prudencia consiste en no ser prudente... yo he soñado con una bella muerte heroica bajo la gloria de este sol. Sus rayos divinos juguetearían en los lagos de mi sangre". Son algunos de los versos que recita el último rey de la taifa de Sevilla, Al Mutamid, en la obra de teatro Motamid 1936 (Tierra de Nadie Editores, 2023) de Mario Solís Prieto (Jerez, 1994). Este músico y dramaturgo jerezano, que estudió Bellas Artes y el Máster en Artes del Espectáculo en Vivo en la Universidad de Sevilla, encontró entre el legado de Blas Infante la obra perfecta para hacerla objeto de su Trabajo Final de Máster. "Aquel año (2020) Al Mutamid de Blas Infante cumplía cien años y me pareció una buena idea llevarla a escena", dice ilusionado con el libro en sus manos. Sin saber en un primer momento que el Padre de la Patria Andaluza también había experimentado con la dramaturgia, se atrevió a rescatarla del olvido con una reinterpretación atrevida y la memoria histórica como punta de lanza.

"Si Estados Unidos tuviera la historia que tenemos en España y Portugal con al-Ándalus, habría miles de películas y directamente un género literario y cinematográfico, pero no es así", explica el autor sobre el pasado andalusí, admirado al mismo tiempo que olvidado, especialmente en la cultura popular y audiovisual. El motivo no es otro que el prejuicio sobre esta época de la historia por parte de la historiografía tradicional española, que a través de términos como la reconquista, ha desposeído a los andaluces pero también a los españoles de este legado histórico y cultural como propio. 

Motamid 1936, de Mario Solís Prieto.
Motamid 1936, de Mario Solís Prieto.    MANU GARCÍA

"A mí eso de la reconquista siempre me ha sonado un poco extraño, ¿no? ¿Por qué los romanos y los visigodos se integran dentro de nuestra historia y al-Andalus no?", se pregunta el propio dramaturgo reflexionando sobre el que es su primer ensayo, tras haberse desempeñado como guía turístico en Lisboa y en muestras de arte y saxofonista en numerosas bandas de soul, jazz, reggae, ska, flamenco fusión, salsa y electrónica.

"Tenemos que luchar un poco contra ese concepto de reconquista, y es algo que también he querido hacer en esta obra", reconoce. De hecho, en Motamid 1936 no solo se encuentra la obra de teatro pensada para cinco actores y su puesta en escena, sino que hay una memoria del proceso creativo, de la documentación e investigación que ha realizado el autor para llegar al resultado, con el que consiguió el Premio Extraordinario de Fin de Estudios de la promoción en el posgrado para el que fue escrita.

"A partir de todo lo que he estudiado para escribir esa obra, he aprendido mucha historia y a respetar el sentimiento religioso y otra forma de comprender el Islam", dice sobre unos príncipes andalusíes o hispanoárabes que "tenían un concepto muy diferente del que tenemos ahora". "Eran gente que bebía, que hacían poesía homoerótica como el propio Al Mutamid, con un concepto bastante grecolatino que de hecho conservaron esa cultura mediterránea", añade. 

Blas Infante fue asesinado con 51 años, la edad que tenía Al Mutamid cuando los almorávides le derrocaron 

En la obra teatral, el personaje de Blas Infante baila con el de Al Mutamid, de la misma forma que lo hace Doña Angustias, mujer de Infante, con Itimad Romaiquía, esposa del rey taifa de Ishbiliya —Sevilla—. Los personajes del gobernador y procurador falangista hacen lo propio con el cadí Romaic y el halcón grís, respectivamente, imitando la conquista de los fundamentalistas islámicos almorávides con la llegada de los sublevados y los falangistas.

Mario Solís Prieto posa para lavozdelsur.es en el centro histórico de Jerez.
Mario Solís Prieto posa para lavozdelsur.es en el centro histórico de Jerez.    MANU GARCÍA

"Prefiero llamar a la Guerra Civil como Guerra de España", dice el autor, ya que el golpe sublevado y lo que vino después "no era un problema nacional, sino potencias extranjeras interviniendo en la política de nuestro país, como los fascistas de Mussolini, el Estado Novo de Salazar y los mercenarios marroquíes que trajo Franco de África, a los que le vendió la idea de guerra santa".

Esa percepción de guerra santa es la que precisamente toma como referencia al hablar de la llegada de los primeros bereberes a la Península, una serie de fundamentalistas que acabaron con los reinos de taifas e impusieron su doctrina islámica. "Sin embargo, los almorávides se portaron mejor que los falangistas. Al Mutamid pudo morir en el exilio, a diferencia de los intelectuales andaluces de la época como Blas Infante, al que lo mataron sin ni siquiera una condena", dice el investigador que habla del notario como un "mártir" y recuerda, también en su obra, que gritó antes de morir dos veces "¡Viva Andalucía libre!". 

El autor del ensayo y obra de teatro Motamid 1936.
El autor del ensayo y obra de teatro Motamid 1936.   MANU GARCÍA

La obra de teatro goza de dos dimensiones. En primer lugar, una donde la mujer de Blas Infante, Doña Angustias, intenta salvar a su marido, una historia que camina hacia atrás y que hace que comience con el grito del de Casares antes de ser fusilado. "A partir de ahí comienza una retrospectiva, la otra dimensión en la que represento la obra de teatro de Blas Infante y en la que se mezclan la puesta en escena. Lo ideal es que el actor que haga de Blas Infsante también haga de Motamid, igual que Angustias de Itimad", explica. 

De hecho, el autor recuerda que la obra original de Al-Mutamid es una "historia de amor" escrita por el propio Blas Infante el año en el que se casó con su mujer, quien no comulgaba con los ideales del alma máter del andalucismo histórico "hasta que no empezó a proteger su legado tras su muerte". En esa línea, cree que, de la misma forma que Al-Mutamid, Blas Infante pensó hasta sus últimos días que se podía salvar.

Una de las páginas de la obra de Mario Solís Prieto, Motamid 1936 (Tierra de Nadie Editores, 2024).
Una de las páginas de la obra de Mario Solís Prieto, Motamid 1936 (Tierra de Nadie Editores, 2024).   MANU GARCÍA

El autor, que articula su propuesta dramatúrgica en torno a la lucha contra el olvido y por la memoria histórica, se aproxima al teatro dialéctico de Bertolt Brecht, tanto en forma como en significado. "Tenemos que rescatar nuestro pasado, es así como conseguimos saber lo que somos; no podemos explicar muchos de los comportamientos y nuestra historia que, por desgracia, ha vuelto a repetirse", dice. Con el éxito de su ensayo, presentado ya en varias ciudades y en la Fundación Blas Infante, Mario ha recibido hace poco la invitación a un evento audiovisual, donde ha podido ofrecer el proyecto a una productora. "Además de una obra de teatro, lo he adaptado a guión de largometraje pensado para dos horas y 120 escenas", dice sobre la idea de llevarlo al cine, una propuesta que ha llevado a cabo cuatro años después de la primera redacción de Motamid 1936.

A la espera de conocer qué sucederá con su obra, el autor jerezano continúa en proceso de divulgación sobre un trabajo que de forma brillante intenta articular un puente entre el periodo más convulso de nuestra historia andalusí con el de nuestra historia contemporánea reciente. Un ejercicio de memoria histórica no apto para indiferentes. 

Sobre el autor:

Sebastián Chilla

Sebastián Chilla

Jerez, 1992. Cuento historias y junto letras en lavozdelsur.es desde 2015. Periodista y profesor de Historia. 

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