Alberto Atienza (Cádiz, 1972), se estrena como autor con El despertar de las lechuzas (Célebre, 2020), un relato lleno de matices e historias dentro de historias que abarca temas como la homosexualidad, el aborto o la violencia machista. La novela se centra en Alicia, una joven de apenas 15 años que descubre que está embarazada de un hombre casado y mucho mayor que ella quien, al enterarse de la noticia, la convence para que se deshaga del niño. El día anterior a la operación su padre le informa de que deben irse a Briviesca, para asistir al entierro de su tío Raúl. El enterarse entonces de que tiene un hermano al que no conoce, unido a la extraña afirmación de que su madre no había muerto en un accidente, como le habían contado, sino que había sido asesinada por Raúl, sumergen a Alicia en la sospecha de que la vida de su padre está llena de mentiras y secretos.
¿Tenías gran parte de la historia ya pensado o has ido elaborando todas sus aristas conforme escribías?
Es una novela de maduración muy lenta, tardé casi 7 años en escribirla. Tuve una idea inicial, algo complicada, pero a pesar de ella la novela es muy sencilla de leer. Es entretenida e intento jugar mucho con sorprender al lector, que sienta que la trama es impredecible. Quería que el lector se sienta constantemente desconcertado, como nos pasa en la vida normalmente, donde tampoco sabes lo que va a pasar al día siguiente.
¿Tiene algo de autobiográfica?
Los personajes no son autobiográficos, pero la novela tiene un poco de autobiografía personal. Es una especie de mapa tanto sentimental como emocional. Es una novela muy emocional, he tenido mucho cuidado en intentar transmitir las distintas emociones. Me gusta mucho el cine, y a veces el personaje principal a veces no es unidireccional, en ocasiones es bueno y en otras no tanto. Pues he intentado lo mismo, que mis personajes sean maravillosos y otras veces no lo sean, como pasa con nosotros en la vida misma.
¿Y ya que mencionas el cine, hay algún personaje de la novela basado en algún rol que hayamos visto en el cine?
Sí y no. Los protagonistas son un cúmulo de personajes que no están inspirados en uno en concreto pero sí en varios que, además, se suman conmigo mismo. El protagonista al final es una imagen mía, no soy yo, pero tiene mucho de mí.
¿Y un escritor se puede llegar a sorprender a sí mismo mientras da forma a una novela?
Claro, tú puedes tener una idea preconcebida y ves que no camina, que no coge forma. Muchas veces creas una personalidad determinada para un personaje y acaba por no tener coherencia, así que para dársela acabas decidiendo otra cosa distinta a la que tenías preconcebida y te cambia todo el argumento.
¿Se le tiene más cariño a unos personajes que a otros conforme vas escribiendo?
Sí, incluso te puedes enamorar de un personaje. Y otras veces empiezas enamorado de ese personaje y luego lo aborreces. Es como la vida misma y como nos pasa con las personas. Yo a veces digo con este personaje me tomaba una copita, y con este incluso me casaba. Hasta he soñado con los personajes. A mí me han acompañado durante todo el tiempo que he estado escribiendo, en lo que a veces quería tirar la toalla.
¿Y qué hizo que no la tiraras?
Fundamentalmente me motivó mi mujer, que empezó la novela siendo mi novia. Ella me decía “cálmate y luego lo retomas”, y me quedaba más tranquilo. Principalmente no tiré la toalla por mi mujer y por el amor que tenía a cada personaje.
¿A qué tipo de lector va enfocada la novela?
Es una novela muy emocional. Sabes que como pasa con las películas, hay algunas muy físicas y otras más de sentir emociones. Va dirigida, sobre todo, a un lector que quiera emocionarse, que al final es lo que pretendo. Para un público que quiera emocionarse o sentir mientras lee.
¿Y tienes ya algún nuevo proyecto?
Sí, estoy escribiendo una nueva novela, que ya la tengo muy avanzada. Con el confinamiento he adelantado bastante y espero terminarla para el año que viene.
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