Igual que Juan Espinosa, pintor del barroco español, dibujaba bodegones con racimos de uva, manzanas y ciruelas en el siglo XVII; en el 2018, en pleno siglo XXI, Antonio Lara (Jerez, 1985), pinta un bodegón con una bandeja de plástico con pollo del Mercadona sobre un mantel de lunares. "Si pintaran pollos muertos en el siglo XVI lo harían de otra manera...", ríe. Con la intención de observar la realidad que nos rodea y de plasmarla tal cual al óleo en un lienzo, Lara ha conseguido que su obra Bodegón con pollo muerto, haya ganado el primer premio en el XLIII concurso internacional de pintura homenaje a Rafael Zabaleta (Jaén).
"Me interesa estudiar el espacio natural que tengo delante", dice el pintor jerezano. Cuenta que de pequeño vivió largos días en soledad en el campo, donde residía, ya que su familia siempre se ha dedicado a la viticultura. "Casi siempre estaba solo y de chico desarrollé mi capacidad de observación por no estar aburrido... Lo que yo hago ahora es lo mismo, me pongo delante de lo que quiero representar y los observo. Sigo jugando un poco como cuando era chico", comparte. "Trato de ser lo más sincero posible con lo que tengo delante de mi. No me gusta inventarme la realidad. No me interesa, por eso uso lo utensilios de medidas para ser muy concreto y ver qué es lo que está sucediendo delante de mi", añade.
La obra premiada 'Bodegón con pollo muerto', de Antonio Lara.
Lara, especializado en el realismo naturalista, utiliza un método con cuerdas (horizontales y verticales) para estudiar el espacio y trasladar esas mediciones al cuadro. "Lo que hago es estudiar la perspectiva de lo que sucede de una manera más concreta. A esto se le llama perspectiva curvilínea, una perspectiva que yo obtengo a través de la medición de la realidad con esas cuerdas, con mis utensilios, gracias a la observación y a estos instrumentos saco esta perspectiva, la más cercana a la visión del ojo", explica a lavozdelsur.es.
Señala que con la obra premiada utilizó esa misma técnica y que le dio la perspectiva curvilínea. "Nuestro ojo tiende a curvar todas las rectas y yo tiendo a representar eso", incide. Este joven pintor estudió Bachillerato en la Escuela de Arte de Jerez y cursó la carrera de Bellas Artes en la Universidad de Sevilla, donde se especializó en Pintura y Restauración. "La única cercanía a las artes en el terreno familiar ha sido la sensibilidad de mis padres con la naturaleza", indica. Además que desde pequeño siempre le han incentivado su pasión por la pintura: "Mis padres vieron que se me daba bien y ellos me apoyaban facilitándome materiales". Antonio Lara comenzó a desarrollar su vocación desde los 8 años, cuando una tía suya le regaló un maletín de pintura.
El pintor jerezano Antonio Lara. FOTO: ANTONIO LARA.
Gracias a su talento y a su dedicación, hoy Lara vive del arte. "A veces hay momentos muy buenos y otros menos buenos", señala el joven jerezano que explica que a día de hoy sobrevive gracias a los premios económicos de los certámenes y concursos nacionales de pintura. "De mayo a aquí, en un curso con Antonio López en Almería, me han adquirido una obra para el Museo García Ibáñez, en Almería". Y hace menos de un mes que ha logrado dos primeros premios, en Jaén y El Puerto.
"Pero no sé lo que va a pasar el mes que viene, es un poco lo que va sucediendo, cada vez que uno va avanzando vas teniendo más posibilidades económicas... No obstante, sin la ayuda de mi familia, que le pasará a casi todos los artistas, sería casi imposible seguir adelante", se sincera Lara. "Es un trabajo precario, sobre todo para los que estamos empezando ahora, aunque, como decía Luis Gordillo, un pintor sevillano, la juventud del artista llega hasta los 60 años. Estamos siempre en la incertidumbre", concluye.
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