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'El padrino', versos y épica para el mito

Reseña del libro 'Los amores de Michael y Kay', escrito por José Manuel Begines Hormigo y publicado por Cuadranta Editorial. No se trata de un poemario con fines líricos en el sentido sentimental, sino de un largo poema narrativo

22 de abril de 2025 a las 19:25h
Michael Corleone y Kay Adamas, en una escena de 'El Padrino'.
Michael Corleone y Kay Adamas, en una escena de 'El Padrino'.

El poeta nunca se cansa. A veces su poesía da un giro inesperado, desconcertante, un salto de equilibrista sobre la pista del circo de los versos. Ese es quizás el salto para incrédulos de José Manuel Begines Hormigo en Los amores de Michael y Kay (Cuadranta Editorial, 2025), un poeta suficientemente solvente que ha sido reconocido con varios premios y últimamente con el Internacional Gil de Biedma. Quizás haya que aclarar que el título alude a Michael Corleone y Kay Adams, novia, esposa y madre de los hijos de la pareja. De él quizás no haga falta decir nada. Sus vidas (sobre todo la de él) son leyenda más por el cine que por la literatura. La ficción los ha convertido en mito y posiblemente en realidad. El siglo XX pertenece a personajes tan sanguinarios como este, igual que lo es también de seres aparentemente inofensivos como ET, Gilda o Superman, que se ganaron la atención sin mancharse de sangre. Ahora con las redes en marcha los héroes puede que terminen siendo otros.

El cine ha construido un mito y quizás esa sea la explicación que lleva a Begines a entender la octava real como el instrumento adecuado para enhebrar su vida. No tiene este poemario por tanto fines líricos en el sentido sentimental, convirtiéndose en un largo poema narrativo, al modo de la épica culta renacentista, con el que contar una epopeya que puede pertenecer —según como queramos entenderla— a la realidad o a la leyenda, como ocurre con todas las clásicas. Antes el vehículo de formación fue oral, mientras que en esta ocasión el camino se ha andado a lomos literarios con El Padrino de Mario Puzo, y sobre todo del cine bajo la dirección de Francis Ford Coppola. ¿Verdad o leyenda tras ellos? Hay tanta presencia de la mafia en el mismo siglo XX que elegir parece un imposible. Así que a esta fantástica historia solo podían esperarle estas sesenta y cinco octavas reales, incluyendo el exordio y el epílogo correspondientes, para convertirla en épica, para ponerle, a la antigua usanza y haciéndola moderna, letra a la historia, en la que no faltan, por no apartarse del modelo clásico más de lo necesario, ni los dioses del Olimpo.

Portada del libro.
Portada del libro de 'Los amores de Michael y Kay'.

Versificar a base de endecasílabos —versos de once sílabas— no es como comprenderán una tarea fácil, ya lo advertimos al principio, porque en ello hay en los tiempos modernos mucho de salto al vacío y otro tanto de malabarismo. Jugar con el lenguaje, huir de lo cansino de las rimas, del corsé que supone la estrofa, e hilarla con coherencia, entreteniendo y haciendo desvariar la gramática hasta lograr el ritmo consonante necesario, no es fácil hoy ni lo sería cuando Boscán o Garcilaso. Begines juega la partida y la gana a mi entender con soltura y a veces hasta con gracia.

Y así mientras todo eso pasa, es obvio que la poesía emerge y se hace visible: “¿Por qué me amaste si el amor se acaba / si no fueron verdad tus juramentos, / si pensabas huir de mis caricias / y apagarme el amor con injusticias?” (o. 19); “¿Por qué te has ido solo y estoy sola? / ¿Por qué tu adiós me arrasa y me desola?” (o. 21) o “con qué sutil firmeza descalabras / mis íntimas riberas, montes, sotos / solo poblados ya por las macabras / flores blancas del olvido de los lotos” (o. 42).

Hay, como en casi todo texto literario que se precie, un trasunto que podría diluirse en la lectura, pero que se anuncia por el poeta en el prólogo y que es quizás la disyuntiva que se sobrepone a toda la épica delictiva a que nos acostumbró el cine norteamericano cuando puso en pie esta historia rodada entre Nueva York y Sicilia: ¿Puede un hombre con tanta sangre en sus limpias manos ser otro cuando ama? ¿Existe verdaderamente el amor cuando a casi todo lo cruzan las balas del negocio, del ajuste o la venganza? Begines nos lo advierte en el prólogo: “Si no llega a buen término el Amor, es solo culpa de los torpes amadores. Así, el Amor no se confunde nunca, no comete errores y todo error se debe a la falta del pecho duro que no supo brindarle albergue, darle abrigo ni ofrecerle asilo. No te sorprenda, querido amigo, que el Amor lanzara sus flechas contra el mayor criminal que han visto los siglos (…). No te sorprenda que fuera (…) la frágil Kay, su enamorada” (p. 9). Y es que en lo literario hay siempre un envés que solo perciben quienes se acercan al árbol y apartan las hojas. Y esa vuelve a ser la clave de este poemario atrevido y singular.

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MANUEL BERNAL WEB

Manuel Bernal

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