Amalia Vilches Dueñas nació "en Graná", en un año —bromea (pero no lo dice)— que "la ley no me permite decir". Por circunstancias de la vida, acabó en una tierra de acogida que ya es su casa, Cádiz. Y por los vericuetos de su intensa labor de documentación previa a la escritura, ha acabado novelando parte de aquella ciudad constitucional de hace 200 años. Beatriz (Good Books, 2020), cuya protagonista lleva por nombre el de la más pequeña de sus cuatro hijas, es la joven que sirve de eje a una historia que arranca en la capital gaditana en 1814, con el regreso del exilio de Fernando VII, la abolición de la Constitución liberal de 1812, y la restauración del absolutismo con la restitución de los privilegios a la nobleza y a la Iglesia, y la resurrección de la Inquisición. La ciudad-isla se convertirá en campo de batalla entre liberales y seguidores del rey felón. Un periodo que concluirá en 1820 con la proclamación, nuevamente, de la Constitución del Doce, la Pepa, y el comienzo del llamado Trienio Liberal.
En ese contexto, Amalia Vilches ha dibujado un personaje que bien podría representar un feminismo germinal en una España donde no solo había compraventa de mujeres esclavas negras, sino que en la propia Constitución promulgada en Cádiz, tan progresista y con sobrenombre de mujer, éstas quedaban relegadas a un papel absolutamente secundario, "sin categoría de ciudadanas".
Profesora de Lengua y Literatura de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) durante 35 años, la autora entremezcla la historia de la lucha por la libertad y la transgresión de las convenciones sociales de Beatriz con los aspectos más siniestros de la convulsa sociedad de la época. Una primera entrega que, adelanta la escritora y también correctora ortotipográfica y de estilo, tendrá continuidad siguiendo la cronología histórica donde muere esta entrega.
Hija de un médico analista, pasó su infancia en Úbeda y es la biógrafa de Fernando Quiñones, en una publicación de Alianza Editorial, Las crónicas del hombre (2006), que pasó a la historia por el retrato que ofrece de la vida y obra de este gaditano universal. Además, ha editado un par de antologías de relatos, Y se quedó en Al-Andalus y Qué me cuentas, entre otras publicaciones y numerosas colaboraciones literarias.
La entrevista, por vía teléfonica, se produce horas antes de la puesta de largo de la novela en la Fundación Caballero Bonald, en Jerez, donde Amalia Vilches ha sido presentada por Magdalena González. Un encuentro que se produce, además, en el Día de las Escritoras. Una conmemoración que se celebra en España desde hace cuatro años "para recuperar el legado de las mujeres escritoras, hacer visible el trabajo de las mujeres en la literatura y combatir la discriminación que han sufrido a lo largo de la historia".
"Me tengo por un escritor del pasado", dijo alguna vez Fernando Quiñones. Su anterior novela, La cabellera de fuego (2015), se desarrolla durante los reinados de los reyes visigodos Leovigildo y Recaredo. ¿Es usted también un poco voyeur por ese visillo de la ventana que asoma a la historia?
No sé por qué he llegado a la historia, no sé si seré una voyeur o no de la historia, pero soy filóloga y es verdad que me habría encantado hacer también Historia. A mí Beatriz llego por un querido antiguo alumno, Javier Freire, que me habla de un personaje gaditano del siglo XIX muy desconocido. Nunca había pensado en escribir algo del Cádiz histórico, pero empiezo a documentarme sobre este personaje y me enamora el Cádiz de la época. Entonces, de todo lo que me documento y leo, pienso que me va a salir una novela que no tendrá nada que ver con lo que me sugirió Javier, pero que es un personaje de ficción llamado Beatriz que está situado en un periodo histórico super importante, de lo cual me he dado cuenta bastante más tarde de cuando empecé esta historia. Este periodo llega hasta 1820 cuando los liberales, contrarios a un rey que fue un oprobio para nuestra historia, que fue una vergüenza, instauran el Trienio Liberal. Beatriz es una mujer liberal, que no fue la única en la época, y en torno a ella está la historia del momento en Cádiz y España.
¿Qué tiene usted de Beatriz, o mejor dicho, qué tiene Beatriz, el personaje de su nueva novela, de usted?
Tengo a mis hijas, Natalia, Cristina, Marta y Beatriz, y después de pensarlo mucho, de acuerdo también a la época que retrato, le puse el nombre de mi hija pequeña. De entrada, está mi hija pequeña. ¿Qué hay de mí? Estoy a favor de las libertades, en contra de todo lo que sea dictatorial. ¿Sabes lo que era Fernando VII? De vuelta del exilio lo primero que hizo fue resucitar la Inquisición, y los privilegios de la nobleza y la Iglesia. Una Iglesia que estaba en contra de todo lo que fuese libertad. La historia se puede enfocar de muchas maneras y yo la he enfocado desde el punto de vista liberal, por supuesto.
"Estoy a favor de las libertades, en contra de todo lo que sea dictatorial"
¿Cada libro tiene algo de uno mismo, aunque parezca una obviedad?
Por supuesto. De la historia de ese periodo sabía lo que había estudiado, y hay mucho que se inventa que es parte de una, claro que sí.
Hay una esclava negra manumitida en la novela, como el último eslabón de una sociedad acomodada. ¿De alguna manera quería remarcar con este personaje que, pese a todo, sí hemos evolucionado en este país desde el siglo XIX?
Hemos evolucionado relativamente. Cuántas cosas no se han cambiado, seguimos anclados en el pasado de muchísimas cosas sociales y demás. En mi libro hay una esclava manumitida, Anselma, que es como de la familia para Beatriz y se la va a llevar consigo cuando se case. El personaje es fruto del trabajo de documentación en la prensa gaditana del momento; leí en el Diario Mercantil cómo vendían a una mujer, no recuerdo si era 1819 o 1820. La esclavitud en aquella época seguía. Hoy día, en cuanto a la situación de la mujer, hemos progresado, por supuesto, pero no se ha conseguido todo lo que se debía haber conseguido. ¡Qué te voy a contar; pero si es que hace nada, en los años 70, te ibas a comprar un piso o abrir una cartilla al banco y tenías que tener permiso del marido o del padre! Yo eso lo he vivido.
"Hemos progresado, pero hace nada yo he vivido que la mujer tenía que tener permiso del padre o del marido para comprar un piso o abrir una cartilla en el banco"
¿Sirven las redes sociales para cambiar esa realidad?
Son super importantes, pero reconozco que las uso poco porque soy bastante vaga para esas cosas. Las cosas se consiguen, pero muy poco a poco.
Escritora, correctora, fue profesora… ¿Se tiene por ratón de biblioteca?
No, para nada (ríe). Me encanta disfrutar de la vida, salir, ir a la playa, ir a festivales, como el de flamenco de Jerez… Hay tiempo para todo.
¿Le interesa más la novela histórica por lo que tiene de actual o por aquello de saber de dónde venimos para ver a dónde vamos…?
Claro que somos resultado de todo lo que tenemos detrás, del sitio en el que nos ha tocado vivir..., tenemos los genes y el peso de la historia detrás, pero nadie tiene idea de quiénes somos y a dónde vamos… me gustaría saberlo. Y, a pesar del momento tan terrible que estamos viviendo, y donde me siento tan solidaria con todos los que sufren, mi época es esta y con ella me siento comprometida. No sabemos dónde vamos a ir, pero lo importante es estar y luchar. A lo mejor no se puede hacer de otra manera, pero podemos elevar nuestra voz para que se oiga.
Esta novela habla del enfrentamiento de las dos Españas. 200 años después, ¿no hemos aprendido nada?
Creo que no. No te digo más que escuchemos las noticias, leamos la prensa y nos daremos cuenta de que no hemos aprendido nada. Quiero que no se pierda de vista que mi novela es literatura, he sido profesora de literatura toda mi vida, desde pequeña leía como una loca en casa de mis padres, Mi padre tenía una hermosa biblioteca y sigo siendo una devoradora de libros, pero también retrata que 200 años después en España no hemos aprendido a dialogar. La manera de entenderse es hablando. Es una pena que en estos tiempos no seamos capaces de dialogar con las prioridades que hay y que están tan claras. Somos muy pocos generosos y creo que es un defecto de los españoles, a lo mejor empezando por mí misma.
"Tenemos los genes y el peso de la historia detrás, pero nadie tiene idea de quiénes somos y adónde vamos… me gustaría saberlo"
¿Qué le hubiese gustado que dijera su admirado Fernando Quiñones después de haber leído esta novela?
(Se emociona) En mi novela hay un homenaje a Fernando Quiñones… Hay un momento en el que mi heroína está en un ventorrillo de esos que hay a la salida de Cádiz, disfrazada de hombre porque la mujer no podía o no debía estar allí. Y está con su enamorado, rodeada de esa gente de bronce que canta letras como preludio del flamenco, y hay una mujer que acaba de tener a un hijo, entre los atunes, a la salida de Cádiz... Ahí está el nacimiento de Juan Cantuero, La canción del pirata… y más cosas, yo hago un continuo homenaje a Fernando. Y pienso que le gustaría; estoy segura de que le gustaría.
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