"Si queremos vender la capitalidad de Jerez para 2031, necesita darle un impulso al patrimonio, ponerlo en valor y hacerlo accesible". Son palabras de Antonio Aguayo Cobo, licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Santiago de Compostela y doctor por la Universidad de Cádiz. Este martes ha ofrecido en el Ateneo la conferencia Vida y obra de Pedro Fernández de la Zarza. Un maestro del Renacimiento en Jerez.
Dentro del programa conmemorativo del V centenario del inicio de la construcción del Puente de Cartuja se encuadra el análisis del historiador, cuyos estudios se han centrado en el Renacimiento, tanto de Santiago de Compostela como de Jerez, sobre el que centró su tesis doctoral.

"Pedro Fernández de la Zarza es, con Fernando Álvarez, la figura más importante del Renacimiento de Jerez, pero aporta un punto más avanzado porque ha viajado, ha visto cosas probablemente en Italia y trae un gusto mucho más moderno. Es mucho más estructural y aporta una novedad muy importante: el renacimiento jerezano y sobre todo él se ha empapado no solo de cultura arquitectónica, sino también de las últimas corrientes de pensamiento que circulan por Europa, y estoy hablando sobre todo del erasmismo. Sus programas iconográficos están empapados de cultura erasmista, con lo cual él da un punto de vista muy disonante en relación con lo que es la mentalidad más conservadora de Jerez", explica Antonio Aguayo a lavozdelsur.es.
El historiador considera que el Renacimiento es "el punto de partida para la modernización" de Jerez. "Al igual que toda la baja Andalucía, hasta 1492 Jerez ha estado acechado por las razias musulmanas. A partir de 1492 se rompen las murallas, ya no hace falta estar a la defensiva. Entonces la ciudad empieza a expandirse y la vieja aristocracia empieza a modernizarse. Llegan también los grandes comerciantes, sobre todo genoveses, y entonces enlazan con la aristocracia jerezana y se produce un fenómeno muy importante que es la modernización. Es fundamental en la primera mitad del siglo XVI como un avance fundamental en la mentalidad de la cultura jerezana".

Se conoce muy poco de la vida de Pedro Fernández de la Zarza. A partir de su obra, el historiador es capaz de interpretar que procede de una familia enraizada en la arquitectura. Su abuelo fue el que hizo una parte de la catedral de Sevilla, la iglesia de Santiago, o la Prioral de El Puerto y fue una gran influencia.
Señala Antonio Aguayo que Pedro Fernández de la Zarza es el artífice del Puente de Cartuja porque hasta ese momento, hasta que él coge las obras, "el puente se había ya derrumbado varias veces. Las fuertes crecidas lo arrastraban. Cuando se hace cargo, en primer lugar cambia el tipo de piedra, porque lo que hace es abrir una nueva cantera cerca de la Cartuja, que es la piedra martelilla, y que es mucho más firme. Después lo que hace es una configuración del puente, donde encima de los tajamares se le pone unos aliviaderos de tal manera que el agua, cuando es muy fuerte, puede pasar a través del puente, de tal manera que resiste las embestidas de las crecidas".

En opinión del experto en la figura de Fernández de la Zarza, la Iglesia de San Miguel, es "su obra máxima y cumbre. Es cierto que siempre hay un arquitecto que es el que firma las obras, está Diego de Riaño, está Martín de Gainza, pero él siempre es el que está a pie de obra, él es el responsable último y final de la obra. Y hasta el punto de que en la Capilla del Socorro él llega a firmarla, estampa su firma en la piedra. En la Capilla del Socorro representa unos desnudos muy atrevidos, unos desnudos masculinos que provocan la ira de la sociedad. Gente jerezana del momento lo demandan, lo acusan e incluso lo llevan al tribunal de Granada, pero la obra sigue adelante y persiste, porque realmente es una obra absolutamente maravillosa".
Aguayo lleva más de 40 años viviendo en Jerez y durante casi todo ese tiempo estuvo dando clase en el IES Caballero Bonald. Hizo la tesis sobre el renacimiento jerezano y ahí es donde descubrió a Pedro Fernández de la Zarza, al que define como "una figura enigmática. Detrás del retablo actual, el de Martínez Montañés, hay otro que está destruido, pero que todavía persisten los restos. Fernández de la Zarza hizo uno en piedra, pero duró muy poco tiempo porque a los pocos años de morir lo destruyeron a base de pico y martillo. ¿Por qué una obra que ha costado tantísimo dinero, que es en piedra, que estaba hecha para siempre, se destruye a los pocos años? Probablemente porque fuera incómoda para la sociedad jerezana de entonces".

Siendo experto en arte, es interesante conocer su opinión sobre cómo proyecta Jerez su valor arquitectónico. "Jerez necesita un impulso a nivel patrimonial, no hace falta nada más que darse una vuelta por las mañanas por el casco viejo de Jerez y ves un montón de turistas que se encuentran cerradas las iglesias y los palacios. Jerez es una ciudad que tiene un patrimonio histórico, arquitectónico y artístico de los más importantes de Andalucía. Necesitamos mirar hacia adentro, hacer un examen de conciencia y ponernos las pilas porque se merece ese impulso y poner en valor el patrimonio que tiene, que es inmenso".
Defiende un museo de etiquetas de vinos
Antonio Aguayo está trabajando en las etiquetas de los vinos del Marco del jerez y está convencido de que merecen contar con un museo en la ciudad: "Soy un enamorado del vino de Jerez, que es inconmensurable. Las etiquetas son obras de arte en papel, sobre todo esa etapa que va desde el último tercio del siglo XIX, primer tercio del siglo XX hasta la Guerra Civil. Ahí las etiquetas cuentan historias, nos hablan de un mundo, de una sociedad. A través de ellas podemos ver cómo es la sociedad jerezana".
El historiador señala que en el Consejo Regulador hay expuestas bastantes etiquetas, pero considera que "haría falta un museo de las etiquetas, donde hubiera una recopilación para exponerlas. Hay grandes coleccionistas como Paco Odero, pero son colecciones privadas. Haría falta hacer públicas esas colecciones o simplemente que el Consejo Regulador o el Ayuntamiento montara un museo de la etiqueta del vino de Jerez porque es un mundo realmente apasionante".