'Ese sabor antiguo de las obras', de Javier Sánchez Menéndez

"Nacen los hombres, / y las mujeres, / y los pájaros. / Sin premisas ni reglas, / tan solo el resultado, / abandonar el dogma / por el hecho de ser dogma, / o principio, o creencia; / desechar fundamentos / y establecer un único orden / de las cosas. / La palabra interviene / sin instrucciones. / ¿Qué corazón escribiré / mañana? / Mueren los hombres, y las mujeres, / y los pájaros". Javier Sánchez Menéndez.

Javier Sánchez Menéndez nos regala en este año un nuevo poemario titulado Ese sabor antiguo de las obras. En alguno de mis artículos sobre sus obras ya escribí que Sánchez Menéndez es un voraz lector, analista de su tiempo e inconformista empedernido con el contexto y la realidad que nos circunda. Tras la inmersión en el mundo del aforismo, retorna a la poesía, a su poesía pura con este manual de vida y muerte. Convierte 98 páginas en un manual de filosofía de vida y de muerte. Pero en esta ocasión, se nos presenta como un poeta más sosegado, más contemplativo, más maduro y más humano.

No es solo que la edición de este poemario sea preciosísima, que lo es, sino que el contenido viene dosificado en tres partes deliciosas: contemplar, atender y entender. Tres partes en las que se dedica a pasear practicando los infinitivos anteriormente citados, a plantear y replantear temas universales bien traídos al siglo XXI. De Mozart a Mayakovski, de Lezama a Goethe, va escudriñando contemplaciones entre constantes “pájaros”, esa imagen recurrente a la que nos tiene tan acostumbrados. La vasta formación filosófica del autor marca también en este poemario no solo el ritmo sino también el contenido de sus versos que no dejan de ser soliloquios cargados de sentencias. “La luz de la mirada es nuestra alma”. Sánchez Menéndez nos regala un poemario para la reflexión y el sosiego entre la vida y la muerte y la muerte y la vida. El poeta parece transformarse en el erudito del año 1200 al que cita en sus páginas, Yalāl ad-Dīn Muhammad Rūmī, y nos lleva a través de la meditación a alcanzar la serenidad, felicidad y paz interna tan necesarias para afrontar este mundo que tan a contracorriente nos acostumbra a la mentira, la sombra y la deshonra. Sánchez Menéndez quiere seguir siendo “ese niño que amaba la vida que no existe,/ una vida sin triunfos ni criterios, ese sabor antiguo de las cosas”.