La conciencia del movimiento como punto de inflexión en su proceso y evolución como bailaora y coreógrafa
Ana Morales (Barcelona, 1982) llega a Jerez para presentar en el festival de baile flamenco más importante del mundo su última producción: Peculiar. Estrenado en el Teatro de la Villette de París en 2023, la bailaora catalano-sevillana, Premio Nacional de Danza de 2022, será la protagonista en el Teatro Villamarta del principal espectáculo del día el próximo jueves día 29 de febrero con una propuesta que define como “un engranaje perfecto de piezas que pueden sobrevivir solas y pueden sumar juntas, al no tener una historia lógica ni explícita que contar”.
Junto a ella profundizamos en esta entrevista concedida a lavozdelsur.es sobre diversos aspectos tanto de Peculiar, como del trabajo de conciencia del movimiento en el que se encuentra inmersa desde hace algunos años y que están forjando en ella un estilo propio y un discurso singular en la danza y el flamenco, gracias a la búsqueda incesante de “escuchar y hacer lo que quiere mi cuerpo”.
Vamos a Jerez con Peculiar con un formato nuevo, porque tenemos una baja temporal que es la de Ricardo Moreno, que en esta ocasión no puede estar, y como ahora vamos a tirar con un formato grande a nivel técnico y a nivel artístico, lo hemos arreglado musicalmente para que pueda encajar bien, porque no quería otro guitarrista que no fuera Ricardo.
Para mí la música de Ricardo es la música de Peculiar, pero como teníamos las cuerdas también de Ana Crisman, pues pensé en esta nueva versión de guitarra grabada. Obviamente, hay algunas piezas que se han tenido que modificar para que la grabación quedara bien. Entonces, por ese lado, yo creo que visualmente funciona exactamente igual. Musicalmente, creo que también ha quedado una versión muy interesante.
"No puedo bailar sin estar profundamente metida dentro de mi cuerpo de manera consciente"
Y luego a mí me apetecía meter una pieza que se hizo en Alemania. Se introdujo una rondeña de Ana Crismán que me apetecía mucho hacerla y la hemos incorporado sin ningún tipo de problema, porque es cierto que Peculiar para mí tiene un engranaje perfecto de piezas que pueden sobrevivir solas y pueden sumar juntas, al no tener una historia lógica ni explícita a la que contar, sino que son una abstracción de piezas ritualizadas entre nosotros.
Precisamente, lo que yo quería, es que ellos sacaran su parte más singular en un espacio descontextualizado, es decir, que no necesitaran cada uno de ellos todo ese armamento que necesitamos a veces o la bailaora que necesita para bailar, que le canten bien, que le toquen bien todo ese arrope.
"Llegar a sentir la transmisión de energía en un escenario es muy difícil"
El Choro como bailaor, ¿cuál es su parte más esencial? ¿Ese bailaor desnudo de piel que no necesite esa guitarra, que no necesite ese cante, sino que él baile solo lo que nace de él, sin que haya inputs externos? Pues exactamente igual para todos. ¿Qué necesitamos para que salga nuestra esencia sin que necesitemos todos esos artificios que están estandarizados en el flamenco? El flamenco prevalece por sí solo, tanto el baile como la guitarra y el cante.
Peculiar es flamenco desprovisto de todos esos artificios, en su esencia más completa. Además, el 70% de Peculiar es improvisación, dentro de unos cánones que hemos establecido en cada ritual, como ellos lo llaman, aunque yo le digo pieza. Probablemente, quien ya lo haya visto vea cambios. Por un lado, los que se han programado en el espectáculo, pero, por otro, el momento en el estado en el que cada artista se encuentre.
"No hubiera hecho 'Peculiar' si no hubiera hecho 'La Cuerda Floja' y, antes, 'Sin permiso, canciones para el recuerdo', seguro"
Claro, pero esa es la historia que necesita cada uno de mis espectáculos. Simplemente, me ciño a lo que necesita mi historia personal o cada reflexión que quiero abordar. No hubiera hecho Peculiar si no hubiera hecho La cuerda floja y este, a su vez, si no hubiera habido un Sin permiso-Canciones para el recuerdo. Entre otras cosas, porque yo tengo un trabajo evolutivo de cuerpo y de movimiento que necesita un contexto específico en cada momento. Es cierto que Sin Permiso–Canciones para el recuerdo me marcó y creo que fue un punto de inflexión en mi manera de enfocar la danza y enfocar el flamenco. Fue como un encuentro con mi persona y fue como tomar conciencia de mí. Con esto, me refiero a que hay un trabajo corporal, de conciencia y de movimiento que llevo haciendo durante mucho tiempo, que empezó en Sin permiso–Canciones para el recuero y que, en La cuerda floja, le di rienda suelta a toda esa necesidad de articular y de descomprimir todos los cánones estructurales en mi cuerpo. Peculiar es llevarlo a un lugar mucho más interesante, que es escuchar y hacer lo que quiere mi cuerpo. La energía del flamenco para mí es eso, es sal y baila. Es verdad que hay otro tiempo más complicado. No te da tiempo ni de pensar. Tú puedes improvisar con base en algo que buscas en ese momento y tú puedes improvisar con base en lo que quiere tu cuerpo en ese momento.
"El 70% de 'Peculiar' es improvisación, dentro de unos cánones que hemos establecido en cada ritual"
En el caso que nos ocupa, en Peculiar —y hablo de mí y de lo que yo quiero— hay una búsqueda real en esa soledad. Por ejemplo, empiezo con Tomás de Perrate con una parte que está sampleada, ¿qué le pasa a mi cuerpo? Desde las herramientas que yo tengo, desde flamenco y la danza, no puede ser igual una soleá que yo le baile a Tomás de Perrate así, que una soleá que le baile a Esperanza Fernández cuando me toca Miguel Ángel Cortés. No puede ser. Y yo no quiero que sea. No habría autenticidad del movimiento real en ese momento, ni una soleá bailada, que luego se evoluciona al arpa. Ahí, hay toda una historia que es lo que yo trabajo en Peculiar.
No puedo bailar sin estar profundamente metida dentro de mi cuerpo de manera consciente. Llevo tres años trabajando en esa parte, que va por un lugar que para mí se está haciendo cada vez más importante y cada vez más grande. Escuchar a tu cuerpo en cierto modo no deja de ser esa meditación o esa reflexión sobre lo que te pasa. El baile es una meditación, que además es real.
"Sin Permiso–Canciones para el recuerdo' fue un punto de inflexión en mi manera de enfocar la danza y enfocar el flamenco"
Llegar a sentir la transmisión de energía en un escenario es muy difícil. Y más en ese momento presente, sin pensar en todo lo que hay en tu alrededor, es un estado que no todo el mundo consigue, ni siquiera no todos los artistas consiguen. Entonces, entrar en esa meditación, entrar en ese ritual real, es lo que yo intento y lo que esa es la conciencia con la que yo trabajo en el escenario. Y esa manera de respirar y de estar dentro de tu cuerpo, es la que hace que a la gente le llegue la energía real.
Yo he descubierto que para que algo trascienda, para que un movimiento trascienda profundamente, tiene que venir de un lugar muy profundo y hay gente que lo tiene de forma natural y hay gente que no. Y entonces la gente que a veces no lo tiene de manera natural, necesita otras herramientas para poder confabular todo eso. Pero cuando tú trabajas desde el movimiento, desde un lugar muy power, tu piel se eriza en ese momento y eso puede viajar muy lejos.
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