"Esta noche es mi confirmación", declara Gema Moneo instantes antes de salir al escenario del teatro Villamarta para presentar por primera vez ante el público su nuevo espectáculo. Cuando finaliza y hace la paraíta de rigor en La Manzanilla, la casa gastronómica del festival durante estas semanas, respira aliviada y reconoce que ha disfrutado sobre el escenario: "Me siento vacía por dentro, pero me he divertido. Ante todo, quería disfrutar de este momento".
Faltan menos de dos horas para que empiece el espectáculo y Gema Moneo (Jerez, 1991) realiza el último ensayo general acompañada de su elenco.
En ese momento, Gema es directora además de bailaora. Hasta el último minuto realiza ajustes de sonidos y luces, indica posiciones y recuerda los detalles a tener en cuenta mientras que baila una última farruca a los sones de piano de Melchor Borja.
"Siento que primero tengo que contar esta historia, la mía propia"
Entre bastidores, María Vizárraga escucha atenta. Sobre las tablas, Miguel Lavi y Antonio El Pulga acompasan sus cantes con los movimientos estratégicos de Gema durante la función. Jesús Agarrado El Guardia, padre de la protagonista, ensaya unos acordes fuera de escena. "Vamos a hacer lo que mejor se nos da, otra cosa no sabemos", le dice a su equipo artístico antes de pasar corriendo a los camerinos. Toda una declaración de intenciones de lo que va a ser su espectáculo, que abandera el "flamenco tradicional" y "huye de los silencios".
Es aquí, en camerinos, donde la artista pasa el último rato antes de lanzarse a las tablas. Sara Cepero, una de las mejores amigas de Gema, la ayuda con el vestuario y el maquillaje, todo en apenas media hora. El espectáculo que presenta se llama Atrevida y es "un manifiesto al origen más original, la esencia de lo auténtico", aunque en un golpe de sinceridad y nervios, bromea con que más que "atrevida" debería llamarse "enervada y atacada". Los nervios y la alegría conviven en un momento tan crucial en su trayectoria.
—A ser yo misma. Hoy en día es un atrevimiento salir a bailar lo que una siente, sin contar muchas historias. Siento que primero tengo que contar esta historia, la mía propia.
La historia de Gema está ligada al flamenco desde la cuna, aunque de pequeña no era del todo consciente del privilegio que suponía ser sobrina de Manuel y Juan Moneo El Torta o hija de El Guardia. Su familia, Los Moneo, ha impregnado la personalidad de la artista, que lleva en esto del baile desde los cuatro años, cuando comenzó a dar clases con Manuela Carpio. A lo largo de su trayectoria, ha seguido aprendiendo con Ana María López, Eva Yerbabuena, Rocío Molina, Rafaela Carrasco, Belén Maya, Manuel Liñán, Mercedes Ruiz, Andrés Peña o Marco Flores. Con Farruquito vivió su despegue artístico y en 2018 recibió el Premio Artista Revelación por El sonido de mis días.
"¿Estoy guapa?", le pregunta a su amiga Sara mientras fuma un último cigarro en el patio trasero del Villamarta. Antes de salir pide una foto con su marido, el pianista Melchor Borja. Gema baila, pero Gema también canta, y así arranca su espectáculo. Moneo ha querido que esta intervención sea una sorpresa para el público.
Cuesta pensar, una vez se abre el telón, que apenas un rato antes todo parecía estar por montar. Los espectáculos viven en la mente de sus creadores y se materializan poco a poco, a modo de puzzle, con todas las partes que integran la obra. En los ensayos se visualizan fragmentos y se intuyen retazos de lo que va a ser, pero no es hasta el momento culmen que el engranaje empieza a funcionar y el trabajo de meses, o incluso años, toma forma.
Atrevida, la historia de Gema, acude a San Miguel y hace su particular homenaje a Lola Flores cuando canta aquello de "temperamento para querer, temperamento para cantar, temperamento para poner en pie la gente que está sentá".
Tras este alarde de barrio y de sentir el respaldo de los suyos, de llevar un trozo de La Plazuela al Villamarta, Gema termina la noche abrazando a su hija Gema, que con dos años ya no para de correr —con temperamento— hacia los brazos de su madre. Un eslabón, veremos si flamenco, de esta historia de atrevimiento a ser una misma.
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