El domingo pasado, mientras en el exterior llovía a cántaros, la peña Buena Gente, en la plaza Basurto, nos acogió con el mismo cariño y generosidad con que el flamenco acoge a quienes aman este arte aunque, en principio, no tengan nada que ver con la calle Nueva o la Plazuela.
La directiva de la entidad flamenca, que celebraba el espectáculo de la bailaora nipona La Yunko —último premio Desplante en el Festival de Las Minas en La Unión—, estaba desbordada por la avalancha de público, cada uno de un país distinto, de su pare y de su mare, pero no se le iba a nadie la sonrisa... ni para mandar callar a quienes comían carne con tomate y berza maridada con un buen amontillado en el ambigú.

Si no fuera por este ambiente, por este caldo de cultivo tan especial, probablemente el Festival de Jerez sería otra cosa. Y otra cosa probablemente peor: menos pura, menos convivencial, menos entrañable. Quienes recordamos los trasnoches en Don Antonio Chacón y El Colmao, sabemos lo que valen esos encuentros de madrugada. Ese Miguel Flores cantándole a los que pintan los pasos de peatones. Y también lo mucho que han aportado esas noches eternas, con El Torta apareciendo en pijama por el garito de Carlos Grilo, a la historia de casi 30 años de muestra de baile flamenco y danza española.
Como aquello, el valor de las peñas es igual al valor de El Pasaje con sus shows flamencos diarios o al off de Mario González en La Guarida, que hace grande esa máxima de Beckett dedicada a la perseverancia. Gente que contribuye a construir lo que es el Festival más allá de su programación oficial y que, como Fernando Rojas, en La Manzanilla desde hace más de 30 años, se merece una sonora ovación.
III edición de la Fiesta de la Pataíta por Bulerías
Por cierto, todo esto también viene a que este sábado, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, las tatas de Santiago, las chicas de oro, protagonizarán en la Buena Gente —gracias por conservar en lo más alto ese retrato de Vinagre de Jerez, de Paco y Gaspar de La Zaranda— la III edición de la Fiesta de la Pataíta por Bulerías. Un espectáculo peñístico que homenajea a las mujeres de la vecina y admirada peña Tío José de Paula.
Bastiana, Yoya, Victoria, Curra, Mercedes La Churra, Manuela de la recordada Majuma... serán la punta del iceberg de un grupo de amigas que, de forma natural y sin pretenderlo, ha definido nuestra identidad y sentado cátedra en el baile flamenco. "Agradecidos por contar con la presencia de algunas de ellas, celebraremos esta edición de la Fiesta de la Pataíta en horario especial (17.30 horas), porque especiales son las protagonistas y sus circunstancias. Contaremos con un cuadro flamenco de excepción para que el baile se abra paso, formado por nuestros amigos de Tío José de Paula", avanzan desde la entidad de la plaza Basurto. Un día histórico de encuentro y convivencia entre peñas flamencas, y entre amantes de lo auténtico.
Y es que entidades como la peña Buena Gente contribuyen, desde el off de la programación oficial, casi contraprogrmándola a veces, a generar la esencia y el atractivo auténtico que el que viene de Japón o Brasil no encuentra en ninguna otra latitud del planeta.