Yerai Cortés (Alicante, 1995) lleva con una guitarra desde que su padre Miguel, siendo pequeño, se la puso en las manos. Ha acompañado a artistas como Marco Flores, Alfonso Losa, Manuel Liñán o Farruquito, y también es compositor e intérprete de canciones como La Zapatera, de Juan Debel y del espectáculo FlamenKlorica, de Vanesa Coloma. En 2021 recibió el Premio Guitarra con Alma del Festival de Jerez por su guitarra en Al fondo riela, de Rocío Molina, galardón que ha sido entregado en esta edición del festival. Molina ha realizado tres espectáculos de simbiosis total con la guitarra española, este que veremos cierra un ciclo por el que han pasado Rafael Riqueni, Eduardo Trassierra y Yerai Cortés.
Enhorabuena, Yerai, por este merecido reconocimiento
¡Gracias! Además es un premio precioso. Lo recogió Manuel Valencia en mi nombre y estoy deseando poder tenerlo en mis manos.
El año pasado con Al fondo riela y este con Vuelta a Uno, ¿cómo ha sido este proceso creativo?
Ha sido muy bonito. En Al fondo riela íbamos con muchas ganas de trabajar y de hacer algo juntos. Fue todo muy creativo, desde el momento en el que me fui a La Aceitera (la residencia artística que Rocío tiene en Bollullos de la Mitación), fue como un parque de atracciones, entrar en las formas de Rocío, en cómo ella monta sus espectáculos y crea su mundo, conocer su mundo. Eduardo Trassierra armaba todo con la guitarra y para mí fue ver de cerca su creación conjunta. Tuve la suerte de poder estar ahí y sumarme, ha sido muy bonito, lo recuerdo todo el rato como una escuela.
"Este espectáculo es un punto intermedio entre su mundo y el mío"
¿Y cómo ha sido componer la música para Vuelta a Uno?
Es la extensión del proceso de Al fondo riela. Había unas alegrías que compuse para Rocío que nunca se hicieron en este espectáculo porque era demasiado alegre e improvisado, muy arriba de emoción, y Al fondo riela es un espectáculo desde las entrañas, con mucho peso, tiene un punto de tristeza y melancolía. En Al fondo riela surgieron esas alegrías y nos gustaba mucho tocar esa pieza, siempre nos salía bien. Fue el germen y lo que nos impulsó a sacar el tercer espectáculo. El proceso de Vuelta a Uno ha sido totalmente dejarme llevar y ser yo a la hora de componer, como si estuviera haciendo un disco solista. Rocío lo ha recibido de una forma muy bonita, lo que ha hecho ha sido bailar la música y a la vez, al bailar con ella, se ha ido moldeando y se ha quedado como un punto intermedio entre su mundo y el mío. Eso solo me ha pasado con ella. Hemos trabajado de una forma muy profunda.
No ha sido un mero proceso de acompañamiento, sino un proyecto desde el principio creado entre ambos
Claro, de compartir muchas vivencias, ideas, formas de pensar. Ha sido una cosa muy de dos, de haber tirado toda nuestra esencia.
Rocío está creando una trilogía con una relevancia total de la guitarra, ¿es esto una responsabilidad enorme para usted?
Es curioso, lo he hablado mucho con amigos, porque en este espectáculo, si das una mala nota, eres tú el único que se equivoca. Si tuviera que tocarlo yo solo sin Rocío, evidentemente sería un reto, una hora y media tocando la guitarra sin salir de escena. Pero en este caso, es una cosa tan deseada, tiene que ver tanto con el azar del momento, que cuando nos juntamos Rocío y yo es un juego, sobre todo en este espectáculo. Hay mucho espacio a la improvisación y hay muchas cosas montadas, pero a la vez es una cosa emocional, una concentración muy bonita sin presión. No sé si voy a fallar, se deja mucho al azar, si llega un tipo de frase con la guitarra que no me veo capaz, tengo la posibilidad de hacer otra un poquito menos difícil y Rocío sé que me lo va a bailar. Está vivo de alguna manera.
Dice Rocío que Eduardo Trassierra representa más la armonía y la técnica y Yerai la naturalidad y la intuición. ¿Es esa parte de usted la que se ha usado para la improvisación?
Exacto. Estrenamos en Madrid, en Matadero, y cada día salía algo diferente. Está totalmente vivo. Son muchos minutos de guitarra, tendría que ser el espectáculo que más me cueste de los que he hecho en mi vida.
Rocío dijo que iba a introducir cante en esta última parte, “la trinidad absoluta, la liberación hasta llegar al cante”, ¿por qué ha cambiado este proceso?
Ella tenía esa idea, hicimos algunos impulsos con cante y eso sonaba increíble, le daba mucha personalidad. Era ir a lo más primitivo. Pero empezamos a trabajar primero los dos solos para componer la música, las letras, las palmas, la estética… y nos dimos cuenta de que cuando llevábamos cuatro bailes montados, no echábamos de menos una palma ni un cante. La gente empezó a ver muy original que en unos palos tan rítmicos y alegres, estuviéramos los dos solos, cuando lo que te pide es que haya un cante. Es una idea muy original y yo me sentía muy cómodo. Creamos una estética sonora en la que no echamos de menos el cante.
Ha trabajado acompañando al baile y como productor pero, ¿cómo es Yerai cuándo está a solas con la guitarra, sin pensar en nada?
Cuando estoy tranquilo estoy más en una fase de escucha, ahora que voy a grabar un disco necesito más estar así. Estoy escuchando mucho los discos de Sabicas, por ejemplo, pero casi no cojo la guitarra porque ese tiempo lo dedico a escuchar y a crear una estética sonora. Necesito una época de nutrición.
"Me han dado este premio por el amor con el que toco a Rocío"
Después de recibir este premio, ¿qué supone para usted volver al Villamarta?
Estoy muy agradecido por un premio tan bonito y que además me lo han dado por tocar con Rocío, así que es todo muy amoroso, en una tierra que yo tanto he aprendido y que forma parte de mi manera de tocar. No es un premio que haya recibido yo por tocar con más alma, todos los compañeros se lo merecen, de alguna manera no noto esa presión. Creo que me han dado este premio por el amor con el que toco a Rocío. Me ha dado muchas ganas de ponerme a hacer mi trabajo en solitario o de acompañar a artistas. Me ha puesto más contento que nervioso.
¿Algún recuerdo de la primera vez que cogiste una guitarra?
Quizás una foto que salgo con chupete sobre las piernas de mi padre tocando una guitarra, pero no fue hasta los 8 ó 9 años que empecé a aprender.
La vuelta de Rocío y Yerai al color y al placer
Con bailes basados en estilos mayoritariamente festivos (como alegrías, tangos, verdiales o bulerías) llega al 26 Festival de Jerez Rocío Molina. Será este viernes día 25 en el Teatro Villamarta cuando podrá verse Vuelta a Uno, un espectáculo que completa su trilogía sobre la guitarra y su relación con el baile.
Esta trilogía comenzó con Inicio (Uno) y continuó con Al fondo riela (Lo Otro del Uno). Un tríptico de espectáculos que es fruto de la investigación sobre la relación de la bailaora malagueña con la sonanta, un instrumento que adquiere importancia en las manos de músicos como Rafael Riqueni, Eduardo Trassierra y Yerai Cortés. Tras estas experiencias, la artista regresa ahora a la conciencia a través del goce y los placeres del cuerpo que lleva a éste hasta la extenuación.
En Vuelta a Uno, Rocío Molina cuenta con la guitarra de Yerai Cortés como único acompañamiento para, juntos, dialogar desde los parámetros de un flamenco primigenio a las técnicas vanguardistas presentes en su exitosa carrera artística.
“Me gusta mucho interpretar la guitarra, las diferentes guitarras y los diferentes guitarristas. Es algo que me encanta, lo disfruto muchísimo, me divierte. A mí se me queda corta la trilogía. Podría hacerla infinita. No pararía de hacer trabajos sobre la guitarra”, señala Rocío Molina. A su juicio, Vuelta a Uno “no es tanto volver al origen, sino hacer un recorrido hacia atrás con todo lo que conlleva”. Un espectáculo aparentemente sencillo, pero que encierra “mucha complejidad”. “Es una obra juguetona, para pasarlo bien; una golosina, una chuchería de placeres”, indicó la bailaora. Hizo hincapié en que, a diferencia de montajes anteriores donde predominaba la oscuridad, en este caso “el color lo inunda todo”.