De pequeño jugaba con dinosaurios y quería ser paleontólogo. Leía libros con voracidad y dejaba volar su imaginación. A los 10 años, cuando su padre –el gran fotógrafo y operador de cámara Jorge Arroyo– le regaló su primera guitarra, empezó a soñar con sonidos alternativos, con una música lejana a los estereotipos del sur. Siendo un adolescente sacó la brújula y se dejó llevar en busca de su destino. Probó en varias bandas y en su particular tubo de ensayo mezcló la música urbana, el underground y el close rap con diferentes estilos.
Con La Vendicion, su primer sello musical, grabó El Rascal, su estreno discográfico. Y tras esto nació Ghouljaboy, el nombre artístico de Jordi Arroyo, la seña de identidad de un joven de 24 años con las ideas musicales muy claras, aunque vaya alternando sonidos contemporáneos. Difícil es, por su capacidad de ir fusionando e innovando, ponerle una etiqueta a este músico jerezano. Por eso, lo mejor es que él mismo se defina. "Ghouljaboy es un músico compositor al que le gusta hacer bastantes cosas y experimentar con la música. Me encanta probar cosas nuevas para dar un giro de tuercas a lo que hago", destaca a lavozdelsur.es.
Su proyección en los últimos meses está siendo notable. Ha llenado salas en Madrid, Valencia y su Jerez natal (La Guarida del Ángel). En el próximo mes de noviembre actuará en el Cartuja Center de Sevilla dentro de los conciertos programados del festival Alhambra Monkey Week, que celebra su decimotercera edición. Un festival que contará con las bandas del mañana y que será una gran oportunidad para que la música de Jordi siga creciendo. Sus seguidores van subiendo y en aplicaciones como Spotify cada vez cuenta con un mayor número de reproducciones.
Además de su paso por Sevilla, ya tiene cerradas actuaciones en Zaragoza, Barcelona y Madrid, donde presentará el vinilo de Dreamcore, su último trabajo discográfico y del que ya se conocen cuatro singles. "Tengo ya muchas ganas de que salga el álbum para empezar a tocarlo en directo y salir por España. Llevo prácticamente un año esperando con todo esto de la pandemia. Es un avance de lo que va a ser mi estilo y sonido compositivo. Es un nuevo paso en lo que viene a ser Ghouljaboy".
"Mi música tiene un estilo muy propio y no tiene un sonido que pueda definirse con un género"
E insistimos en busca de poder aproximarnos a su corriente musical. "Realmente es un estilo muy propio porque no tiene un sonido que pueda definirse con un género. Va mezclando cosas y es el propio sonido mío. No es algo cerrado, va avanzando siguiendo una línea. No se trata de hacerlo porque sí. Va siguiendo una trayectoria evolutiva y avanzando de distinta forma", resalta.
Además, su música está en constante evolución. "Va avanzando conforme voy descubriendo cosas. Voy dando un avance un poco correlativo, pero siempre basando todo en lo que me gusta hacer. Cada vez van subiendo los seguidores, los oyentes y el público. Y cada vez lo disfruto mucho más".
Alternativas al flamenco
Aunque reside en Jerez, para hacerse con un nombre ha tenido que salir fuera. Su música está en las antípodas del flamenco o los palos que suelen tocarse más por Andalucía. Pero, como indica, "no es raro ver a gente de Jerez y la zona haciendo cosas distintas a los estereotipos de aquí. En Madrid te encuentras a mucha gente de Jerez, Cádiz o San Fernando que está haciendo música diferente. Si sales por ahí arriba estás rodeado de gente de por aquí que hace música muy contemporánea y actual. Parece que allí hay más oportunidades para cosas que salen de las etiquetas de la tradición andaluza".
En su ciudad natal, reconoce, es más difícil ganarse un sitio. "Por desgracia, es un poco más complicado, pero cuando ya consigues tocar un poco fuera, empiezas a tener más reconocimiento aquí", indica un Ghouljaboy que está compartiendo experiencias con artistas en solitario y bandas muy destacadas del panorama nacional. Ha grabado donde lo hace gente como C. Tangana y sus temas musicales, a buen seguro, estarán muy presentes en muchos festivales del próximo año.
"No es raro ver a gente de Jerez haciendo en Madrid música contemporánea y actual"
Su música está sonando, su agenda de conciertos se va llenando, pero... ¿da para vivir la música? "Depende un poco del volumen de conciertos, de los contratos que tengas y de las distintas situaciones. Con la situación de pandemia en la que todavía estamos es mucho más difícil. Tienes que tener también suerte y poder conseguir un buen sustento. Hay que currárselo mucho a diario para lograr estar", apunta Jordi.
Sus metas a corto plazo están centradas en disfrutar de sus próximas actuaciones, tener una buena presentación del disco y seguir componiendo temas que gusten. Mirando al futuro le gustaría algún día poder llegar con su música a Latinoamérica. No será a bordo del velociraptor con el que jugaba de pequeño, pero su música atravesará el océano.
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