El primer documento que acredita el tránsito de los gitanos por España data de 1425, por lo tanto, se cumplen 600 años de ese salvoconducto que permitía a esas tribus supuestamente originarias del Egipto menor circular por algunas tierras de la península Ibérica. Sin embargo esta conmemoración eclipsa otra de igual o más relevancia: la de 1499, primera pragmática contra los gitanos que sirvió de base documental y soporte jurídico para que más de doscientas treinta leyes antigitanas se promulgaran posteriormente.
La historia de los gitanos, por desgracia, aún no ha sido narrada por nosotros mismos, ha sido una historia contada desde una mirada no gitana y por ello se deben crear contranarrativas que decolonicen ese relato haciéndolo objeto de revisión crítica. Este año las instituciones públicas se han dado prisa en celebrar los seiscientos años, sin embargo hasta la fecha eso solo se han traducido en mucha retórica vacía llenando sus discursos de generalidades que acentúa aún más los tópicos, sin caer en la cuenta la deuda histórica pendiente que se tiene con el Pueblo Gitano.
Hace poco asistí a un evento en el que se le otorgaba una distinción al Pueblo Gitano, además de la instrumentación política que de esto se hace, me llamó la atención la nula presencia del caló y del romanó en el acto, un elemento consustancial de la historia de los gitanos que proporciona un importante criterio de referencialidad no estaba presente.

Resulta agotador como se cae en los mismos estereotipos, especialmente en la baja Andalucía donde los gitanos tienen una importante presencia pero que a ojos de los no gitanos se traduce, aún, en lo exótico, en ciertas representaciones sociales ya superadas y, sobre todo, en el acusado paternalismo con el que se nos trata.
El libro que hoy traemos a colación reúne diversos artículos de la producción académica de Nicolás Jiménez González , activista romaní y sociólogo de formación que se sitúa dentro de la escuela de pensamiento decolonial y cuyo título Romanó y romipén ( editorial Catarata – Libre Pensamiento ) aborda la historia, la cultura y el idioma del Pueblo Gitano desde la perspectiva de una persona gitana y con formación académica que no forma parte de ninguna estructura de poder.
En el mismo reclama la necesidad de situar las voces gitanas en la construcción de su propio relato histórico e interpela a los historiadores a considerar la importancia de hacer una revisión crítica de todo aquello que se da por sentado pero que no ha sido revisado ni contrastado. Romanó hace referencia al idioma de los gitanos y romipén a la gitanidad o cultura gitana.
Este trabajo en su conjunto reivindica espacios que aun no han sido asignados a sus propios protagonistas y considera que está aún por producirse un reconocimiento institucionalizado de la aportación romaní en el proceso de construcción de nuestro común bagaje cultural, es decir, falta por saber cual ha sido la contribución romaní a la definición de eso que llamamos españolidad, sin olvidar que el Pueblo Gitano español le debe a la cultura y a la sociedad en general española su diferenciación respecto de otros grupos romaníes, especialmente en la lengua ya que ésta como pogadolecto que es se halla dialectizada, con un léxico ajeno a las lenguas latinas pero soportada por la gramática y la sintaxis del español.
El autor aborda con perspectiva analítica los distintos procesos sobre los que se ha construido el antigitanismo y nos invita a resituar nuestra mirada sobre la historiografía, la literatura y el arte, tres disciplinas que han ido abordando el tema gitano pero sin tener en cuenta a los propios gitanos.
En suma es un libro que intenta superar el lastre que ha supuesto la visión romántica, exótica, tópica, castiza y estigmatizante del Pueblo Gitano así como su mala imagen social. Reivindica su dimensión transnacional y recalca que los problemas que afecta a la población gitana española son los problemas que afectan a una parte de la ciudadanía española en quienes confluyen la circunstancia de ser gitanos o gitanas.