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Granada 2031, una candidatura "estética" enfocada en el turismo y sin apoyo del tejido cultural local

El Ayuntamiento no tiene cerrado el proyecto, pero la alcaldesa ha estado de 'gira' en las últimas semanas promocionando la candidatura a Capital Europea de la Cultura, con visitas tanto a Madrid como a Bruselas

Un busto de Goya en el centro de Granada, candidata a capital cultural de 2031.
Un busto de Goya en el centro de Granada, candidata a capital cultural de 2031. FERMÍN RODRÍGUEZ
11 de febrero de 2025

Definir qué significa ser una ciudad cultural tiene tantas complicaciones como definir la propia cultura. Cuando se creó la figura de Capital Cultural Europea en 1985 por parte de la UE, la definición era política. Un impulso simbólico para la cohesión de las ciudades del viejo continente a través del pegamento cultural que las unía tras décadas de curarse, progresivamente, las heridas de la posguerra. La idea la tuvo Melina Mercuri, ministra de Cultura griega en los 80 del primer gobierno tras la dictadura en el país heleno. La primera ciudad elegida fue, por motivos obvios, Atenas.

Ha llovido mucho desde entonces. La idea de Europa ha sufrido varias metamorfosis. Y donde se decía Cultura como cohesión europea, las ciudades hoy pelean por la designación como potencial motor económico, con el llamado turismo cultural haciendo sonar campanas en cada ciudad candidata. El turismo supone el 10% del PIB en el viejo continente. Un 13% en España, a la que le toca, por turno rotativo, elegir ciudad para 2031. Granada, que ya amagó con presentarse en otras ocasiones, tiene entre ceja y ceja ser la elegida con la esperanza de transformar el modelo económico de la capital. 

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Espectáculo de danza frente a la Catedral de Granada. FERMÍN RODRÍGUEZ

Hay más de marketing que de otra cosa, por el momento. La palabra se repite de la boca de la alcaldesa Marifrán Carazo desde que llegó al cargo en 2023. Esta pasada semana, con la celebración de la gala de los Goya en la capital granadina, volvió a insistir: “Granada respira cultura por los cuatro costados”. Un eslogan más que señala lo obvio, pero que ni en la ciudad, ni en el sector acaba de calar. La insistencia de la Alcaldía en Granada como nueva ciudad de moda del turismo cultural en España tiene además dificultades en las consecuencias para vecinos y un sector cultural que apenas participa en la vida institucional.

Detalles como las primeras declaraciones de Carazo ya en sus primeros cien días, apelando a “la llegada de nómadas digitales y artistas” para repoblar el centro de la ciudad, vaciado por la presión turística y su crónico proceso de gentrificación, tampoco han ayudado. En estos meses donde Granada empieza a sonar como favorita para adquirir la denominación de capital cultural europea, no se han dado, de hecho, grandes pasos en términos de política cultural, sino más bien de difusión de la “marca” de la candidatura. Ni en estos meses, ni en los últimos dos años. 

Aún sin proyecto y medidas con letra pequeña 

El Ayuntamiento no tiene siquiera cerrado el proyecto, pero Carazo ha estado de “gira” prácticamente todo el mes de enero promocionando eso, Granada como destino turístico cultural y como candidata a 2031. Primero en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Luego en Fitur, Feria Internacional de Turismo. Finalmente, en Bruselas, donde se reunió con parlamentarios europeos tanto del PP como del PSOE. 

En todos ellos, reiteró cuatro líneas de discurso muy claras: Destacar los más de 30 festivales que alberga la ciudad. Los resultados del estudio sobre el Ocio y la Cultura y su impacto económico, que supone un 31% del PIB provincial, la subida del presupuesto de Cultura y la reciente celebración de los Goya de 2025.

Todas ellas tienen, en realidad, letra pequeña. La oferta de festivales es casi idéntica a la de la última década, a excepción de la creación de la primera Bienal de Flamenco y un nuevo festival de música sacra. Granada siempre ha tenido festivales, y aún así no ha sido un modelo que acabase nunca de despegar como para fortalecer su tejido cultural. De hecho, en cuanto al citado informe de impacto económico, también se señalaba claramente que en términos de empleo y renta eran datos “a mejorar”. El reparto es desigual y la creación de oportunidades y germinación de nuevos artistas a través de la cultura institucional brilla por su ausencia. La clave de bóveda está el presupuesto municipal.

Aunque Carazo saque pecho calificándolo de “histórico”, Granada dedica solo un 1,5% del mismo al área de Cultura. Y es cierto que se ha aumentado respecto al de años anteriores, pero hablamos de números pírricos para una ciudad como Granada —apenas 5 millones de euros—. La cosa se agrava si analizamos a qué van destinados esos millones. Casi una “cárcel” para la gestión en el medio plazo. La mayor parte va, por un lado, el Centro Federico García Lorca y, por otro el Festival de Música y Danza. Lo demás riega con presupuestos por debajo de los 100.000 euros todas las demás propuestas.

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La alcaldesa, Marifrán Carazo, con la camiseta promocional del club Covirán Granada. FERMÍN RODRÍGUEZ

En cuanto a los Goya, aunque el retorno para la ciudad es más que positivo en términos económicos, 83,4 millones de euros, todo redunda en manos privadas y hostelería. Ni siquiera es fruto de la gestión del PP en el consistorio, sino que se trata de una de las últimas gestiones del gobierno municipal anterior del socialista Paco Cuenca, cuando Granada estaba todavía muy lejos de poner la candidatura en el centro de su acción política.  

Salamanca, una hermana gemela en el camino a la capitalidad

La aspiración de ser Capital Cultural Europea ya sirvió antes como trampolín a otras ciudades españolas para reinventarse. Salamanca, que ostentó el título en 2002, es un buen ejemplo. Enrique Cabero, voz autorizada tras ser coordinador general del Consorcio que gestionó aquella candidatura, explica a este periódico que aunque “Granada ya es, de por sí, una magnífica candidata, reúne los requisitos” propuestos por el Ministerio de Cultura “y es consciente de su fuerza cultural”, esas cosas, apunta “se tienen que concretar en una estrategia no para el año de capitalidad, sino para un modelo sostenible en el largo plazo”. 

Cabero indica los parecidos con Salamanca, “también con una universidad potente” y con un tejido similar. Con todo y con eso, apunta: “Una candidatura de este tipo requiere un esfuerzo enorme de consenso político, social y ciudadano. Efectivamente hay un debate que se repite siempre: ¿Qué es lo que se pretende, una ciudad cultural o una ciudad turística? Hay quien considera que son realidades que compiten y yo creo que son conceptos que trabajan muy bien juntos. La Cultura para crecer necesita atraer visitantes y al mismo tiempo a los de la propia ciudad. Hablamos de sostenibilidad. Quien va a mantener el proyecto van a ser sus ciudadanos y sus actores culturales. A veces, en vez de turistas, se prefiere hablar mejor de “visitantes” o “asistentes” que participan en la cultura de la ciudad. A nivel local, si impones un modelo solo para los de fuera es obvio que no vas a conseguir legitimar el modelo”, apunta Cabero al respecto. 

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Orchestre de París en el Festival de Granada, dentro del Palacio Carlos V. FERMÍN RODRÍGUEZ

Ese consenso, por el momento, no se ha llegado a conseguir con la oposición en el Ayuntamiento. Fuentes del PSOE en la capital acusan una candidatura por el momento “estética”, que no profundiza en algunas de las principales debilidades que el sector cultural y el potencial de la ciudad se encuentran para desarrollarse. Sobre todo a nivel de financiación e infraestructuras.

Por un lado, se enfatiza en la falta de apoyo histórico de la Junta de Andalucía a eventos como el Festival de Jóvenes Realizadores, con más de 20 ediciones y que ha visto el inicio de carreras de directores tan relevantes como las de JJ Bayona o Alberto Rodríguez, y que vive un agravio comparativo respecto a provincias como Málaga o Sevilla. También la falta de nuevos espacios escénicos o culturales proyectados a futuro para la candidatura. Se entiende, insisten estas misma fuentes, en la necesaria neutralidad respecto a Jerez, también candidata andaluza a conseguir el título. Pero viene de lejos. 

A nivel regional, se esperan todavía estudios y análisis que se prometieron hace casi una década en cuanto a la situación y necesidad de infraestructuras y espacios culturales. Esta asignatura pendiente desde tiempos inmemoriales, se une a una falta de conocimiento también basada en estudios previos de la situación del tejido. Es sintomático que tanto el informe de impacto sea principalmente económico y que algunas propuestas del equipo de gobierno anterior respecto al análisis de actores culturales hayan quedado en el tintero. También que la principal propuesta para activar el sector cultural sea el apoyo a la creación del Hubic, un nuevo centro de emprendimiento de industria creativa de la mano de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE), al que se le ha cedido una antigua fábrica textil. Ni rastro de gestores culturales con experiencia en la materia, ni siquiera para la clásica separación por artes. 

Todo parece quedar a la espera de lo que saque en claro el proyecto que están llevando a cabo el equipo liderado por el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, la ex rectora de la Universidad de Granada, Pilar Aranda y el director de la Bolsa de MadridDavid Jiménez-Blanco, así como por un nutrido grupo de catedráticos de varias ramas de la Universidad granadina.

A pesar de contar con una marca ya definida, con un logo hecho por todo un Premio Nacional de Ilustración como Sergio García, o tener claro el lema, “Granada, tierra que inspira, conocimiento que transforma”, el grueso del trabajo está por hacer y no hay visos de una mirada más amplia en términos de gestión. Algo que, más allá de lo que reluce mediáticamente en la resaca goyesca, puede afectar a la valoración de la candidatura. En este sentido, el propio secretario de Estado de Cultura, Jordi Martí Grau, en su visita a la ciudad granadina el año pasado, dio un aviso a navegantes señalando que “no bastaba con la Alhambra y otros emblemas patrimoniales” para conseguir ser la elegida. 

Ni excelencia cultural, ni turística (por el momento)

Aun confiando en el proyecto, y a pesar de la indiscutible presencia de Granada en ese mapa cultural en España, tampoco lo que ya existe es considerado por los especialistas del sector en los rankings de excelencia. El Informe del Observatorio de la Cultura de 2025 ha dejado este año a Granada en el puesto 12 a nivel nacional en cuanto a su oferta cultural. Una buena noticia, más teniendo en cuenta que sus principales competidoras para conseguir la capitalidad están muy alejadas. Granada destaca frente a Cáceres, en el 18, Oviedo, en el 20; Las Palmas, en el 27; Toledo, en el 30; o Burgos, en el 32. Pero ni aparece en la lista de nuevos proyectos, ni en cultura digital y de la interminable lista de festivales que menciona la alcaldesa en todos sus actos, solo el Festival de Música y Danza se cuela entre los 30 mejores del país. Un evento que, como ya se ha dicho, se lleva buena parte del presupuesto municipal. 

El Centro Federico García Lorca, a pesar de lo que significa tener el legado del poeta en la ciudad, no existe entre los mejores centros culturales. Se cuela ahí el espacio de La Madraza, gestionado por la Universidad de Granada, dando la razón a quienes insisten en el pleno municipal que es la institución que verdaderamente funciona como motor cultural en la capital. A fin de cuentas, también la UGR celebra sus 400 años en 2031. 

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Procesión del Cristo de los Gitanos, en el Sacromonte. FERMÍN RODRÍGUEZ

solo hay un evento y un espacio colocado en la excelencia por el sector. En cuanto al turismo cultural, los réditos se dan en un contexto de gentrificación, similar al de muchas ciudades en toda España. Granada tiene tensionado todo su centro histórico por alojamientos turísticos, con un índice de presión turística por encima del 20% en sus principales barrios históricos. Todo frente a la creación de nuevos hoteles de cinco estrellas abiertos en los últimos años y que, pese a constituir una suerte de nueva milla de oro en el centro de la ciudad, está por ver si, más allá de un lleno técnico como el del pasado fin de semana por la celebración de la Gala de los Goya, van a ser el perfil elegido por el visitante promedio.

Sobre esto, Cabero insiste, en el ejemplo de Salamanca como un espejo al que Granada podría mirarse: “En materia de infraestructuras turísticas, Salamanca también era una ciudad principalmente universitaria y con un turismo distinto. Recuerdo que cuando decidimos abrir 24 nuevos hoteles por la capitalidad algunos decían que cerrarían una vez pasara el año. El trabajo en la agenda cultural y la apertura de nuevos espacios y teatros ha sido tan sostenible que lo cierto es que estos hoteles siguen abiertos y con resultados, aún, muy positivos, con un turismo de calidad, principalmente de familias, muy asentado”. 

Un sector todavía muy alejado de la candidatura 

A pesar de que el Ayuntamiento está intentando atraer a un buen número de firmantes del tejido social de la capital al manifiesto de adhesión a la candidatura, desde el Arzobispado a Colegios Profesionales y todas las instituciones posibles, tanto locales como aliados internacionales, a nivel local, el tejido cultural está todavía algo alejado de la candidatura. 

Tanto salas de conciertos como bares culturales, productoras, compañías de teatro, artistas...mientras que a nivel institucional, lo que es la cultura de gestión “pública”, está volcada, la percepción es escéptica en sectores como la danza, la música o el cine. Se han perdido eventos como el de breakdance frente a la Catedral, el festival Emergentes, que dio germen a numerosas bandas a nivel nacional desde la capital, ha perdido buena parte de su premio económico.

La cultura en la calle ha dejado de ser la nota predominante. “Si algo ha mantenido a Granada como un hervidero cultural ha sido lo underground. Granada da artistas a pesar de su Ayuntamiento, no gracias a él”, señalaba a este periódico el investigador de la UGR del departamento de Comunicación Audiovisual, Juan José Feria, a propósito del calado que tendrá la gala de los Goya en la ciudad una vez ha pasado. En cuanto a la música, un ganador del Festival Emergentes en la década pasada y ahora con proyección nacional, como Carlos Caraballo, componente de Colectivo Da Silva, es claro: “Todo el mundo se va a Madrid. El apoyo institucional no lo es todo, pero sí que falta. Aunque sea para impulsar y poder invertir o empezar. Eso en el directo, pero de cara a la industria musical no hay ningún tipo de ayudas o apoyos. Hablamos de la música, pero en cuanto al baile o al teatro está más o menos igual” .

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Un busto en plena calle por los goyas.  FERMÍN RODRÍGUEZ

Otros sectores como el de las artes escénicas, capital para otros proyectos nacionales, tienen tan poco peso en la ciudad que, para muestra un botón: los dos principales teatros, Teatro Alhambra y Teatro Isabel La Católica, uno está gestionado por la Junta de Andalucía y el otro está concertado a manos privadas. Las herramientas para abrir camino de diálogo con el sector, con un portal virtual para adherirse y enviar propuestas al consistorio, está siendo todavía insuficiente para que la candidatura sea un tema de debate entre un tejido cultural precarizado y a veces casi invisible para las instituciones. Como nota de la semana, antes presume de haber enviado una delegación de Flamenco en un festival en Nueva York para promocionar la candidatura que sentarse con los espacios culturales que ya existen. 

La participación no es una cosa menor, incide Cabero, y será fundamental a la hora de delimitar las opciones de la candidatura granadina para 2031, “Debe ser un proceso muy participativo. No se puede hacer de espaldas a los que hacen cultura en la ciudad. Sin tener miedo a la actividad económica. La mayor parte de los artistas son trabajadores autónomos. Profesionales, expertos..no solo los artistas. Tú con la cultura puedes generar una actividad empresarial importante, no se trata de pervertir la cultura. Es un sector que contribuye a la formación de las personas. Para que eso exista tiene que haber personas que creen y que gestionen. Si el sector cultural local es fuerte va a funcionar mejor. Es una excusa para reflexionar sobre ello, una fuerza adicional a la candidatura y al acontecimiento. No solo se lo tiene que creer, sino que tiene que estar inmersa en el proyecto. No hay nada que de más fuerza a un proyecto que la participación ciudadana”, resume. 

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Álvaro Holgado

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