"Cuando ando por San Miguel y viene El Salmonete y me canta, yo flipo”. Quien pronuncia estas palabras nació a más de 3.000 kilómetros de Jerez, por cuyas calles ahora pasea sin perderse. Kirstine Hastrup (Ry, Dinamarca, 1980) escuchó flamenco por primera vez en Granada, cuando asistió a un concierto de Enrique Morente y un mundo nuevo se abrió ante sus ojos.
Unos años después visitó Jerez, “muy tarde”, reconoce, donde empezó a beberse el cante y el baile en la “cuna del flamenco”. Hastrup quedó desde entonces ligada a la ciudad, donde ha organizado un festival de flamenco para niños (Kriatura), que este año tendrá su segunda edición, y a la que quiere ayudar impulsando proyectos en torno al cante jondo, incluso a que logre ser Capital Europea de la Cultura en 2031. Ella cree que tiene posibilidades.
¿Qué sintió cuándo escuchó flamenco por primera vez?
Desde pequeña siempre quise ser política, para cambiar el mundo y construir una sociedad mejor. En el colegio, con catorce años, hacía prácticas como si fuera la alcaldesa de mi ciudad. Por eso visité España, para realizar estudios sobre política. Vine para aprender español y conocí el flamenco. Desde entonces ha sido la inspiración de todo mi trabajo. En Dinamarca hay una escuela (Højskole) que es la base de nuestra democracia, ya que entiende la cultura como una parte fundamental de la sociedad, que lo une todo y que está conectada con el desarrollo de la sociedad, la Educación y la Sanidad. Que hace a la gente partícipe de los cambios. Con el flamenco descubrí que era un encuentro cultural a nivel mundial, que había fluido entre las minorías perseguidas por la Historia. La escuela danesa y esa concepción del flamenco era como que conectaban.
¿Hubo algún artista en concreto que le despertara ese interés?
Al principio no conocía a ninguno, pero luego supe que en Granada vi a Enrique Morente. Allí vi un vínculo entre los que estaban cantando y los aficionados, esa conexión que es tan importante en el flamenco. Me recuerda a la escuela danesa, que es el fundamento de nuestra sociedad, con la que hacemos partícipe al pueblo en democracia. Todo ese desarrollo del pueblo, esa participación, es fundamental y en el flamenco hay como algo que expresa esa voz del pueblo. He ido desde Granada a Madrid, luego a Sevilla, y he llegado a Jerez muy tarde, que es el origen de todo. Por eso Jerez me preocupa tanto, porque tiene algo muy importante para el mundo en general pero necesita unas buenas relaciones internacionales, un desarrollo de ciudad para la gente que no priorice solo el desarrollo turístico, que destruye todo lo bonito que hay. Tenemos que cuidar a Jerez y a sus ciudadanos. No puede perder su esencia, como otras ciudades que buscan turistas de forma desesperada y la gente ya no puede seguir viviendo en el centro. Lo importante es que en Jerez continúe ese arte, esa mezcla de personas. Para mí Jerez es increíble porque es la única ciudad que he escuchado en la que un McDonald's ha tenido que cerrar. Esa historia tiene que salir, tiene que venir gente a Jerez solo por eso.
El flamenco expresa la voz del pueblo"
Aquí normalmente se ve como todo lo contrario, como muy negativo.
Para mí es muy positivo. Es una de las historias que más alegrías me ha dado. Jerez es una referencia global en muchos ámbitos y entiendo que hay mucha gente que diga que está atrasada, entiendo la desesperación de la gente, pero podemos trabajar de una manera inteligente para que conserve su esencia y la gente empiece a venir porque no ha perdido sus orígenes. Hay que fomentar que la gente venga, que establezca relaciones, que haga proyectos, apoyando lo que ya tiene Jerez, su cultura… hay muchas posibilidades.
Desde la perspectiva que le da haber participado en los actos de Aarhus como Capital Europea de la Cultura, ¿cree que Jerez puede serlo?
El proceso para convertirse en Capital Europea de la Cultura es lo más interesante. Hay que saber qué es lo que queremos, cómo nos podemos unir, cómo podemos trabajar e intentar algo que es difícil. Podemos decir que es imposible, pero creo que merece la pena intentarlo. El proceso, se consiga o no, tenemos que hacerlo de todos modos. El camino en sí es lo importante, ahora la gente puede pensar que es imposible, pero no podemos perder la oportunidad.
¿Cómo se puede involucrar a la sociedad jerezana para que apoye el proyecto?
Creo que hay que hacer que la gente sienta que puede hacer algo por conseguirlo, porque lo más horrible es sentir que uno no puede hacer nada y que todo va mal. Este proceso también trata de abrir nuevos caminos, de actuar, de trabajar todos juntos, organizaciones, entidades privadas y públicas, para que entre todos los jerezanos se pueda lograr.
Kirstine Hastrup, tras la entrevista. FOTO: MANU GARCÍA
¿Si no se consigue se debe considerar un fracaso?
Para nada. Lo importante es el camino, producir materiales, establecer nuevas relaciones internacionales, hacer proyectos que no destruyan la ciudad, que conserven su esencia. Que todo el pueblo jerezano empiece a soñar y a trabajar por lo que queremos. Es un trabajo súper difícil pero, si no se hace, no se puede cambiar nada.
¿En qué puede ayudar a Jerez desde su experiencia?
No hay que hablar tanto de la candidatura sino de la internacionalización, de la manera en que podemos crear relaciones sanas y buenas para Jerez. Hay que abrir el camino para poder tener fondos europeos y esto no tiene nada que ver con la Capitalidad Europea de la Cultura. Podemos usar la experiencia que tiene Dinamarca y establecer relaciones internacionales, que es lo que en realidad puede hacer que podamos trabajar de otra manera, tener recursos de fuera y empezar a ser creativos, cruzar fronteras y relacionarnos con otras entidades.
¿Cree que visto desde fuera se valoran más las potencialidades de Jerez?
Sí, eso pasa en general. A mí también me ha pasado con la escuela danesa. Me tuve que enterar por Obama (en una visita a Dinamarca) de que fue el origen de la lucha por los derechos civiles en EEUU. Allí lo tenemos y no lo valoramos mucho. Eso pasa siempre. Por eso creé el festival Kriatura, para que se conozca el flamenco fuera. Esa visita de los niños daneses es importante porque quizás sirve para abrir los ojos.
(Sobre la posibilidad de ser Capital Europea de la Cultura): "Es importante que todo el pueblo jerezano empiece a soñar y a trabajar por lo que queremos"
En alguna ocasión ha dicho que el Kriatura fue un antes y un después en la vida de esos niños, ¿por qué fue tan importante?
Fue una experiencia muy profunda, un encuentro de verdad. Muchos de esos niños han viajado a un hotel de Mallorca o a otras ciudades, pero es difícil tener esa experiencia en un viaje normal. La bulería que aprendieron los niños daneses la han bailado en cualquier sitio, en el supermercado, cuando se lavan los dientes… es como un regalo de la vida.
¿Qué espera del festival en un futuro?
Este año vamos a seguir el pequeño formato de la primera edición, pero iremos evolucionando la idea. Estoy trabajando para luego poder tener fondos internacionales y que tenga proyección en otros países. De momento vamos a estar en la zona de San Miguel, iremos a las escuelas, haremos eventos, en el Villamarta, un pasacalles por el barrio… Esperamos que sea un proyecto de toda la ciudad en un futuro, pero vamos poco a poco.
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