En el año 87, seis adultos nos compramos una casa y comenzamos a vivir juntos como si fuéramos una familia elegida. A raíz de ahí, Cristóbal y yo quisimos poner una librería, que era la ilusión de nuestra vida, y elegimos dos habitaciones donde pudiéramos emprender el proyecto. Comenzamos con un capital pequeñísimo y empezamos como pudimos, con préstamos familiares porque los bancos de antaño eran lo mismo que ahora, no era fácil. Aquello se quedó pequeño, afortunadamente, y ya nos vinimos aquí ocho años después.
Muchas horas de trabajo. Realmente, una de las razones que yo tuve para salir de nuestra casa era que me levantaba y veía trabajo y más trabajo. Nunca desconectaba. Nosotros le hemos dedicado la vida entera a la librería, todo nuestro esfuerzo ha sido para sacarla hacia delante. También, hemos sacrificado a nuestra familia. Muchas horas pero tiene su fruto, por ejemplo, afortunadamente, nuestros mismos clientes nos han ido enseñando el oficio. Hay que tener mucha paciencia y ser muy prudente. Tienes que tener un espíritu de no venirte abajo y no perder la ilusión. Y más en Jerez, que siempre ha tenido poca costumbre lectora.
Es una ciudad que tiene unos valores especiales, hay un sector de población que piensa que no le hace falta nada y que sabe más que nadie. Gracias a la educación pública y obligatoria ha subido ese índice lector. Menos mal que ahora hay movimientos asociativos muy importantes, que hay gente que se está moviendo porque tiene ese interés por conocer. Aun así, aquí en Jerez, falta mucho más trabajo en el plano cultural y en este caso también por parte de las instituciones. Al fin y al cabo somos comerciantes, no somos gestores culturales, tenemos un negocio del cual tenemos que vivir y alrededor de esto sí que dinamizamos la cultura porque nos gusta. Pero tiene que haber un trabajo institucional que tiene que fomentarlo porque precisamente si hay más paro hay más índice de analfabetismo. Esta situación nos ha afectado muchísimo y con el paro que existe, ¿quién va a comprar libros?
Hombre, Jerez ha cambiado mucho, ahora mismo hay muchas personas que estudian danza, música, bachiller, un módulo o una carrera, que sale fuera, que viene con las pilas recargadas de otro sitio. Aunque sigue siendo una ciudad con unas referencias casi agrícolas, de tierra. Llama mucho la atención que no haya grandes movimientos culturales y sí que hay mucho afán por procesiones. Y no lo juzgo, pero me gustaría que hubiese esas movilizaciones en otro plano. De todas formas, no quiero lanzar un mensaje negativo, al contrario, siempre hay que pensar que todo va a salir bien y más si hablamos de cultura.
Hay más jóvenes que leen, muy fomentado por la educación pública como comentaba antes. También, a todos los niños les gusta la lectura, por lo menos hasta los 13-14 años. Los chavales leen muchas más que antes, papel o soporte digital. Yo pienso que los niños y los jóvenes no tienen el mayor problema con la lectura. El mercado también ha cambiado, la oferta es mucho mayor. Hace 25 años la oferta que había de literatura juvenil se reducía a cuatro o cinco editoriales, ahora hay múltiples. Y muchos géneros, ya sea fantasía, aventura o lo que sea. También depende mucho de la moda que haya en ese momento. Ahora, por ejemplo, hay mucha novela gráfica, muchos ilustradores nuevos. Hay otra generación más creativa, las cosas han cambiado mucho en general, claro, no sólo en Jerez.
La poesía nunca fue una cuestión de masas. Ahora hay más personas que publican, más con las facilidades que hay para la edición. Y en Jerez, el autor que publique siempre va a tener su público fiel. La poesía también está presente en otros formatos, en las letras de las canciones hay mucha poesía o en las letras del flamenco. Hay poesía, aunque, eso sí, es otra poesía. Pero sí que existe ese consumo, pero no se percibe. No nos damos cuenta, pero la lírica está en muchos sitios.
No. El papel no va a desaparecer. Sí se notan ciertas cosas, por ejemplo, los bests sellers ahora se consumen mucho más en digital que en papel. Ya sobre este tema no tenemos ni opinión, (risas). El e-book tiene un 85% de descarga ilegal, contra eso no se puede, no se ha podido con la música o el cine, no creo que se pueda con los libros. De momento, no veo que se vaya a encontrar un modelo. Y estos cambios sí que nos han afectado muchísimo, pero sigo pensado que la gente necesita del papel, lo físico.
"El papel no va a desaparecer. Sigo pensado que la gente necesita del papel, lo físico".
Nosotros hacemos lo que podemos, pero es difícil porque ya uno no sabe qué inventar. Las cosas que se hacen tienen un coste pero no se aprecia. Seguimos haciendo actos en el jardín de la calle Caballeros y se ve que la gente sale contenta. Pero cuando hablo con otros compañeros de otras ciudades me doy cuenta de ciertas diferencias, por ejemplo, cuando organizas un cuentacuentos, aunque sean gratuitos, la gente les compra un libro a los niños. Y aquí vienen al cuentacuentos y se van, no dejan ni un detalle. Y nosotros somos comerciantes y tenemos que mantener nuestro puesto de trabajo y el de nuestros empleados. Son cosas que chocan y no se entienden. Hay que saber la diferencia entre lo institucional, que son actos que ya están pagados por nosotros, a los que son por parte de particulares.