A ella le gusta definirse como una mujer de fuertes principios, soñadora, rebelde, independiente y testaruda. Sí. Y nosotros la definimos como una gran persona, enorme artista, que se crece aún más si cabe sobre las tablas.
Y es que el escenario es el medio de Carmen Cote cantante gaditana del 87, y en él se mueve con soltura, y aunque durante su trayectoria ha debido alejarse de la música y sus sueños, por fin está allí donde debe estar. Dará mucho que hablar, porque está consiguiendo lo que quiere: conectar con el público, emocionar con su voz.
Ella interpreta a Bella, mucho más que una princesa Disney, en el espectáculo Bella El Musical que está estos días en plena actividad (el pasado fin de semana, en Cádiz, y muy pronto en Macael, Córdoba, etc.), y que servidora tuvo la suerte de disfrutar en octubre en el Teatro Principal de Puerto Real.
Bella El Musical es una obra de arte que tenemos cerca. Muy recomendable. Y la voz en directo de sus intérpretes impresiona por su claridad. Una puesta en escena de lujo que emociona. Y mucha culpa la tiene nuestra protagonista, con la que hemos conversado. Carmen Cote es, sin lugar a dudas, una de nuestras artistas con más proyección.
¿Por qué canta Carmen Cote? ¿Para quién?
¡Por muchas razones! Sobre todo porque es la mejor forma que concibo para expresar una emoción. Cantar es la capacidad de provocar sensaciones a otros y liberarlas de nuestro ser. Otra gran razón que hallo para seguir cantando es poder demostrarles a mis hijos que los sueños, por muy imposibles que parezcan, por muy lejos que se nos antojen, hay que seguirlos siempre que ello nos haga felices. La sociedad, el sistema, tiende a tachar de absurdos los objetivos que nos marcamos en la niñez sobre todo cuando estos consisten en metas artísticas, y nos obliga a elegir caminos con más “salida laboral”, aunque estos nos hagan infelices al dedicar nuestra vida a algo que no nos gusta. En mi opinión es un graso error, y es algo que quiero que mis hijos tengan siempre muy presente: Los sueños se persiguen, siempre, cueste lo que cueste. Sólo ellos nos tiñen de color en un mundo en el que predomina el gris.
La música es tu vida, no hay duda. ¿Qué es para ti?
La música es magia. Realmente puedo decir que representa la conexión con mi ser. Ya desde muy pequeña tenía tal necesidad de crear melodías que recuerdo incluso que llegué a crear un “instrumento musical” con coleteros de goma cuando tenía apenas tres años (risas). Hubo una larga temporada en la que dejé de cantar, no lo hacía ni en la ducha. Perdí mi voz y las ganas de usarla. No recuerdo haberme sentido tan vacía jamás. No comprendía esa sensación, pero me inundaba la nostalgia cuando oía alguna de las canciones que tanto me gustaba cantar en la niñez y adolescencia, pero en ese momento no podía hacerlo.
No fue hasta cerca de los treinta cuando descubrí que no estaba tan lejos de mi alcance volver a disfrutar de la música, y lo descubrí por casualidad (o más bien otros lo descubrieron y me empujaron a hacerlo). Hoy sé que la música es una necesidad que tengo para no olvidar nunca quien soy realmente. Es el modo de conectar con mi alma.
¿Qué ha supuesto Bella para ti?
La materialización de un sueño. Bella era la princesa Disney con la que me sentía identificada de pequeña. Anhelaba cantar como ella, ser como ella y tener un final feliz. Poder vestir algún día ese vestido maravilloso y bailar con Bestia ese precioso vals. Nunca pensé que la vida me tendría esta sorpresa reservada.
También he de decir que representó un gran reto desde el momento del casting, hasta el estreno de la función, ya que a la prueba me presenté muy afectada con neumonía (ni eso me iba a detener), y en el momento en el que me eligieron para el papel sólo disponía de un mes para preparármelo antes de exponerme al público (ten en cuenta que nunca había actuado como actriz hasta ese momento).
Fue todo muy intenso, pero trabajé muy duro para lograr hacer honor a la responsabilidad que había adquirido y cumplir con las expectativas de mis compañeros.
Bella y la Bestia durante el musical.
Cuéntanos cómo es un día de ensayo. Cómo fue el estreno.
Los ensayos suelen ser muy duros. Normalmente los hacemos en la Academia de Danza Las Bayaderas, y, tras realizar estiramientos y calentamiento físico y vocal, repetimos mil veces las coreografías para limpiar los movimientos que realizamos en ellas, repasamos texto, perfeccionamos las escenas más complicadas, y pulimos las canciones. Hemos tenido ensayos de más de doce horas de duración, pero merece la pena cuando vemos el resultado en el escenario, aunque siempre surgen cosas que mejorar.
El estreno para mí fue una pasada. ¿Sabes esa sensación cuando estás en una montaña rusa a punto de bajar la cuesta más empinada? Pues imagínate eso durante las dos horas de espectáculo.
Cuando salí al escenario dejé de ver a mis compañeros y el atrezzo. Realmente sentía que estaba en presencia de los personajes de mi película favorita de Disney, paseando por la aldea o el castillo de Bestia.
Al finalizar la obra y ver el público aplaudiendo en pie no podía creer lo que estaba pasando. Nadie me preparó para encajar esa sensación y llegó a desbordarme. Incluso al bajar a butacas y ver una estampida de personas que corrían hacia mí para hacerse fotos conmigo no me lo podía creer. Estuve a punto de preguntar “¿De verdad queréis haceros fotos conmigo?” (risas) ¡fue de locos! Jamás olvidaré aquel día.
¿Cómo son tus compañeros?
Jóvenes, soñadores, profesionales, y dignos de admiración por mi parte.
Me sigue sorprendiendo y causando gran alegría ver a chicos de alrededor de veinte años con las ideas tan claras sobre lo que quieren en la vida, y luchando tan duro por alcanzar sus sueños. Es gratificante trabajar con un grupo tan profesional que se esfuerza en crecer cada día, y al que le acompaña la esencia de la juventud.
¿Es tan duro y tan bonito trabajar en un musical como parece?
Lo es. Incluso más, si cabe. Es un trabajo que requiere muchísima implicación y ganas de superarse, y esto entraña tanto a técnicos como actores y bailarines. Debemos estar todos bien conectados como equipo y muy seguro de nosotros mismos para salir adelante ante cualquier situación que se nos pueda presentar en una actuación, y eso sólo se consigue trabajando durante los ensayos, en casa, y en el teatro desde horas antes de que se abra el telón.
El resultado es mágico, eso es lo que lo hace bonito. Cuando alcanzamos ese punto, el espectador realmente cree que está dentro de la película. Es muy hermoso ver la ilusión en cada uno de los rostros del público. Los adultos que bailotean durante nuestro festín, las risas en los momentos cómicos, los aplausos emocionados al final del espectáculo o tras una escena o canción que haya gustado especialmente, los pequeños que sienten que están viviendo la película por un par de horas. Y las niñas que vienen disfrazadas de Bella y cuyos ojitos revelan ese mismo deseo que yo tenía a su edad. Esas pequeñas no se imaginan lo que siento cuando las veo. Esto es magia, te lo aseguro.
Princesas Disney en un mundo machista.
¡Buen tema! Del que podría estar hablando durante horas, pero lo resumiré diciendo que Disney está cambiando con los tiempos, afortunadamente, pero efectivamente las princesas de antaño representan esos estereotipos machistas que hoy luchamos por derribar. Afortunadamente para mí, Bella sin embargo, a pesar de que la película es de los noventa, es una princesa muy diferente: rebelde, curiosa, independiente, respondona, valiente… De hecho sacrifica lo que más ama en el mundo: sus sueños y su libertad, para salvar a su padre. Y desafía al monstruo que la tiene cautiva, a pesar de que la aterra, negándose a ir a cenar con él aunque este hecho desate su ira. Ella es tan especial que termina rescatando a todas las personas que estaban bajo el hechizo, y lo hace sólo siendo ella misma, amando por encima de los estereotipos.
Y a partir de ahora…
Bueno, en este momento creo que estoy en una etapa de crecimiento personal y profesional, en el que estoy experimentando nuevos caminos y adquiriendo nuevos conocimientos gracias a las personas que me voy encontrando. En la actualidad, además de “Bella. El musical”, también pertenezco al elenco del “Grupo de Teatro Nadia”, con el que estoy explorando mi faceta como actriz en un formato diferente, menos musical y más teatral. De momento seguiremos por aquí, a ver donde terminamos.
Mi sueño es sencillo: poder seguir disfrutando de los escenarios, dedicándome a ello en cuerpo y alma. Claro, siempre deseamos más de lo que tenemos… Obviamente me encantaría trabajar para una compañía de la envergadura de Stage Entertainment, o conseguir algún papel en televisión, pero llegar a donde ya he llegado para mí es un regalo del destino, y con mantenerme así ya estoy más que agradecida a la vida.
Ejemplos y admirados tengo muchos, más bien varias cantantes a las que admiro profundamente, de diferentes géneros musicales. La profesionalidad de Celine Dion me parece digna de admirar; la voz y técnica de Tarja Turunen para mí rozan lo divino, y la dulzura de Emma Shaplin es difícil de igualar, aunque aspiro a poder transmitir algún día lo que alguna de ellas transmite con su voz, se que es un deseo demasiado tendencioso.
Carmen Cote cantando en el musical 'Bella. El Musical'.
¿Qué hay de Bella en Carmen Cote?
Pues quizá más de lo que me gustaría. Bella era una joven francesa del S.XVIII que no aceptaba el rol que la sociedad le adjudicaba. No deseaba casarse con el cazador guaperas, ni vivir toda la vida como una madre ama de casa tal y como se esperaba de ella. Mucho menos aceptar ordenes de nadie (ni si quiera de una horrible bestia que la aterroriza). Bella era soñadora, curiosa, valiente, y amaba leer, siendo señalada de “rara” por ello, pero no le importaba lo que los demás opinaran sobre ella. Sólo quería ser fiel a sí misma, a su esencia.
Pues se puede decir que algo así me ocurrió a mí. Ya de muy pequeña era fanática de la literatura y la música, algo que en mi círculo era tachado como “extraño”. En el colegio no tenía muy buena aceptación, que digamos (nadie entendía mi pasión por Miguel Hernández y la mitología griega. Mucho menos los otros niños), y mi curiosidad me ha llevado en ocasiones a meterme en situaciones algo comprometidas y también a enfrascarme en libros y documentales que se consideraban poco adecuados para mí por mi edad.
Mi actitud rebelde y desafiante, sobre todo a cierta edad, me señalaba como una chica poco convencional y respondona. Vamos, en resumen, yo también habría sido la rarita de la aldea que vive feliz sumergida en sus libros, y también hubiese ido de cabeza a inspeccionar el Ala Oeste del castillo tan pronto como me lo prohibiesen (risa).
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