María González Lozano y su hermana Belén nacieron en Cádiz y han vivido desde siempre en Jerez. Una tiene 18 años y la otra, 15. Son conocidas en el mundo del Carnaval gaditano por impulsar esa modalidad tan de moda como es la de los romanceros. Desde bien pequeñas se decantaron junto a su padre, Rafael, por este arte tan gaditano en el que no abundan los menores de edad, casi siempre más atraídos por salir en chirigotas, comparsas o cuartetos.
Rafael, gaditano de pura cepa, siempre estuvo conectado al Carnaval de la calle a través de contactos familiares y por la amistad con agrupaciones como la chirigota del Ukelele, del Perchero o Cadiwomam. "Yo vivía en Jerez, pero me iba a Cádiz en Carnaval y mis hijas desde pequeñas han estado viendo el Carnaval de la calle en las bullas. Lo del romancero surgió casi por casualidad. Mis amigas Silvia Beiro e Isabel García hacían uno, pero por dar a luz quedó un hueco y me animaron para salir. Ya después salimos los tres y mis hijas me acompañaban, se hicieron un disfraz acorde al tipo que llevábamos y fue la primera experiencia que ellas tuvieron con un romancero. Iban de superhermanas y fue su primera vez".

Belén tenía 10 años y María, 13. Ya habían tenido su primera experiencia en la calle y su primer romancero ya sin el padre fue La verdadera historia de choni Nieves, en 2022. Después irían al estilo de la película de Grease con Nos quedaron secuelas al cambiarnos al Columela y en 2024 se metieron en la piel de las infantas con Basado en hechos reales. Este año siguen en el lío con Por el culo te la pincho.
María ya tiene 18 años, ahora vive en Málaga y estudia Arte dramático, y ha participado junto a su padre en el concurso oficial porque su hermana Belén, al ser menor de edad, todavía no puede participar. Pero ambas estarán este fin de semana en las calles de Cádiz disfrutando de la fiesta. "Nosotras desde que tenemos uso de razón hemos ido al Carnaval todos los años. Y el Carnaval que veíamos nosotros era siempre el de la calle, que básicamente eran las chirigotas y los romanceros y que es el que nos gusta. Mi padre empezó a salir y yo también tenía ganas. Convencimos a Belén y mi padre hacía la letra, que no se le da nada mal".

Belén estudia 4º de la ESO y tiene en el Carnaval una de sus grandes aficiones por influencia paterna. "Lo llevaba viendo desde chica y lo veo como algo muy natural. No solemos ensayar, se me da bien improvisar y no se puede olvidar que en la calle vale todo. En los escenarios sí te pones un poquito más nerviosa".
El letrista oficial es Rafael, pero tanto María como Belén le dan un toque personal al repertorio, esas 60 cuartetas que se van aprendiendo sin aparente esfuerzo porque es algo que les gusta. "María siempre lleva el texto como una profesional. Belén improvisa más. Tenemos como una especie de tradición de estos años, que es que el domingo del Carnaval Chiquito nos sentamos en casa de su abuela, en Loreto, y ellas deciden qué es lo que van a sacar el año siguiente", explica Rafael.

En agosto ya está Rafael empezando a escribir y ahora los ensayos son algo más complicados porque María se ha ido a estudiar a Málaga, pero eso no es un obstáculo para que puedan salir con su romancero cada año. "Año tras año vas viendo lo que le gusta el público, lo que funciona, vas teniendo tus recursos, tus manías. Es un proceso que vamos avanzando. Habrá años mejores, años peores, años que conectes más o que conectes menos, que la interpretación sea mejor, que la letra sea mejor o que sea peor, pero al final, lo importante es creer en la propuesta y en lo que estamos haciendo. Si tú vas inseguro, al final el público te come", dice María.
Las dos tienen que estar convencidas de que el tipo elegido lo pueden defender bien y van apuntando detalles junto a Rafael para que quede un resultado óptimo para mostrarlo delante de sus amistades. "Si te gusta el tipo y pega contigo, es más fácil luego hacerlo. Yo me lo paso muy bien y es verdad que de mi círculo de amistades no hay mucha gente que salga, más que nada porque aquí en Jerez no hay tradición. Pero en Cádiz hay algunos amigos míos que les gusta verlo", señala Belén.
Como hermanas que son, se apoyan en las actuaciones y se complementan en los puntos fuertes y flojos de cada una. María va a ser actriz y comenta que plantarse delante del público tiene su miga: "Siempre he estado vinculada al espectáculo porque desde pequeña he estado en los escenarios, actuando en teatro y bailando. La vergüenza la perdí muy pronto. Belén es un poco más vergonzosa que yo al principio, pero también tiene más cara que yo en las actuaciones. Hacemos buen equipo".

Lo de vivir en Jerez y ser tan carnavaleras como buenas gaditanas es algo anecdótico para ellas. "Yo siempre digo que soy de Cádiz y de Jerez, porque hay que quedarse con lo bueno de los dos sitios. Yo soy flamenca igual que carnavalera", proclama María.
Rafael deja claro que el humor que llevan en el romancero es "bastante blanco" y se siente muy orgulloso cuando ve a sus hijas defendiendo una tradición que vuelve por sus fueros en Cádiz: "Es una cosa muy bonita. Cuando escribes algo nunca estás seguro de la reacción de la gente. Tú tienes pensado que tienes un punto maravilloso y la gente no se ríe ahí, pero se ríe con algo que no esperas. En el romancero, la interpretación del que lo hace es el que le da el punto realmente. Es fundamental la interpretación y ellas defienden el texto de una manera espectacular".