'La Marisma', una obra de muchos quilates sobre la diosa de Doñana

Este pasado viernes se estrenaba en el 28 Festival de Cine de Málaga, dentro de la sección de largometrajes documental a concurso, la penúltima obra del cineasta sevillano y biólogo Manu Trillo

Tráiler de 'La Marisma', una obra de muchos quilates sobre la diosa de Doñana.

Este pasado viernes, 14 de marzo, se estrenaba en el 28 Festival de Cine de Málaga, dentro de la sección de largometrajes documental a concurso, la penúltima obra del cineasta sevillano y biólogo, Manu Trillo. Una película en la que, concienzuda y artesanalmente, ha invertido los últimos cinco años de su vida.

Posiblemente, desde Rocío, aquel paradigmático y legendario, documental de Fernando Ruiz Vergara, ningún otro autor se había arriesgado a acometer una aproximación antropológica a la realidad de un territorio tan rico, como heterogéneo y controvertidamente complejo como el que abarca hoy el Parque Natural de Doñana.
 
Y es que, como la propia sinopsis de la película anuncia, "hace más de 10.000 años que en el Bajo Guadalquivir se venera a una deidad femenina relacionada con la Madre Naturaleza. Ya en tiempos de Tartessos se la llamaba Astarté. La exhuberante riqueza en ganadería, caza y pesca ha generado una cultura fuertemente arraigada al paisaje de la marisma. Tras más de medio siglos de la creación del más icónico parque nacional de España, y posiblemente, el más importante de Europa, diversos factores ponen en peligro hoy, el patrimonio natural y cultural de la Diosa de Doñana".
 
Una película que, como toda la obra anterior de Manu Trillo bebe a grandes tragos del cinema verité, aquel estilo cinematográfico que surgió como reacción europea ante la aplastante imposición del cine comercial made in Hollywood. Y del que sin ningún género de dudas, Trillo es actualmente uno de los mayores baluartes que tenemos en Andalucía.

Si con los Hombres del corcho ya asentó los mimbres de un estilo tan propio y personal, como auténtico y necesario, en La Marisma nos regala un trabajo que no me aventuraré a decir que es su obra de madurez, porque aún nos queda mucho por ver y disfrutar de este obrero del audiovisual y de lo que se proponga. Y de lo contrario, pasen y vean en lo que ha convertido un terruño de la Algaba con La bambusería, ya que probablemente les ayude a entender el amor y la defensa que este polifacético autor sevillano tiene por la naturaleza, en general, y por Andalucía en particular. Es así como siguiendo los planteamientos de Jean Rouch o Dziga Vertov, ha conseguido crear un estilo personal que para muchos compañeros y compañeras del cine patrio es perfectamente reconocible.

La penúltima obra

Pero adentrémonos en el contenido de La Marisma, su penúltima obra hasta el momento, para entrar en materia y diseccionar el contenido de una obra, tan bella como compleja. Para comenzar, deberíamos reparar en el gran riesgo asumido a la hora de tomar la decisión estética de rodar una película sobre el mayor y más importante Parque Natural de Europa en blanco y negro. ¿Casualidad o causalidad?

Yo me decantaría por lo segundo, por la sencilla razón de que ha acometido dicha tarea durante unos de los periodos de sequía más duros que haya conocido tan valioso territorio. De hecho, es muy significativo observar como el metraje solo cambia al color para mostrarnos unas maravillosas imágenes de archivo datadas en 1969. Época en la que los habitantes de dicho territorio tenían que utilizar caballos y barcas para cruzar los inmensos humedales que conformaban Doñana y que hoy, como consecuencia de la sequía y de la explotación intensiva de grandes y pequeñas explotaciones agrícolas de frutos rojos y la proliferación de pozos ilegales, han llevado a esta joya de la naturaleza hasta una situación límite. De hecho, han tenido que intervenir el Gobierno central y la Unión Europea para poner pie en pared.
 
Pero La Marisma es mucho más que eso. Es una obra coral sobre un territorio en el que reina la naturaleza, pero en el que además se han conservado durante siglos artes y tradiciones que desde un punto de vista cultural tienen un valor incalculable. Por eso la película nos conduce en un viaje interior por la geografía del Parque y preParque Natural, por localidades como Coria del Río, Aznalcázar, Sanlúcar de Barrameda, Almonte, Matalascañas o El Rocío, por citar solo algunas, y por profesiones como la de la pesca, la caza, la agricultura, la ganadería, con un capítulo muy especial para el caballo, con ese fantástico plano secuencia en el que con motivo de la saca de las yeguas, los caballistas sacan a un ejemplar de un barrizal en el que el animal había quedado atrapado en una situación tan crítica como dramática. Unas filmaciones ecuestres en las que hay que reconocer el magistral trabajo y asesoramiento de Daniel Gil.
 
Y obviamente, como no podía ser de otra manera, Manu ha querido dar el tiempo y protagonismo a ese poderoso vínculo que la marisma y sus habitantes mantienen con la Virgen del Rocío, con otros planos secuencia del traslado de la virgen por el interior del parque en una peregrinación en la que nos regala unos retratos con unos primeros planos, marca de la casa, que estremece ver y sentir. Sería muy difícil quedarse con un solo elemento de esta obra, porque si brillante es la fotografía, más aún lo es el trabajo de guion y montaje de un inconmensurable Darío García.

Incluso la música, en la que un genial Dani de Morón, nos rompe los esquemas con una banda sonora en la que huye del flamenco y sus habituales y virtuosas composiciones para guitarra de concierto, que en esta ocasión cambia, radicalmente, por la austeridad construida a base de disonantes notas monocordes con las que logra crear una atmosfera de auténtico western andaluz.
 
La Claqueta PC y Manu Trillo pueden sentirse más que satisfechos y orgullosos de haber alumbrado en este Festival de Cine de Málaga una obra cinematográfica de muchos quilates. No solo desde un punto exclusivamente fílmico, sino lo que quizás sea aún más importante, desde un punto de vista biológico y antropológico. Un servidor no es muy amigo de las predicciones, pero creo que tanto yo, como el jurado del prestigioso festival malagueño, nos equivocaríamos mucho si este trabajo no formase parte del palmarés de esta 28 edición que acaba de arrancar.

Sobre el autor

Fernando González-Caballos Martínez

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