"Tengo una solución / la del tinto peleón / para quitarme el encabronamiento general / todos los días son/. Me encuentro mucho mejor / sabiendo que ya no tengo necesidad / pasa el tiempo / lento en el campo / y yo sigo buscando / esa rana para mí...". Letra de Sapo Verde, de Migue Benítez.
Con la cámara de vídeo casera que le habían regalado a su hermano, en su habitación, con una camiseta blanca de tirantes, unos pantalones claros, y su guitarra en las manos, Migue Benítez (Jerez, 1983-2004) se grabó interpretando algunas de sus canciones. Sin saberlo, estaba dejando una joya en forma de testimonio audiovisual, ya que son sus últimas imágenes en vida.
Unos meses después, el 6 de julio de 2004, se marchó, cuando solo tenía 21 años. Ya han pasado dos décadas de aquella fecha, pero su llama sigue muy viva. Esta imagen de Migue Benítez, el más rebelde de Los Delinqüentes e impulsor de Matajare —pocos meses antes de su marcha— está extraída de un vídeo casero y es la que durante 15 años han contemplado sus innumerables seguidores, que se han hecho millones de fotos con el grafiti que desde 2009 se puede contemplar en el muro de una nave anexa a la que fue su casa.
En el videoclip de Sigo a la luna, una de las canciones de Matajare, su proyecto en solitario, se contempla el proceso creativo que dio lugar a un grafiti que, estaba muy deteriorado, pero que ha sobrevivido milagrosamente al paso del tiempo. Ahora se ha decidido restaurarlo, 15 años después de pintarlo y 20 después de su muerte. No es necesario para que perdure el mito de Migue, pero sí muy simbólico.
Hay que estar muy atento para encontrar la entrada a la que fue la casa de Migue Benítez, en un territorio difícilmente ubicable entre la barriada de San José Obrero de Jerez y la ELA de Guadalcacín. En la entrada a la finca, rodeada de maleza, pone San Ignacio —en Google Maps hasta está señalizado— y hay que discurrir por un estrecho camino, entre malas hierbas, hasta llegar a la única construcción en muchos metros a la redonda.
En este punto indeterminado, a las fueras de la ciudad, se instalaron Migue y Manu, su hermano cuatro años mayor, cuando tenían ocho y doce años respectivamente. En este lugar, precisamente, es donde nace el término garrapatero, popularizado por Migue. Junto a la casa estaba el pequeño habitáculo que hacía de establo, donde descansaba su caballo, al que cuidaba y limpiaba de garrapatas continuamente. También se pegaban a sus piernas. Y empezó a usarlo como sinónimo de "guay" o de "algo que te atrapa". Hasta que lo incluyó en su jerga particular.
Ahora, las garrapatas acuden al grafiti de Migue, atraídas por la pintura. Lo sabe bien Lauren López, conocido artísticamente como Desh, que lleva unos días enfrascado en su restauración. En la restauración de su propio grafiti, algo "muy difícil", técnica y sentimentalmente. "He tenido que contar con el yo que era hace 15 años, me acompaña el espíritu de entonces", cuenta a lavozdelsur.es. Migue es un artista al que Desh respeta y seguía tanto que incluso confiesa que su primer tatuaje se lo hizo con Nube de pegatina sonando en bucle.
Por eso cuando Manu Benítez le propuso en 2009 que pintara un grafiti de su hermano Migue, no se lo pensó. "Me vio en una exposición en Damajuana y se le ocurrió que lo hiciera. Fue un proyecto muy bonito y elaborado desde el corazón, desde cero", recuerda el artista. Cuando se embarcaron en ese proyecto lo que no se imaginaban es que iban a inaugurar, sin pensarlo, un punto de encuentro garrapatero.
También es un lugar que sirve de fondo a muchos videoclips. El primero fue Sigo a la luna, en un documento audiovisual al que los seguidores de Migue Benítez tienen mucho cariño, ya que en él se ve el proceso de creación del grafiti. Migue, pocos meses antes de su muerte, empezó a dar forma a su nuevo grupo Matajare. Su hermano quiso homenajearlo editando un disco-libro, Cómo apretar los dientes, en el que se incluían esta y otras canciones.
"Cuando lo hicimos solo pensábamos en tener un graffiti en su casa, no en que viniera gente a verlo", confiesa Manu, su hermano. La familia Benítez estuvo habitando la vivienda hasta 2012, por lo que era habitual que estuvieran comiendo en el porche y acudieran curiosos a visitar a Migue. Manu, Lauren y José Manuel Méndez, de Bloke 2 Producciones, forman un proyecto que hace 15 años terminó con la grabación y edición de un videoclip. Como entonces, Méndez está documentando la restauración. Aún no saben si acabará en reportaje audiovisual o un documental.
En poco más de una semana, se sentaron para hablar del proyecto, compraron los materiales y se pusieron en marcha. El propio Manu se encargó del saneado del muro, de la imprimación y de dejarlo listo para que Lauren comenzara la restauración de la obra que hizo hace década y media, "siempre respetando lo que ya había; he rellenado lo que no existía, y he dado retoques en lo que estaba más deteriorado".
"El clavijero", por poner un ejemplo, "era inexistente, porque es donde se pone la gente cuando se echa una foto", explica. Ha restaurado y ha aportado un guiño a su estilo actual también, por ejemplo, con un toque en la cadena que lleva Migue, dejando entrever que debajo lleva a su Cristo de las melenas —el Cristo de la Expiración—, que siempre tenía colgado al cuello.
"El grafiti estaba ya en un punto en el que lo restaurábamos o se perdía", comenta Manu Benítez, que no ha impulsado esta recuperación porque en julio se cumplan 20 años de la pérdida de su hermano. No ha sido premeditado, pero no es mala excusa. Por eso pidió permiso al propietario del terreno donde permanece vivo el muro de la que un día fue su casa.
"Esto sigue aquí porque Manu se empeñó en que no tiraran el muro, y luego por la gente que viene y cuida el entorno. Y por algún que otro milagrito, digamos, como que no llueva más de la cuenta en 15 años", dice Lauren López. "De verdad que no me explico cómo se ha mantenido", insiste. "Son 15 años de grietas, las que tiene el muro y las que tengo yo", añade.
"Que estemos otra vez aquí los mismos es como un déjà vu", dice José Manuel Méndez, el videógrafo que dará forma a la pieza audiovisual que salga de la restauración. "No queremos ponerle nombre, ya se verá, la otra vez tampoco sabíamos qué iba a pasar", insiste Méndez, que adelanta que usarán material antiguo que se quedó fuera del videoclip que se hizo hace más de una década. "A mí personalmente este proyecto me ha salvado", confiesa. Un proyecto que va más allá del grafiti. Es puro sentimiento y emoción.
Manu Benítez, por casualidad, encontró el vídeo del que se extrajo la imagen de Migue que se puede contemplar en la obra de Lauren. Cuando su hermano faltó, revisó el material grabado y halló al matajare cantando su canción Sapo verde, mirando a cámara. "Hay imágenes suyas mucho más nítidas y más potentes, pero esta imagen tiene un discurso, un valor iconográfico que trasciende el hecho en sí", explica Lauren.
Es la última imagen que hay del inclasificable artista jerezano, "en pleno proceso creativo". "Esto es un poco Las meninas de Velázquez, que tuvo claro que tenía que dejar representación gráfica de que los reyes iban a verlo cuando pintaba. Migue aquí dejó para nosotros una representación gráfica de que es un artista y eso está representado en este muro". Un momento que Lauren López, Desh, inmortalizó en 2009 en la casa donde Migue vivió, pero también creó. Ahí dio forma a muchas canciones, encerrado en su habitación, interpretando temas, muchas veces en la azotea en plena noche. Ahora lo hará con más color, rejuvenecido.
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