Nueve mujeres preparan con ilusión un puesto en la Feria de Economía Social que alberga los Claustros de Santo Domingo de Jerez hasta el 14 de noviembre. Una coloca los cuadros que han salido de su imaginación mientras otra cuelga ilustraciones creadas con sus manos. La mesa rebosa artesanía, ni un hueco libre.
En ella reposan complementos, dibujos, artículos de menaje, joyas y un sinfín de colores. El de ellas es el magenta porque en el espectro lumínico “solo aparece cuando se une a otros rayos de luz”. Y esa es su filosofía, dar visibilidad sus trabajos creativos a través de la unión. “Queremos crear sinergias entre nosotras y reflexionar sobre el papel de la mujer en el arte”, comenta Amanda Román, pintora y escultora de 44 años que forma parte de la Asociación de mujeres artistas y artesanas de Jerez, recién constituida.
Es la primera vez que aparecen públicamente como organización y el domingo a las 12.15 horas tendrá lugar su presentación oficial como una nueva “fuerza” para poner en valor las obras de las creadoras.
Con Candela Campuzano como presidenta, la asociación, en busca de una sede, comienza su aventura en estos claustros históricos donde varias socias se ayudan en armonía. Amanda sujeta una pieza escultórica con forma de mano. “La gente dice que es amandismo”, ríe la jerezana licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona que ha diseñado títeres para La Gotera De Lazotea.
Desde 2005, la apasionada de las artes plásticas, desde pintura en grabado hasta acrílico sobre lienzo, también se adentra en la dirección de arte en cine y televisión. Sus creaciones en su primera película Techo y comida, llegó a estar nominada a los premios Asecan. “A partir de ahí me animé a participar en más producciones como La Peste de Alberto Rodríguez”, cuenta a lavozdelsur.es.
Al mismo tiempo que Amanda muestra sus obras, Sara Gabandé termina de poner los precios a las ilustraciones “de mi mundo interior”. Fan de lo onírico y lo poético, esta madrileña afincada en Jerez desde hace 19 años derrocha entusiasmo. El motor que le permite seguir adelante en un sector plagado de adversidades. “Vivir de ello es muy complicado, pero sigo teniendo la esperanza de luchar. No podría estar sin dibujar”, comenta la ilustradora que decidió estudiar un máster de Ilustración digital para subirse al carro de las nuevas tendencias.
"Para ayudarnos las unas a las otras”
Sara enfocó su carrera en el mundo editorial y, desde entonces, ha sacado a la luz portadas de libros y otras ilustraciones para el contenido. “Me gusta contar historias con las imágenes”, expresa durante la conversación. La licenciada en Bellas Artes fiel a las técnicas tradicionales ahora combina las posibilidades del digital y encuentra en los Claustros una oportunidad “para poder impulsar lo que nos gusta hacer”. Desde su experiencia, en esta ciudad le ha costado encontrar lugares para poder montar un mercado, más allá de las exposiciones individuales que ha ofrecido en restaurantes y bares.
Otro de los rayos que dan vida a Magenta es Raquel Gómez, joyera por vocación que lleva detrás del mostrador “desde que era una niña”. La trebujenera de 29 años que estudió en la Escuela de Arte de Jerez ordena las joyas personalizadas hechas desde su taller. “Vengo de familia joyera, mi padre me ha enseñado mucho, pero yo me he desviado un poco de la línea tradicional”, explica la artesana que vende sus adornos corporales en la tienda familiar, La Platería de Sanlúcar.
Su especialidad es encapsular recuerdos de todo tipo. “Leche materna, cordón umbilical, los pelos de los bebés o las mascotas, las cenizas o lo que quieran”, enumera Raquel, que también presenta una colección con arena inspirada en la playa de Cádiz.
Se suma a este proyecto para “seguir avanzando y ayudarnos las unas a las otras”. A su lado, Zaida Peña utiliza pinzas para tender uno de sus dibujos. La jerezana de 35 años ha traído la edición de Poeta en Nueva York que ilustró para la editorial Mr. Momo, además de otras impresiones en formato grande extraídas del libro. Su primer trabajo con editoriales consistió en recrear los espacios urbanísticos del Nueva York de los años 20 que Federico García Lorca conoció durante su estancia. “Me dio mucha experiencia”, confiesa la ilustradora que se sumergió en este mundo de forma profesional hace tres años.
“Realmente he dibujado toda la vida, pero ahora me lo tomé más en serio”, dice Zaida, encantada de mostrar sus trazos junto a los de otras compañeras. Su próximo proyecto es un cuento infantil escrito e ilustrado por ella misma al que titula El nido de Adelaida. “Muchas horas” invertidas que solo las artistas viven en sus carnes.
Lola Mejías lo experimenta en el ámbito textil. Bolsos, mochilas, carteras trajes de flamenca, moda para bebés. La costura es la pasión de esta educadora social que compagina su trabajo con adolescentes con su taller de artesanía. Cuando era adolescente estudió diseño de moda y se dedicó a dar clases de corte y confección. Pero con 21 años le empezó a llamar la atención el mundo de la educación.
“No me quería quedar con la espinita de montar mi propio taller, lo he vivido desde pequeña, me viene de herencia familiar”, relata. Su madre tenía un taller de costura donde Lola pasó buenos momentos. “He crecido entre retales, agujas y máquinas de coser”.
La jerezana expone en el puesto una de las mochilas estampadas con claveles que hizo para la última Pasarela flamenca. Lola, además de encantarle todo lo que esté relacionado con el tejido, pertenece a varias asociaciones relacionadas con su profesión y otras culturales como El Tinglao. Además, ha estado tres años con sus creaciones en el mercado de Los Toruños.
Mujeres con ganas de enseñar su arte y alzar la voz por el cariño y esfuerzo que dedican a las disciplinas artísticas.
Conoce sus obras en la Feria de Economía Social
Sábado 13 de noviembre de 11.00 a 14.30 horas y de 17.00 a 21.00 horas y el domingo 14 de 11.00 a 14.00 horas.
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