Pocos países tienen la magia de Chile, esa perla sudamericana que recorre las vértebras del sur de un continente americano. Un país que ha visto nacer a artistas de la talla de Neruda, Víctor Jara, Jodorowsky o Violeta Parra. Sin lugar a dudas, la cultura chilena ha sabido trascender sus límites geográficos, siendo uno de los países americanos con más exportación a Europa. Hoy vamos recodar uno de sus hitos culturales, la nueva canción chilena.
La nueva canción chilena fue un movimiento artístico que se desarrolló en la década de los 60 y 70. Su principal característica fue la búsqueda de la esencia popular chilena en la canción o el arte moderno. Una respuesta a la importación norteamericana y europea aderezada con una ideología socialista producto de las transformaciones político-sociales que experimentaba toda Sudamérica.
Fernando Castillo, rector de la universidad católica de Chile, describió así el movimiento en 1969: "Tal vez la canción popular es el arte que mejor define a una comunidad. Últimamente en nuestro país estamos viviendo una realidad que no es nuestra. Nuestro propósito aquí hoy es buscar una expresión que describa nuestra realidad. ¿Cuántos cantantes extranjeros vienen aquí y nos agitan todos, solo para dejarnos? ¿Y no es cierto que nuestros programas de radio y televisión rara vez fomentan la creatividad de nuestros artistas...? Dejemos que nuestra preocupación fundamental sea que nuestro propio arte esté profundamente arraigado en el espíritu chileno, de modo que cuando cantemos, ya sea que esté mal o bien, expresemos auténtica felicidad y dolor, felicidad y dolor que son nuestros".
Como pueden ver, un movimiento de esencias. De la búsqueda de la realidad chilena en las distintas formas de expresiones populares.
Los cimientos de la Nueva Canción chilena fueron puestos a través de los esfuerzos de Violeta Parra para revivir más de 3.000 canciones, recetas, tradiciones y proverbios chilenos. Violeta fue una artista con polifacética cuyo talento se extendía a la pintura, la música o la escultura, sin embargo, fueron sus canciones las que le dieron un éxito internacional, habiendo sido versionada infinidad de veces, siendo una artista de referencia en los movimientos intelectuales de muchos países.
La nueva canción chilena tuvo un enorme apoyo por parte de artistas que veían una respuesta contracultural con un distintivo propio. Un rechazo a la ola americana a favor de un descubrimiento sincero de la cultura propia. Desde un primer momento, el movimiento tuvo un gran apoyo social e intelectual, artistas chilenos como Patricio Manns, Rolando Alarcón, Payo Grondona, Patricio Castillo, Homero Caro y Kiko Álvarez manifestaron su apoyo, así como a músicos no chilenos, como César Isella y Atahualpa Yupanqui de Argentina y Paco Ibañez de España.
En los días posteriores al golpe, Víctor Jara (uno de sus máximos exponentes) fue llevado al Estadio de Chile (ahora Estadio Víctor Jara), torturado y asesinado a manos del régimen milita
Como decíamos, la Nueva Canción chilena siempre tuvo un importante tono político. De hecho, llegó a apoyar activamente la campaña presidencial de Salvador Allende. Los cantantes populares del movimiento escribieron canciones en apoyo de la coalición de la Unidad Popular de Allende, tocando en mítines políticos y convirtiéndose en faros culturales de la izquierda. La izquierda de Allende no podría entenderse en ausencia de los intelectuales esencialistas chilenos.
Por desgracia, el golpe militar de 1973 liderado por Augusto Pinochet marcó el final del movimiento de la Nueva Canción chilena. Muchos de sus defensores fueron capturados y torturados o huyeron de Chile en el exilio. En los días posteriores al golpe, Víctor Jara (uno de sus máximos exponentes) fue llevado al Estadio de Chile (ahora Estadio Víctor Jara), torturado y asesinado a manos del régimen militar. Según el testimonio, fue torturado por soldados que le rompieron las manos y se burlaron de él diciéndole "canta ahora, si puedes". Según los informes, Jara respondió cantando un verso de Venceremos y luego fue llevado y asesinado. El último trabajo de Jara fue un poema sin título, comúnmente llamado Estadio Chile, en el cual escribió sobre las condiciones de aquellos capturados por la junta militar:
¡Canto, qué mal me sales / cuando tengo que cantar espanto! / Espanto como el que vivo / como el que muero, espanto. /De verme entre tanto y tantos / momentos del infinito / en que el silencio y el grito / son las metas de este canto. / Lo que veo nunca vi, / lo que he sentido y lo que siento/ hará brotar el momento...
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