Un hombre "en proceso de ser feminista"
Octavio Salazar (Cabra, Córdoba, 1969) se define como un hombre "en proceso de ser feminista", a pesar de que tiene a sus espaldas una extensa trayectoria de lucha por la igualdad y de reivindicación feminista. También se autodefine como "padre imperfecto y constitucionalista heterodoxo". Todo ello lo escribe en su biografía de redes sociales. En la oficial también aparece que es catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Córdoba, miembro de la Red feminista de Derecho Constitucional, de la Red de Hombres por la Igualdad.
Salazar tiene en su haber una docena de libros. El último, John Wayne que estás en los cielos (editorial La Moderna, 2022), lo presenta en el Ateneo de Jerez, donde imparte una conferencia con este mismo título, con el subtítulo: Masculinidades, cine y feminismo. En el libro, Salazar recopila reseñas cinematográficas, publicadas en medios como El País, The Huffington Post, Público, eldiario.es o Tribuna Feminista, además del blog personal del catedrático, sobre películas que ofrecen un modelo de masculinidad tóxica.
Es una propuesta de la editorial La Moderna (Cáceres), poniendo el foco en cómo en las películas que analizo se refleja la construcción de la masculinidad desde una perspectiva de género y con una mirada muy crítica, y cómo desde la cultura cinematográfica se ha contribuido y se sigue contribuyendo todavía hoy a mantener determinados roles y estereotipos. Aprovecho para poner de manifiesto cuáles son los factores que siguen incidiendo de manera negativa en la construcción de la masculinidad.
El cine, como la cultura en general, refleja la cultura dominante. Durante décadas, hemos visto mayoritariamente en el cine el modelo de hombre, de mujer, de relaciones, de pareja, de sexualidad que se consideraba que era normal. Y a medida que la sociedad ha ido cambiando, pues también hemos ido viendo cómo el cine ha empezado a introducir otro tipo de discurso. Lo relevante en el cine es que tiene una enorme capacidad de influencia en nuestro comportamiento, por eso es tan importante tener una mirada crítica.
"Cuando me he puesto las gafas violeta he cuestionado gran parte del discurso de Woody Allen"
No sabría decir qué ha sido primero, pero es cierto que se dan un poco los dos procesos. La sociedad va cambiando y evidentemente la cultura es reflejo de esa sociedad. También es cierto que a veces los creadores y las creadoras tratan de lanzar un mensaje reivindicativo que va por delante de la sociedad.
Más que una película en sí, te voy a hablar de un director que para mí durante mucho tiempo fue un referente, como es Woody Allen. Yo era de los que esperaba sus películas, ha habido muchas que me han parecido fantásticas y luego, cuando he ido teniendo esas gafas violetas, he cuestionado gran parte de su discurso. Con Poderosa Afrodita me reí mucho en su momento, me pareció muy divertida y ahora analizo cómo aborda la prostitución y la imagen de las mujeres y me parece una película muy cuestionable, lo cual no quiere decir que no tenga un valor cinematográfico o que Woody Allen no sea un buen director. Cuando era adolescente vi películas de Pedro Almodóvar que me parecieron muy rompedoras y cuando las he mirado desde una perspectiva feminista, le pongo muchos peros a la forma de retratar a las mujeres.
Ahora la gran suerte que tenemos es que existe una mayor variedad de tipos de películas y, si pensamos en el mundo de la televisión, de series y plataformas, hay una mayor diversidad. No nos llega solo el cine comercial de Hollywood. Desde esa perspectiva sí que empezamos a encontrar otro tipo de historias que hace unos años no eran tan habituales, en lo que tiene mucho que ver el hecho de que se han incorporado más mujeres al mundo del cine.
Estamos viviendo un momento, no solo en España sino a nivel global, en el que determinados discursos pretenden volver al orden tradicional, en cuanto al hombre, la mujer, la familia y la sexualidad. No sé hasta qué punto eso va a tener reflejo en el cine o por el contrario, el cine va a seguir siendo un espacio desde el cual mantener un discurso más alternativo. En todo caso, el cine más comercial no ha cambiado mucho. Cuando veo que ahora una de las películas más taquilleras es Fast & Furious, pues imagínate.
"Muchos discursos pretenden volver al orden tradicional. No sé hasta qué punto eso va a tener reflejo en el cine"
Siempre que me preguntan digo que estoy en proceso de ser feminista. Sigo siendo un hombre machista, porque me he educado en un mundo machista y sigo teniendo todos los días comportamientos y actitudes machistas. Pero trato de revisarlo, de ser consciente de ello. Es un proceso que lo mismo no termina en toda mi vida. Empiezo a ser consciente cuando, en el ámbito del Derecho Constitucional, que es a lo que me dedico, trabajo cuestiones relativas a igualdad. Ahí empiezo a darme cuenta de que hay un enorme problema con cómo nos ha construido un determinado modelo de sociedad. En el ámbito más personal, el hecho de haberme ido encontrando con mujeres feministas me ha aportado ese permanente cuestionamiento.
Estamos viviendo un momento importante en el que el feminismo tiene una gran relevancia pública. El hecho de que el feminismo haya conseguido poner sobre la mesa una serie de cuestiones en el ámbito político que hace unos años no estaban, como la violencia sexual y el debate sobre el consentimiento, demuestra la potencia que tiene. Esa capacidad ha generado una reacción en contra, que es habitual a lo largo de la historia siempre que hay avances en los derechos de las mujeres. La otra consecuencia, quizás más negativa, es la lucha partidista a la que lleva la reivindicación del feminismo. Eso está generando unas tensiones que en vez de sumar, están restando.
Es que para un sector de la sociedad, muy especialmente para un sector de hombres, el feminismo se ve como una amenaza. Detrás de todo eso hay una falta muy grande de pedagogía. Hace falta explicar lo que de verdad supone el feminismo con mucha más tranquilidad. El feminismo no es una amenaza para nosotros, sino al contrario, es una posibilidad para que nos convirtamos en mejores personas y para que este mundo funcione de mejor manera.
Además, hay una generación de chicos jóvenes que están a la defensiva. Ahí tenemos una especial responsabilidad quienes estamos en la tarea educativa. Yo creo que tengo que hacer un esfuerzo por hacer lo suficientemente atractivo este discurso y no entrar en la confrontación, sino ser muy empático, tratar de entender por qué están en esa posición y luego acompañarlos en el proceso de desaprender esos prejuicios que tienen en la cabeza.
A veces cuando analizamos los fenómenos nos falta un poco de memoria. Si uno repasa la historia del feminismo se da cuenta de que las tensiones han sido muy habituales. Lógicamente, ante un movimiento social y político tan transversal y tan amplio como es el feminismo, y donde caben tantas realidades, pues son inevitables. El problema es que esas tensiones las utilizan los partidos políticos como una especie de pulso entre ellos. Habría que rebajar un poco ese tono.
"A lo largo de la historia del feminismo las tensiones han sido muy habituales, son inevitables"
Hay que tener en cuenta, en el caso concreto de España, que es la primera vez que hemos tenido un Gobierno de coalición. Y si pensamos en estos cuatro o cinco últimos años, yo creo que más cosas no podían pasar —pandemia, guerra de Ucrania...—. Este momento político coincidió con las reivindicaciones del feminismo en primer plano, y se ha dado la circunstancia de que los dos partidos que están gobernando han querido coger la bandera del feminismo y capitalizar sus logros. Eso, en ocasiones ha llevado a malas consecuencias, sobre cómo se han gestionado determinados problemas como la Ley del solo sí es sí, pues ha habido cosas que se han hecho solamente regular desde mi punto de vista.
Ante situaciones tan complejas como la que ha supuesto la Ley del solo sí es sí, una de las cuestiones que ha fallado es cómo se ha explicado a la ciudadanía y cómo se se han afrontado errores. En este caso, el debate desde el punto de vista jurídico ha oscurecido un debate esencial, que es esa especie de huida permanente hacia el Derecho Penal, y pensar que un problema tan grave como el de la violencia sexual vamos a resolverlo teniendo más o menos tiempo al individuo en la cárcel. Hay que afrontar cuestiones que tienen que ver con la forma en que nos educamos y cómo socializamos para prevenir estas conductas.
Es otra cuestión esencial. Lo cual no quiere decir que todos los jueces sean machistas, lo son como lo es en definitiva la sociedad. En el ámbito de la Justicia y del Derecho Penal no hemos incorporado a la manera de estudiar la perspectiva de género, el análisis de esas determinadas realidades que inciden en la violencia machista. Seguimos teniendo una cultura jurídica muy patriarcal y muy conservadora.
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