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Pedro Tabernero: el editor que España no ha sabido reconocer

Un visionario de la edición que desafió las normas y dejó una huella imborrable, como ser uno de los culpables de que el Curro de la Expo'92 siga vivo en la memoria

Pedro Tabernero, editor sevillano, posando junto a Osinvito, mascota creada para Diputación de Sevilla, obra de su gran amigo Edelmann.
Pedro Tabernero, editor sevillano, posando junto a Osinvito, mascota creada para Diputación de Sevilla, obra de su gran amigo Edelmann. MAURI BUHIGAS
24 de febrero de 2025 a las 22:00h

Entrar en su casa es vivir una experiencia similar a la de visitar un museo o una librería, rodeado de estanterías llenas de trabajos y recuerdos de sus más de cien países visitados, pero en la que el reloj no pasa rápido, sólo interrumpido por el tañido de las campanas catedralicias. Pedro Tabernero nació en diciembre de 1951 en Sevilla y, aunque estudió Ciencias Químicas e Ingeniería Ambiental, su vocación siempre estuvo ligada a la edición y el diseño gráfico. Durante catorce años trabajó en Endesa, entonces Sevillana de Electricidad, en la sección de proyectos medioambientales, pero en su tiempo libre se sumergía en el mundo editorial. Finalmente, decidió abandonar la estabilidad laboral para dedicarse por completo a su verdadera pasión. "No fue una decisión fácil, pero entendí que lo mío era contar historias a través del libro, dar forma a mundos que podían trascender el tiempo. La ciencia me había dado estructura, pero la edición me ofrecía la posibilidad de construir algo con alma”. Muy a pesar de sus padres.

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Desde pequeño sintió fascinación por los libros ilustrados y su curiosidad lo llevó a experimentar con el diseño y la narrativa visual. "Si el texto y la imagen pueden convivir, la historia adquiere otra dimensión", señala. Los libros ilustrados, los álbumes de cromos y otros productos gráficos marcaron su infancia y, años después, materializó esas influencias en proyectos editoriales innovadores. "Los cromos eran pequeñas ventanas a otros mundos y me fascinaba cómo una imagen podía narrar tanto con tan poco. Empecé a experimentar con la narración visual desde niño sin darme cuenta".

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Retrato de Pedro Tabernero, en su casa.  MAURI BUHIGAS

De la industria a la creación

El cambio de rumbo definitivo llegó con un acto simbólico: "Me fui a las cataratas del Iguazú a tirar mi tarjeta de fichar diaria en Sevillana. Ahí comprendí que debía seguir otro camino". A partir de entonces, se enfocó en la producción cultural. Su trabajo en la Expo 92 consolidó su trayectoria, encargándose de la producción de carteles, material gráfico y liderando el diseño de Curro, la icónica mascota del evento.

"Curro debía representar el optimismo y la modernidad de la Expo. Queríamos algo completamente diferente a lo visto antes, alejado de los tópicos de España", explica Tabernero. La selección de la mascota fue un proceso riguroso en el que participaron diseñadores de renombre, pero fue el boceto de Heinz Edelmann, el legendario creador del Yellow Submarine de los Beatles, el que destacó. "Cuando vimos el diseño de Edelmann, supimos que teníamos algo único. Esa cresta multicolor, ese pico estilizado... no era solo una mascota, era una identidad visual revolucionaria".

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Proceso creativo de Curro, la exitosa mascota de la Expo 92 de Sevilla salida del talento de Heinz Edelmann. MAURI BUHIGAS
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Pedro Tabernero dialogando con La Voz del Sur en su casa de Sevilla. MAURI BUHIGAS

Tabernero recuerda el proceso creativo como una de las experiencias más enriquecedoras de su carrera. "Edelmann tenía un enfoque quirúrgico. Cada trazo estaba calculado, cada color tenía un propósito. No diseñaba simplemente algo bonito, quería algo funcional y con un impacto duradero". A lo largo de meses de trabajo, el equipo afinó los detalles, adaptando a Curro -que podría haberse llamado Fran- a diversos formatos y materiales de difusión. “Se tenía que ver bien en un cartel, pero también en peluches, en animaciones y hasta en modelos tridimensionales. Cada detalle se pulió hasta la perfección”. Y ahí quedó el legado de la mascota eterna tan sevillana como el NO8DO.

El resultado fue un éxito rotundo. Curro se convirtió en el emblema de la Expo 92. Hoy sigue vivo en la memoria de millones de personas: "Nunca imaginé que, más de 30 años después, la gente seguiría recordándolo con tanto cariño. Lo ves en camisetas, en ilustraciones contemporáneas, en redes sociales… Eso es lo que hace que un diseño sea eterno", reflexiona. Para Tabernero, Curro fue una prueba de que el buen diseño puede trascender su tiempo y convertirse en parte de la cultura popular. No obstante, señala, “la nostalgia no va conmigo y hoy Curro es un viejo proyecto. Estoy más volcado en mis trabajos futuros que en los pasados”

Un editor diferente

Tabernero nunca se ha limitado a reproducir fórmulas comerciales. "Nunca he comprado derechos. Prefiero crear desde cero". Entre sus innumerables proyectos, dentro de la editorial Grupo Pandora, fundada en 1989, destaca la reinterpretación ilustrada del Quijote, en la que apostó por un artista de Casariche para ofrecer una visión fresca y original. "Doré creó un Quijote icónico, pero quise mostrar otra faceta del personaje, más humana y con matices que pocas veces se han explorado visualmente", explica. Como siempre en su tarea, la imagen debe hablar tanto como el texto y cada ilustración tiene que aportar una nueva lectura a la historia.

También ha profundizado en la relación entre literatura e historia, trabajando en ilustraciones inspiradas en las Cantigas de Santa María de Alfonso X y su conexión con el Puerto de Santa María. "Son las únicas cantigas que los miniaturistas de Alfonso X dejaron sin ilustrar. Y las vamos a ilustrar ahora nosotros. Estas composiciones son un testimonio valioso de la cultura medieval y merecen una revisión visual que acerque su riqueza a nuevas generaciones. No es solo reinterpretar, es darles una segunda vida en un contexto moderno".

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Detalle de El Quijote ilustrado que verá la luz en breve. MAURI BUHIGAS
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Detalle de las Cantigas de Santa María que serán publicadas próximamente. MAURI BUHIGAS

El reconocimiento y el futuro de la edición

A pesar de su legado, como aquella colección única de los 80 titulada Los Álbumes, que constaba de tres volúmenes de una de las primeras historias gráficas de la Historia de Andalucía, tres álbumes de cromos y un volumen que acercaba la informática al público juvenil, editada por el extinto Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla, siente que su ciudad no siempre ha valorado su contribución. "Sevilla ama su historia, pero a veces le cuesta abrirse a nuevas formas de expresión", reflexiona. "He visto cómo proyectos innovadores han tenido más repercusión fuera que dentro. Pero eso no me detiene. Crear es un impulso que no depende del reconocimiento inmediato". Sin embargo, su obra ha encontrado mayor reconocimiento fuera de Andalucía, donde su enfoque artístico y narrativo ha sido apreciado en círculos culturales internacionales.

En cuanto al futuro de la edición, Tabernero cree en el libro como experiencia visual y conceptual. "No basta con imprimir palabras. Hay que pensar en cómo contar la historia a través de todos los elementos del libro". Para él, el libro es un objeto artístico con el poder de transformar la experiencia de lectura. “Las imágenes, el papel, la tinta, la tipografía, la encuadernación... todo comunica y tiene que formar parte de la historia. Un libro bien hecho es como una obra de arte, te invita a explorarlo con todos los sentidos”, comenta.

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Desde pequeño Tabernero vio en las ilustraciones su verdadera vocación. MAURI BUHIGAS
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‘Osinvito’, obra de Edelmann, mascota de Turismo de la Provincia de Sevilla (2004). MAURI BUHIGAS

Actualmente trabaja en una serie de exvotos taurinos y en una nueva edición de Así habló Zaratustra, un proyecto que define como "una exploración visual del pensamiento filosófico". "Es un reto, porque Nietzsche es un autor que se lee con la mente, pero quiero traducir su pensamiento a imágenes que se sientan con el corazón”, indica. Este volumen, de hecho, formará parte de la nueva colección Mardito Roedore. Toda una declaración de intenciones.

Un legado que trasciende

Más allá del reconocimiento, Tabernero sigue fiel a su pasión. "La edición es un acto de resistencia contra el olvido. Mientras tenga ideas, seguiré publicando. Éste es un oficio del que solo te sacan en una caja de madera”. Sevilla, su ciudad natal, sigue siendo su refugio y su inspiración: "Ha sido un lugar de encuentro, de intercambio. Me gustaría que esa apertura se reflejara también en su relación con el arte y la literatura".

Con más de setenta años, Pedro Tabernero sigue creando, explorando y experimentando con la edición como medio de expresión. "Un libro bien hecho informa, claro que sí, pero también deja una huella en la memoria del lector. Eso es lo que me motiva a seguir". Su pasión no se mide en premios o reconocimientos, tal vez. Pero él lo tiene claro: ”Es un trabajo silencioso, donde lo importante no es la fama, sino la huella que dejas. Y esa, si es verdadera, no se borra con el tiempo".

Sobre el autor

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Ezequiel García Barreda

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