Hay evidencias de que 17 personas fueron acusadas de brujería sólo en el Tribunal de Granada.
Anteriormente vimos a través del artículo Una aproximación al fenómeno esclavista en Jerez que la presencia de esclavos está documentada en nuestra ciudad en las actas y en los protocolos notariales, así como en los archivos parroquiales. Esta situación era común en buena parte de Andalucía y, de todos estos esclavos, algunos eran de origen berberisco. Muchos de ellos fueron capturados en los diferentes conflictos que hubo entre la Corona de Castilla y los piratas del norte de África, como vimos en el artículo Piratería en la Bahía de Cádiz.
Cuando estos esclavos obtenían la libertad, algunos de ellos preferían permanecer en el territorio de lo que es hoy en día Andalucía y, en ciertas ocasiones, eran acusados de practicar la hechicería, o por sus supersticiones, y eran llevados ante el Tribunal de la Inquisición. En total, Rafael Martín Soto constató que 17 personas fueron acusadas de brujería sólo en el Tribunal de Granada.
Muchas de las acusadas eran de avanzada edad, como muestra de ello podemos citar los casos de María Membibre y de María de las Nieves, ambas esclavas, tenían 60 años en el momento de su detención; otra mujer de avanzada edad era Agustina de los Santos, natural de Orán y 63 años, pero también había algunas que habían nacido en Andalucía, como María Gertrudis, nacida en la villa de Gaucín, que había sido partera y que tenía nada más y nada menos que 78 años. Lo habitual era acusarlas de superstición —delito menor— pero se dieron casos de acusaciones por hechicería, siendo la habitual pena el destierro durante un tiempo determinado, por ejemplo: en el caso de María Gertrudis su destierro fue de tres años.
Aunque estos esclavos solían ser bautizados, su origen era musulmán y entre estos, al igual que entre los judíos y los cristianos, estaban prohibidas ciertas artes mágicas y, continuamente, sus ulemas hacían advertencia de no seguir estas prácticas. Sin embargo, estas advertencias no tuvieron ni la fuerza ni el calado que tenían otras leyes del Islam. Como vimos en nuestro artículo La brujería en Jerez y Andalucía, la hechicería era practicada fundamentalmente por mujeres, pero también se daban casos en los que la Inquisición acusaba a un hombre por practicarla. Este fue el caso del berberisco Fernando San Martín, un vagabundo nacido en Fez que tenía 38 años y que fue acusado en Granada de practicar sortilegios. Su condena fue bastante inusual, pues fue desterrado durante seis años y condenado a pasar dos de ellos en un convento, en Córdoba, donde hizo labores como albañil y carpintero.
Un punto muy interesante de acusación hacia ciertos hombres de origen berberisco fue que muchos fueron acusados de ser hechiceros y por ser estafadores. En la época, era muy habitual que en el territorio del antiguo Reino de Granada hubiera buscadores de tesoros que vendían a ciertas personas promesas de encontrar algún cofre escondido por los antiguos gobernantes de esas tierras. Cuando la estafa salía a la luz, se acusaba a estos de toda clase de delitos, tal fue el caso de Miguel Francisco de los Dolores, de 25 años de edad, nacido en Mequinez (Marruecos) y que trabajaba en Granada como lacayo. Durante su proceso, muchas personas le acusaron de haberles estafado con la promesa de extraer unos tesoros ocultos. Hay que tener presente que, para sacar estos tesoros, había que realizar una serie de sortilegios y utilizar libros o manuscritos que eran de origen “moro”. Estos estafadores, aparecían como personas capaces de utilizar estos libros y de llevar a cabo los sortilegios necesarios para encontrar estos tesoros —por un precio por supuesto— y, en el caso de Miguel Francisco, su causa tuvo que ser interrumpida debido a que al poco de ser enviado a una cárcel secreta, acabó muriendo poco después en la misma.
Aunque el número total de berberiscos acusados de superstición o por brujería en Andalucía sea menor que el de otros grupos, no deja de ser relevante si tenemos presente que los moriscos fueron los grandes acusados en los tribunales por su práctica. Hecho que, más adelante, analizaremos en profundidad en futuros artículos.
Bibliografía
Caro Baroja, Julio. Las Brujas y su mundo. Madrid. Alianza Editorial. 2015.
Martín Soto, Rafael. Magia y vida cotidiana. Andalucía, siglos XVI-XVIII. Centro de Estudios Andaluces. Renacimiento. 2008.
Martín Soto, Rafael. Magia e Inquisición en el antiguo Reino de Granada. Málaga. Arguval. 2000.
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