El martes, la Biblioteca Pública Municipal de Jerez acogió la presentación del segundo libro de poemas de David Marín Castaño. El acto fue presidido por Francisco Camas. El Delegado de Cultura comenzó con un pensamiento de Stefan Zweig: “Los libros se hacen para unir a los seres humanos.” Esa es la idea de literatura que anima a David, que estudió Derecho, es profesor y se embarcó en el mundo literario en 2019 con la publicación de Sueños del hastío, su primer libro de poemas, con la editorial Letrame. “Es un libro que fusiona arte y literatura, con las ilustraciones que acompañan sus poemas y reflejan fielmente los estados de ánimo que muestran sus versos.”
La segunda obra, Antología de lo irremediable, ha sido publicada por Editorial Autografía, explicó Camas. “Contiene más de cuarenta poemas, salpicados con las ilustraciones de su padre, Jesús Marín Echeverrría, a quien tenemos mucho que agradecer ya que el año pasado donó a la Biblioteca una colección de medio centenar de grabados sobre diferentes monumentos y rincones jerezanos.” Francisco Camas también resaltó las preferencias literarias de David Marín: Paul Auster, Irene Vallejo, George Orwell y, por encima de todo, Rubén Darío, “ese ser uno mismo que acompaña su creación literaria y que impregna la obra que hoy se presenta en esta biblioteca, templo de los libros.”
Mauricio Gil Cano mostró su satisfacción por haber aceptado el reto de escribir el prólogo de Antología de lo irremediable, un libro que ha quedado “precioso” y que tiene un “valor añadido” con las ilustraciones de Jesús Marín Echeverría. Es un libro, además, que está escrito con “un amor fraterno, por la humanidad”. “Hay unos pensamientos y unos sentimientos muy profundos, donde David penetra un existencialismo humanista estremecedor. En realidad, nos está dibujando una jornada, una vida humana con sus diversas etapas. Y, al mismo tiempo, es un viaje iniciático, al que invita a los lectores para enriquecernos con las profundas verdades que laten en sus palabras.”
En el prólogo, Mauricio Gil Cano dice que es posible que el lector encuentre en Antología de lo irremediable “un sendero hacia la esperanza”. Se trata de un viaje interior que pasa por las edades de la existencia, desde el nacimiento hasta la muerte y, con la memoria, el eterno retorno. Según Mauricio: “La inquietud existencial, la reflexión ante el misterio de la vida y la búsqueda de la verdad son constantes en el discurso de un poeta que, por encima de todo, siente.” Ese recorrido atraviesa la infancia, la familia, la juventud, la serenidad de la madurez, las palabras, los libros… Todo impregnado de “la exaltación gozosa del amor y la belleza”. Y concluye: “Concebidas desde una amplia libertad creativa, donde la voz lírica permanece ante todo fiel a sí misma, estas páginas suceden como un torrente iniciático de poderosas imágenes y temblorosa elocuencia. Fluyen en busca de la palabra que nos nombra y, con ímpetu visionario, atraviesan la noche oscura del alma hacia la revelación.”
David Marín Castaño nos explicó en primer lugar que Antología de lo irremediable no tiene nada que ver con su primer libro. En Sueños del hastío quería rendir tributo a todos aquellos autores que han dado forma a su voz poética. Ahora ya no parte de esos escritores, ya no pretende dar tributo a nadie, sino que muestra directamente su propia voz, alejándose de los cánones, desde la libertad creativa y sin ataduras. David entiende la poesía como un ejercicio de autorreflexión, de autoconocimiento, como dice Luis García Montero. Sin embargo, algo que sí se repite en este libro es “el tributo que doy a la obra de mi padre”. Hay ilustraciones de una serie cubista de Jesús Marín Echeverría. La portada del libro es una imagen muy especial para David, la lleva grabada en su cabeza, en su piel: se identifica con ese ser extraño que toca la melodía de su vida. A lo largo de la obra encontramos intercaladas otras diez imágenes de la serie cubista acompañando a los poemas.
El libro nació durante el confinamiento. David tuvo tiempo para pensar. “Algo muy pequeño había cambiado el mundo y estaba doblegando nuestra sociedad.” Entonces se preguntó si podía crear algo nuevo. El libro surgió como un refugio contra la desesperanza y la deshumanización, contra la banalización. De este modo, fue construyendo a partir de una idea clara: quería elaborar un tránsito de vida donde “pudiera valorar todas las etapas de la existencia, desde el nacimiento hasta el fin, con una pizca de esperanza del eterno retorno”. Esa es la temática del libro, un itinerario a través del tablero de la vida. “Y me resultó fácil moverme por ese tablero, porque había infinidad de recuerdos y vivencias que se desbordaban por la mesa.” No obstante, David reconoció que hay dos etapas que le han costado un poco más, la vejez y la muerte.
Para abordar esos temas, David va a desarrollar dos tipos de poesía: una de tipo costumbrista, basada en la experiencia y el recuerdo, y otra que brota del pensamiento, surrealista, de la esperanza. Las lecturas de Kafka y Rilke condicionaron su forma de hablar de la senectud y la muerte. De Kafka estaba leyendo los cuentos, y de Rilke, Los cuadernos de Malte y las Elegías de Duino. La vejez se presenta como el final del camino, cuando uno mira hacia atrás y está orgulloso de ser lo que ha sido. Así, uno acepta la muerte con la conciencia de seguir siendo uno mismo, porque “quiero morir viviendo”. Por eso la parte final del libro es más surrealista, frente a los versos más costumbristas de las primeras etapas.
David Marín comparó su libro, su creación poética, con un árbol que fue creciendo, extendiendo sus ramas hasta convertirse en “el árbol de mi vida”. Ese árbol crecería hasta morir, “pero su muerte se convertiría en un símbolo transitorio, de transformación… Y de esa transformación renacería otra cosa, una esperanza de vida más allá de lo vivido, sabiendo que la poesía nunca moriría con la última estrofa escrita, al igual que la vida. Se abriría camino hasta las frondosidades más inhóspitas.” La guitarra de Luis Ocaña del Río y la voz de Irene Bellón Doña nos acercaron de forma magistral los versos de Antología de lo irremediable.
Hilo de tus palabras
Descubrí entre rasgos de luz,
en la frágil brevedad de los hechos,
entre la oquedad que separa
la tierra que partiste, los obsequios
que portaban el hilo de tus palabras.
Se grabaron en el pergamino de mi memoria,
distante, callada,
arañando, rasgando y astillando
la suave armonía de mi retina.
Me solicitabas palabras, pero aprendí
a no decir,
a no sentir,
a no dar nada.
El hacha que portabas
rasgó mi sombra.
Me sentí herido,
traspasado, cargando en silencio,
quizás mi culpa, quizás…
mi penitencia.
Pero, sobre todo, me sentí
invisible, afligido. Envuelto
y sepultado por la noche,
amarrado a la tierra,
cubierto sin gloria.