Francisco Camas, Delegado de Cultura del Ayuntamiento, destacó de Josela Maturana su "gran esfuerzo intelectual y afectivo, porque no solo escribe bien, sino que además cuenta bien, con generosidad expresiva, pues quiere que los demás entiendan lo que transmite”. Ana Sofía Pérez-Bustamante resaltó, en primer lugar, el compromiso de Josela Maturana con la enseñanza y la escritura. Vive en San Fernando y nació en Melilla, crisol de tres culturas: la cristiana, la árabe y la judía.
Ana Sofía nos leyó textos de Josela (“El beneficio de la mariposa”) en los que describe su ciudad natal, “tierras de regreso, en el reino del olvido, un lugar en el mundo donde los pájaros rozan las fronteras de otro país y donde la escritura invisible de lo cotidiano imprime sus páginas con nombres extranjeros que jamás pude pronunciar correctamente… Empecé a escribir para levantar un puente que me uniera a la vida… ”. Según Ana Sofía, en estas palabras se refleja una vocación literaria nacida al otro lado del Estrecho, “un mundo que tiene ecos de exotismo, de otredad y frontera”. La escritura de Josela es un puente femenino y andaluz, con una tradición que incluye a Cernuda, Lorca, María Zambrano y Caballero Bonald.
Antes de El cielo de las horas (Editorial Dalya), Josela Maturana ya había publicado una docena de títulos de poesía: La vida inédita (Premio Feria del Libro de San Fernando 1997), Oficio del regreso (Premio Carmen Conde 1999), La soledad y el mundo (finalista del Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla 2000), No podrá suceder (Premio Bahía de Poesía 2005), Principio de la desolación (2007), Lugares de orfandad (2008), Mar de cloro (2008), Para entrar en la nieve (2010), Cuaderno de la fragilidad (2011), La luz guardada (Premio de Poesía La Compañía de Versos, 2013), Palpitante animal de la tristeza (2015), Todo dice tu nombre (2016), y Libro del Tarot (2016). El cielo de las horas traza amplio círculo con los orígenes de Maturana, señaló Ana Sofía. Este libro está dedicado a Luz María Jiménez Faro, fundadora en 1982 de Ediciones Torremozas, donde Josela publicó Oficio del regreso cuando ganó el premio Carmen Conde. El cielo de las horas lleva un prólogo "intuitivo, cálido y brillante", La sombra que es la luz, escrito por Dolors Alberola, poeta que ganó un año antes el mismo galardón.
“Ya desde el título, este libro es un homenaje a la escritura femenina, y en concreto a uno de sus mayores iconos, Virginia Woolf”, explicó Ana Sofía. Y recordó que Michael Cunningham escribió la novela Las horas, que dio lugar a la película homónima protagonizada por Nicole Kidman, que encarna a Virginia. El libro tiene una portada de Alfonso Arenas, con un cuadro de Friedrich, “Mujer en la ventana”. “La escritura es un gesto de intimidad, de ruptura del enclaustramiento”, como reflejaría Virginia en “Una habitación propia”. El libro de Josela consta de 41 poemas, divididos en dos partes casi simétricas. La primera, titulada Las nubes, nos remite al poeta melillense Miguel Fernández. La segunda parte se titula El aguacero, y se abre con una cita de Emily Dickinson.
Pérez-Bustamante sintetizó con precisión el contenido del poemario: “Entre las nubes y el aguacero, tornasol de vivencias, sentimientos, actos y símbolos, transcurre la vida y la escritura. Vivencias y palabras para intensificar la perfección de la belleza y el dolor de la memoria.” Desde un punto de vista subjetivo, Ana Sofía cree que este libro comienza con la libertad del sujeto poético, desde el verano, la vacación y la llamada del mar. Sigue con la voluntad de no olvidar las cosas amadas, recuerdos de infancia, cerezas... Luego vienen historias de dolor profundo: la finitud, los límites del deseo y la existencia. Llueve mucho en este libro…“La poesía de Josela quiere redimir el pasado antes de que se acabe la memoria y quiere ensanchar hacia dentro y hacia fuera, hacia arriba y hacia abajo, la conciencia del presente antes de que se termine el tiempo”.
Para Josela Maturana, la escritura es conciencia, voluntad, pero también irracionalidad, ficción y sueño, dada la imposibilidad de expresar todo lo que deseamos, siguiendo a Cernuda. Siempre tuvo claro el título del libro. Como se dice en la novela y la película mencionadas, nos enfrentamos a un mundo gigantesco, vertiginoso, que no podemos abarcar, pero que se compone de horas cuando estamos solos. Vivir es enfrentarse, no a ese cosmos gigantesco, sino a ese mundo cotidiano formado por las horas. “Esas horas, que son la existencia de cada uno, hecha de memoria, de presente, de realidad y de sueño, tienen un cielo”. Los poemas de este libro habitan ese cielo.
El gran paisaje de la vida se encuentra arriba, en el cielo, en las nubes… Sin embargo, nuestro mirar horizontal nos impide prestarle atención. El poema Abstracción de la mirada se lo ha dedicado a una mujer joven con gran sensibilidad cultural que ha ido perdiendo la visión. “Pero sigue viendo más allá de lo corpóreo y lo tangible, porque su curiosidad por vivir es enorme.” Sanación es un poema que parte del vínculo de Josela Maturana con María Zambrano. En Filosofía y poesía encontró algo que llevaba mucho tiempo buscando, “ese derecho que tiene la poesía a vivir aunque no suceda, porque todo tiene derecho a ser, lo que es pero también lo que no ha sido”.
En Triunfo de la recitación, la escritora expresa la relación entre poesía y canto. La musicalidad es esencial en todos los versos. Un poema clave de la primera parte es Las horas. En la segunda parte llueve mucho… Nos leyó Vigilia del sueño, dedicado al jardinero; Objetos del consuelo, que habla de las cosas materiales sencillas, los enseres cotidianos, hoy arrinconados por la producción en serie del consumismo voraz; Zoología del amor, que resalta nuestra convivencia con los animales y su presencia en el arte; La escritura o la vida, dedicado al mundo de la creación literaria y en especial a Ana Sofía Pérez-Bustamante; y Duplicidad de Virginia Woolf, que refleja la influencia que esta escritora ha tenido sobre Josela Maturana.