Tras el descanso veraniego, vuelve la literatura a la Fundación Caballero Bonald y al Jardín de la Luna Nueva. El encargado de abrir el nuevo curso fue Marcos Díez, que desde Santander nos trajo su reciente creación poética, Belleza sin nosotros. Josefa Parra nos presentó al autor y dialogó con él sobre su libro y su forma de entender la poesía. Marcos Díez es escritor y periodista. Ha publicado ya varios libros: Quince pequeños apuntes sobre la longitud de la tristeza (1998, Premio José Hierro), Puntos de apoyo (2010), Combustión (2014) y Desguace (2018). Además de poesía, escribe artículos periodísticos, relatos y guiones de cine, con los que ha logrado varios premios. Como periodista ha estado vinculado a la Fundación Santander Creativa. Ha ganado el Premio José Hierro, el Hermanos Argensola, el Ciudad Alcalá de poesía, el Ciudad de Burgos y el XXIV Premio de Poesía Generación del 27, otorgado al libro Belleza sin nosotros.
Josefa Parra reconoció que cada vez le resulta más difícil verse atraída, "transportada", por un nuevo poemario. Aunque se publica mucho, y de buena calidad, es raro encontrarse con ese no sé qué, la excelencia, “lo que te mantiene en suspenso leyendo poesía”, lo que te lleva a releer una y otra vez el mismo poema y al final te hace ser mejor persona... "Eso ocurre en pocas ocasiones, por eso me gusta destacarlas, comentarlas y compartirlas, y me ha ocurrido con Belleza sin nosotros". El libro exige más lecturas y relecturas que análisis, por eso a Josefa Parra le da pudor entrar con el escalpelo… El poemario está dividido en dos capítulos, Nadie sabe de mí y Belleza sin nosotros. "Hay ciertas relaciones internas que nos llevan del uno al otro, que declinan asuntos similares pero desde distintos puntos de vista, o con puntos de vista que se amplían, se multiplican y a veces se contradicen". La obra tiene unidad, las dos partes nos ofrecen perspectivas complementarias. "El libro abarca todo, como la buena poesía". Trata del yo en su relación con el otro, de la familia, la paternidad, la pareja, el amor, la soledad, los poemas, la inmortalidad, el afuera, esa belleza sin nosotros…
"Dudo mucho de los poemas que escribo", comenzó diciendo Marcos Díez. Por eso puede estar semanas o meses con los poemas. Escribe mucho mentalmente antes de volcarlo en el papel, mientras conduce, friega los platos, cuando pasea… "Y siempre de una manera muy desorganizada". Hasta que no arrancan los primeros versos, quizás motivados por experiencias acumuladas desde hace mucho tiempo, "no sabe lo que el poema quiere decir". "No siento que deposite en el poema una sabiduría que yo tengo, sino que siento que al escribir es el poema el que me dice cosas que yo no sabía". En ese sentido, para Marcos el poema es un acto de revelación y conocimiento. Nos permite conocer los “lados de sombra” de uno mismo a los que no se podría llegar de otra manera, para nombrar aquello que no se puede nombrar de otra manera. "En este libro José Hierro está muy presente". Marcos no elabora un plan inicial para construir un libro, sino que va apareciendo a medida que brotan los poemas y surge un hilo conductor.
Nos recitó poemas de las dos partes. Hay en Belleza sin nosotros versos que hablan de la identidad, "un tema sobre el que vuelvo de forma recurrente". Y como nos definimos a través de los otros, aparece la familia, aquellos que rodean al poeta, en especial su hermana, ya fallecida, que está presente en todos sus libros. Hay versos que hablan de los padres, de su misterioso hermetismo. Todos tenemos algo desconocido para los demás. Sabemos que nuestra identidad va cambiando en cada contexto social. Otra de las obsesiones que aparecen reflejadas en el poemario es el paso del tiempo, lo efímero de la vida, "la fragilidad y lo fácil que es que todo se quiebre en algún momento".
Aunque trata de asuntos oscuros, como la muerte, el poeta conecta con "la alegría más plena". También escribe sobre Vera (su hija y autora de la ilustración de la portada), sobre lo difícil que es enseñar a vivir sin mandar, si es que es posible. El cuidado de los hijos te hace valorar las repeticiones, las rutinas, en un mundo que solo aprecia la novedad. Marcos utiliza la metáfora del jardín para hablar de las relaciones personales y el cuidado. "La poesía me sirve para tener conciencia del lenguaje, de las palabras que utilizo". Al escribir, despacio, busca quedarse con lo esencial, dejando a un lado lo innecesario. También hay versos en los que reflexiona sobre su origen, poemas en los que se manifiesta la conciencia de clase. Tras la lectura de los poemas, Marcos Díez dialogó con el público sobre la educación, la muerte, la poesía…
TEMPORADA DE DESCUIDOS
Bastó una temporada de descuidos
para que la maleza se adueñara
del pequeño jardín.
Con qué velocidad creció la zarza,
cómo la mala hierba fue ganando terreno
a aquello que plantamos buscando la armonía.
¿Existe la armonía?
Pregunto porque dudo que la armonía exista,
porque miro el jardín tomado por las cosas
que tú y yo despreciábamos y encuentro que es hermosa
la vida desatada, que hay luz en el desorden,
que existe una belleza sin nosotros.
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