Manuel Bernal, escritor y profesor de Lengua y Literatura, fue el encargado de presentar a Joaquín López Bustamante. “Es sobre todo un gran comunicador. Cuenta a la vieja usanza, con el gusto de la gente que sabe conversar… Tiene por bandera la defensa del pueblo gitano, y lo hace con la solvencia de quien lo conoce desde dentro.” Manuel Bernal resaltó que través de sus programas, en Radio 5 y en Radio Exterior de España, “uno aprende mucho sobre la idiosincrasia del pueblo gitano y sobre cómo hay muchas personas que llevan a cabo proyectos muy interesantes más allá del cante, del toque y del baile”. Desde 2012 codirige y presenta Gitanos: arte y cultura romaní, por el que fue distinguido con el premio “Comunica Con Conciencia” que otorga la Fundación Secretariado Gitano. Manuel Bernal habló de la versatilidad de Joaquín, “un periodista que transita por el mundo de las ondas con un tono muy especial y que siempre apuesta por la innovación”. Así, podemos escucharle en el espacio Memoria beatle, deRadio 5.
Además de periodista y gestor cultural, Joaquín es miembro del Consejo Asesor de la Fundación Instituto de Cultura Gitana. Es director de la revista Cuadernos Gitanos. Ha sido comisario de varias exposiciones dedicadas a la cultura gitana. En 2016 realizó la dirección musical del espectáculo Romnia de la bailaora y corógrafa Belén Maya. Ha sido miembro de la dirección de la Red Internacional Romeurope, y del equipo investigador del programa de la Unión Europea “Los gitanos en una Europa ampliada”, y colaborador en el equipo de comisariado del proyecto RomArchive del Instituto Europeo para las Artes y la Cultura Gitana. Es autor de numerosos artículos publicados en libros y en revistas especializadas. Ha impartido conferencias y cursos en distintas instituciones sociales y académicas.
Asistieron alumnos del IES Seritium. FOTO: Fundación Caballero Bonald
Manuel Bernal explicó que el tema de la conferencia tiene mucho de superstición, pero también de magia, elementos que han estado muy presentes en la literatura oral del pueblo gitano. Y recordó que “grandes supersticiosos fueron Falla, Lorca, Alberti, y hasta Caballero Bonald, cuyo cumpleaños celebramos en un día tan particular que, según los astrónomos, Mercurio y el Sol se han alineado para que Joaquín venga a hablarnos esta noche de esta bella arte”. Joaquín López Bustamante reconoció en primer lugar que “La maldición gitana como una de las bellas artes” es un título un poco provocativo. Propuso abordar el tema desde distintas aproximaciones: antropológica, sociolingüística, literaria, y, por supuesto, desde el flamenco. Y nos avisó de que en este asunto, de tradición oral, los eufemismos están fuera de lugar… En las maldiciones lo que hay que decir se dice sin tapujos.
Para enmarcar el tema de la maldición, Joaquín se remontó muchos siglos atrás y explicó en qué consistía la ley gitana y el Kriss Romaní, que era el consejo de ancianos que se reunía para dictar sentencias y dirimir conflictos. En esos códigos había unas fórmulas rituales para establecer juramentos, muy próximas al fenómeno sociolingüístico de las maldiciones. Hay dos clases, las maldiciones que se dirigen a una persona o a un grupo (arman), y la que uno se dirige a sí mismo, el juramento ritual (solai), “que me muera yo si…”. “Este tipo de juramentos está muy vivo en todas las comunidades gitanas del mundo.” Hay investigadores gitanos que plantean que quizás ese vocablo romaní, solai, pueda ser una etimología de la soleá. En los antiguos martinetes, por ejemplo, podemos escuchar cómo se remata con un juramento solai. “Y si no es verdad, que un castigo Dios me mande, si me lo quiere mandar”. En esos consejos gitanos antiguos, cuando se pedía juramento, lo jueces decían todos al mismo tiempo “por nuestros muertos”. Algo muy importante para la cosmovisión gitana. “Se tenía la certeza de que si se violaba ese juramento, los muertos (mulé) algo harían desde el más allá.” Esos "que me muera yo si"… o "que se muera tu… están presentes en todas las comunidades gitanas.
En nuestra zona, Jerez y alrededores, no hay tabúes en el habla. Los principales tabúes son los escatológicos, los referidos a la muerte y a lo sexual. Joaquín reconoció que no ha visto otro lugar del mundo en el que se quebranten esos tabúes con tanta facilidad y alegría. Aunque a veces, es cierto, se acuda a la disculpa. El “me cago en tus muertos” de aquí es una expresión muy peligrosa si se dice en las comunidades gitanas de otras zonas de España. Es la mayor ofensa que uno puede hacer. Y pude desencadenar un grave conflicto de terribles consecuencias.
Las maldiciones aparecen muy pronto en la literatura de la península. Las encontramos en Cervantes y en Don Juan. Incluso a principios del siglo XVI hallamos ejemplos en el dramaturgo portugués Gil Vicente: “Mándote yo rabiar, que has de andar arrastrada mientras la vida durara.” También aparecen en sainetes, comedias y zarzuelas del siglo XIX: “Mal tiro te den por debajo de la tetilla izquierda.” “Permita el cielo que te veas con el hocico por el suelo lo mismito que un chuquel (perro)”. “Permita Dios que se te hinchen los pies y te hagan cartero”. “Comido de picores te encuentres y tenga que rascarte yo”.
Portada del disco "Carta de un andaluz al General"
En el lenguaje coloquial hay muchas maldiciones con la fórmula del “mal”. Así cabe escuchar “mal fin tengas”, “mala ruina tengas”, “mal desmán tengas”, “mal encuentro tengas”… También las hay más violentas como “mal tiro te peguen”, “mala puñalada te den”… En el Carnaval de Cádiz también aparecen, “que te den una puñalá y que el algodón te lo tengan que meter a carretá”. Y de Cádiz a Estrasburgo. Joaquín contó una anécdota ocurrida en el Parlamento Europeo. Juan de Dios Ramírez Heredia contestó a Jean-Marie Le Pen, que negaba el holocausto, donde murieron medio millón de gitanos, también con una maldición: “Le condeno y le maldigo, que caiga sobre su conciencia el recuerdo de aquellas víctimas inocentes…” Otra maldición peculiar es la que una gitana inglesa realizó sobre los terrenos de los que fue desalojado su campamento. Iban a construir un campo de fútbol. “Nunca ganarás”, dijo, y así fue, el equipo local jamás pasó del empate.
Joaquín nos leyó maldiciones modernas y posmodernas: “Integrao te veas…”, “Mala wi-fi te encuentres”, “Mala asistenta social te toque”. Hizo un recorrido por la lírica popular del flamenco. “Permita Dios que te veas en un calabozo oscuro y que pase por mi mano todo el alimento tuyo.” “Anda y que te den un tiro con pólvora de mis ojos y balas de mis suspiros”. Incluso citó una maldición literaria que Caballero Bonald escribió contra Pinochet y que cantó Juan Peña El Lebrijano, en “Carta de un andaluz al General”. La maldición dice: “Mala ya sea tu estrella, tu estrella, mi general, por mucho que esta te brille, muy pronto se va a apagar”. Y para terminar, una frase que Joaquín López Bustamante no se cansa de repetir: “Por fin los gitanos estamos un poco hartos de ser objeto de estudio, ya podemos ser fuente de conocimiento”.
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