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Manuel Martín Morgado, 'Oficios tristes' con mucha empatía y sentido crítico

El artista Manuel Martín Morgado presenta en la Fundación Caballero Bonald un libro dedicado a los oficios tristes, con textos, dibujos y mucho humor. El escritor José Manuel Benítez Ariza, encargado del prólogo, introdujo al autor.

Manuel Martín Morgado, este pasado lunes en Jerez, con su libro 'Oficios tristes'.
Manuel Martín Morgado, este pasado lunes en Jerez, con su libro 'Oficios tristes'. MANU GARCÍA
24 de enero de 2025 a las 10:07h

Como auguró Josefa Parra en sus palabras de apertura, gracias a Manuel Martín Morgado, la tarde del pasado lunes más triste del año se convirtió en todo lo contrario, en un buen rato dedicado al arte, el humor y la crítica mordaz. Y es que además del viento y la lluvia, esa tarde “estaban ocurriendo cosas muy graves en el mundo”. El autor del prólogo, José Manuel Benítez Ariza, nos habló de la trayectoria de Martín Morgado y realizó un riguroso y sugerente análisis de Oficios tristes, publicado en Prokomun Libros.

"Estos oficios son tristes porque Manuel Martín Morgado los contempla desde la empatía", comenzó aclarando Benítez Ariza. Cuando nos reímos con un humorista o un payaso, solemos empatizar con el trasfondo de fragilidad humana que hay detrás. "Es una tristeza empática que conduce a la sonrisa y el humor". El lector se va a encontrar con un libro de humor, "pero desde una sonrisa que parte de la comprensión de estas realidades o irrealidades que dibuja Manuel".

José Manuel Benítez Ariza presenta al autor.
José Manuel Benítez Ariza presenta al autor.   MANU GARCÍA

Benítez Ariza explicó que ha colaborado en muchos proyectos con Martín Morgado, "como dos vasos comunicantes que van trasvasando su caudal y se van equilibrando". En los primeros trabajos juntos, Martín Morgado realizaba la portada y Benítez Ariza hacía el resto del libro. Luego Manuel llevó a cabo algunas ilustraciones para un par de libros de Benítez. A continuación publicaron un libro sobre cine español, En familia, en el que iban a la par, con textos del escritor y un proyecto gráfico del artista. Y ahora se cierra el círculo. Benítez Ariza realiza el prólogo, y el resto del libro es de Martín Morgado.

Estos Oficios tristes han brotado de la imaginación, la fantasía, lo onírico…“pero no hay que olvidar que Martín Morgado es un observador activo de la realidad que tiene la pulsión de dibujar constantemente del natural”, subrayó Benítez. En este libro queda muy reflejado ese amor al apunte en vivo, ese afán por capturar escenas de la vida cotidiana. “Aunque luego la imaginación transforme y mezcle, basta un ojeo rápido para darse cuenta de que la realidad está muy presente, tal como la podéis ver en sus libretas de dibujo cuando retrata a esos personajes de los tabancos, a los viajeros del autobús, a los escritores…”. También hay en Manuel una propensión al juego. “Y ahí su capacidad de inventar es inagotable”.

Un momento de la presentación.
Un momento de la presentación.   MANU GARCÍA

Sin embargo, ese humor y esa fantasía no son incompatibles con una mirada crítica. Benítez Ariza aclaró que no estamos ante un libro complaciente con la realidad social. Todo lo contrario, en sus ilustraciones hay una mirada crítica sobre la realidad. Por otro lado, también hay una “mirada que sabe apreciar la sensualidad". En las páginas del libro se deja ver "un gusto por la figura humana, por los perfiles bien trazados de los cuerpos femeninos y masculinos, sin abandonar lo caricaturesco". Además, en este trabajo de Martín Morgado hay una gran influencia del humor gráfico y el cómic. A pesar de no haber historietas, sí hay una voluntad narrativa que viene de ese humor gráfico. Como pintor, "hay que buscar sus antecedentes en la tradición vanguardista, en el expresionismo y en el dadaísmo".

Martín Morgado es un gran lector. "Este es un libro que se mira y que se lee. Literatura y expresión gráfica están entrelazadas. El texto y la imagen van a la par". Estos Oficios tristes pueden recordarnos a varias obras literarias, en especial al Libro de los seres imaginarios de Borges, explicó Benítez. Eso sí, con una diferencia: los seres mitológicos de Martín nacen de lo cotidiano, de las calles. A lo largo del libro desfilan censores de besos, vacunadores de provincias, plañideras, stripper boys de asilo, una camarera de carnaval, un mamporrero municipal, pelador de papas, cazador de moscas, buscador de calcetines perdidos, lector de esquelas, ejecutivos de pateras, pisadores de móviles, viajante de vicios, repartidor de serpientes, limpia-culos real, operador de cámara…

"La idea del libro surgió de forma casual", explicó el autor. Mientras sus alumnos dibujaban en clase, Manuel Martín también aprovechaba para realizar algún boceto. Un día le salió un dibujo de un personaje muy peculiar. Con una puntilla en los labios, armado con un martillo, y de fondo una pared con cuadros muy mal colocados, apareció el colgador de estampas. "Y lo vi como un oficio muy triste… A raíz de ahí me vino la idea y todos los días creaba un oficio diferente". Tras este primer oficio, fueron llegando uno tras otro el resto, transformando la realidad cotidiana, imaginando, jugando con las palabras, recordando viejos oficios o situaciones de antaño, haciendo caricaturas… Lo que tiene claro Martín Morgado es que se ha divertido mucho con este proyecto tan creativo.

En cuanto al trabajo artístico en sí, "el proceso ha sido bastante diferente al que yo realizo generalmente como ilustrador". Siempre le dan un texto, para una revista, por ejemplo, y tiene que realizar unas ilustraciones que conecten con el artículo o el reportaje. Ahora ha sido al revés, "primero he hecho el dibujo y luego he escrito el texto". Martín Morgado hizo un recorrido por el catálogo de oficios que aparecen en el libro. Nos mostró varios ejemplos y comentó algunas de sus características, explicó su origen, su intención… "En mi iconografía, los bares tienen mucha importancia". Por eso aparece el tabernero del diablo, el camarero de trincheras, la camarera de carnaval…

Interior del libro.
Interior del libro.   MANU GARCÍA

"Hay oficios de personajes que no han tenido más remedio que reciclarse, por la pandemia y la crisis de ciertos sectores". El gigoló de monas, la cabaretera de tasca, el stripper boy de asilo, los palmeros de heavy… "el flamenco es otro de mis temas". Ahí está el saetero de Buda. Dentro del tema de la tauromaquia aparece el picador de dinosaurios, el banderillero de minotauros… No falta la mitología, con el saltador de hidras o el peluquero de medusas. "Los reptiles siempre me han encantado", por eso hay un repartidor de serpientes, un peluquero de iguanas, el vendedor de lagartos y el pastor de velociraptors. Domadores de borrachos, masajista de ratas, mercenario de guardería, hipnotizador de electrodomésticos obsoletos, reciclador de bidés… Incluso hay oficios tristes que anhelan un mundo mejor. Y la lista crece, porque Martín Morgado sigue creando.

Oficios tristes
El peluquero de medusas y el censor de besos.

Sobre el autor

juan carlos gonzalez

Juan Carlos González

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