Ya está en las librerías la segunda edición revisada de la nueva edición ampliada de La idea de principio en Leibniz y la evolución de la teoría deductiva. El encargado de llevar a cabo esta edición ha sido Javier Echeverría Ezponda, doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid y Docteur d´Etat-ès-Lettres et Sciences Humaines por la Sorbona de París. Ha sido catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la Universidad del País Vasco y profesor de investigación en el Instituto de Filosofía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Es autor y editor de más de veinte libros, varios sobre Leibniz y uno sobre Ortega. Posee una larga trayectoria como investigador, lo que se ha concretado en numerosos reconocimientos académicos.
Esta nueva edición ha sido publicada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en la colección Clásicos del pensamiento que dirigen Concha Roldán y Roberto R. Aramayo, miembros del Instituto de Filosofía. El volumen contiene de La idea de principio en Leibniz y la evolución de la teoría deductiva y la conferencia “Del optimismo en Leibniz” (1947). Se toma como texto canónico el de la Fundación Ortega y Gasset (2004-2009). No aparece “Renacimiento, humanismo y contrarreforma”, que apareció en la edición de Emecé en Buenos Aires (1958), pero que fue desechado por el propio Ortega y Gasset. Tampoco se ha incluido “Elegancia”, un texto que apareció en la edición de Alianza editorial en 1979 y que ahora se sabe que no está vinculado con el libro.
“La principal novedad de la presente edición consiste en publicar por primera vez 587 notas de trabajo que hasta ahora han permanecido inéditas en el Archivo Ortega y Gasset”, explica Javier Echeverría en la presentación. Estas notas están directamente relacionadas con el libro sobre Leibniz, de ahí el interés de su publicación. Ortega llevaba siempre pequeñas hojas en blanco en las que apuntaba ideas, citas y comentarios.
Fueron escritas a lo largo de diversas épocas de su vida, aclara Echeverría, por lo que no es posible fechar cada una de ellas con exactitud. Y recuerda que Ortega empezó a interesarse por Leibniz cuando era estudiante posdoctoral en Marburgo. Pero fue en Lisboa donde compiló todas las notas que ya tenía y escribió muchas más, sobre libros acerca de Leibniz y sobre otros autores, para confrontarlos con el filósofo racionalista. “Pues bien, la transcripción, comentario y publicación de dichas notas y fragmentos inéditos es la principal novedad de la presente edición de de La idea de principio en Leibniz”, dice Echeverría.
Hay varias razones por las que esas notas deben ser conocidas. Bastantes de ellas fueron utilizadas para escribir el libro. Nos permiten conocer las fuentes que utilizó Ortega. Muestran cómo trabaja nuestro filósofo a la hora de escribir un ensayo. Esas notas también nos permiten tener acceso a las modificaciones del texto que el autor llevó a cabo. Y una quinta razón, que según Echeverría “justifica plenamente el interés de todos esos materiales inéditos”, es que en estas notas aparecen esbozos, ideas, de lo que iban a ser los dos volúmenes siguientes sobre Leibniz: el segundo trataría sobre el principio de razón suficiente y el tercero sobre el principio de lo mejor. Estos dos libros nunca los llegó a escribir. Las notas aportan “formulaciones novedosas de su pensamiento” y revelan “influencias profundas de autores como Cassirer, Couturat, Hartmann, Schmalenbach y otros”. Para esta edición se han consultado las marcas de lectura que Ortega dejó en los libros que utilizó en Lisboa. Estos ejemplares se encuentran en el Archivo Ortega.
Las notas reflejan también el gran interés de Ortega por elaborar una verdadera teoría de la ciencia. De ahí que en las notas aparezcan no sólo comentarios sobre los grandes filósofos, sino también sobre científicos como Klein, Cantor, Russell, Poincaré, Hilbert, Einstein y Schrödinger. En estas notas inéditas también habla Ortega de otros posibles títulos para el libro, “incluso dio consejos de cómo maquetar la obra a la hora de imprimir el manuscrito”. La mayoría de las notas han sido fechadas en 1947-1948, durante la estancia de Ortega en Lisboa. Pero hay un grupo de notas que corresponden al curso que Ortega impartió en la Universidad Central de Madrid en 1924-1925, “otra novedad de la presente edición”, aclara Javier Echeverría.
A Ortega le había pedido el director de la Hemeroteca de Madrid, Eulogio Varela, una introducción a las obras científicas de Leibniz. Ortega se adentró en los escritos de Leibniz sobre lógica y teoría de la ciencia con el fin de dar a conocer su dimensión científica, muy poco conocida en España. El trabajo exhaustivo llevado a cabo por Ortega aparece reflejado en las notas: elaboró un “léxico leibniziano”, con los conceptos básicos; seleccionó citas de los Nuevos Ensayos sobre el Entendimiento Humano; también notas sobre filósofos como Platón, Aristóteles y Heidegger; y por último comentarios y reflexiones más largas que luego fueron incluidas en el libro.
Según Javier Echeverría, estas notas nos acercan al modo de pensar orteguiano, a su forma de trabajar y organizar las ideas. Ortega solo escribió un libro sobre Leibniz, pero tenía pensado escribir otros dos. “Los materiales inéditos dan más sentido a lo ya publicado, además de aportar ideas sobre lo que Ortega hubiese podido publicar en los dos volúmenes restantes.” Las notas nos permiten conocer a otro Ortega, el que piensa para sí mismo y no para el público, dice Echeverría. Esta edición contiene 24 imágenes que contribuyen a conocer tanto el contexto en el que escribió Ortega como su praxis textual. Así, vemos hojas del manuscrito original con notas pegadas con celo, con añadidos, flechas y subrayados.
En los estudios que introducen esta edición, el lector podrá profundizar en la influencia que Leibniz tuvo en el pensamiento de Ortega y Gasset. Según Echeverría, Ortega ve en Leibniz un “precursor de su razón vital”. Y Concha Roldán va más allá, “me atrevería a afirmar que Leibniz acompaña a Ortega durante toda su vida como su alter ego, ese filósofo y científico que le sirve de modelo, como ese lector y escritor impenitente con el que —salvando las distancias— se siente identificado”. Tiene una presencia transversal en su obra.
Pensar sobre Leibniz es una excusa para reflexionar sobre los grandes filósofos y sobre sí mismo, dice Concha. Leibniz es para Ortega el intelectual más universal y de mayor actualidad. Los estudios preliminares de Jaime de Salas, Concha Roldán y Javier Echeverría muestran cómo se fue gestando el pensamiento de Ortega y como se refleja en La idea de principio en Leibniz. Las notas inéditas nos ayudan a comprender la estructura de esta obra, por qué da ciertos giros temáticos, y qué lecturas le influyeron.