"Existe una violencia invisible, que no palpamos físicamente, pero que está ahí"

El autor arcense Abraham Guerrero Tenorio presenta en la Fundación Caballero Bonald el poemario 'Toda la violencia', ganador del Premio Adonáis de Poesía de 2020

"Existe una violencia invisible, que no palpamos físicamente, pero que está ahí"

El joven poeta arcense Abraham Guerrero Tenorio ha visitado esta semana la Fundación Caballero Bonald para hablar de su libro Toda la violencia (Ediciones Rialp, 2021) y recitar una selección de poemas de la obra. Josefa Parra recordó, en primer lugar, que Abraham procede de Arcos de la Frontera, una tierra fértil para la poesía. Licenciado en Filología Hispánica, además de escritor es profesor de Lengua y Literatura. En 2018 publicó Los días perros (Isla de Siltolá), que también presentó en la Fundación. Ha ganado diversos premios literarios, como el UCOpoética de la Universidad de Córdoba, el Crea en modalidad narrativa en Málaga con un relato titulado El hombre y el Alcaraván de poesía de Arcos, con una plaquette titulada Tres ataúdes, uno de los premios más longevos, resaltó Josefa. Y en el 2020 obtuvo el premio con el que sueñan todos los poetas jóvenes, el Adonáis, con el libro Toda la violencia.

En su introducción, Josefa Parra se preguntó si casan las palabras poesía y violencia. Abraham Guerrero, apoyándose en el sociólogo Johan Galtung, habla de violencias invisibles. Por eso abre el libro con esta cita: “La violencia es como un iceberg en el cual la violencia visible es sólo una parte del conflicto, existiendo otras violencias más invisibles”. El libro consta de cinco apartados, cada uno se centra en desvelar un tipo de violencia, “porque la poesía, la palabra en general, sirve para eso, para desvelar, para quitar la cáscara a la almendra de la realidad y para hacernos recapacitar”, explicó Parra.

La primera violencia es la familia. Abraham, frente a los tópicos positivos, logra sacar a la luz las dimensiones oscuras, como el maltrato o la soledad. La segunda es el amor, con sus amargas secuelas. La tercera violencia es la muerte, que nunca es natural, por mucho que nos lo repitan, siempre trae sufrimiento. “Lo natural es la apetencia por la vida”, remarcó Josefa. La cuarta violencia es la palabra. Hay poemas que salvan, liberan, pero también hieren en lo más profundo. Y la vida precaria del escritor también es violencia… Así llegamos a la quinta violencia, la desigualdad. El poeta tiene la obligación de mostrar la violencia del capitalismo, con sus formas de precariedad.

Abraham Guerrero Tenorio en la Fundación Caballero Bonald.   MANU GARCÍA

Abraham Guerrero nos explicó, en primer lugar, qué había supuesto para él ganar el premio Adonáis de poesía: un gran honor y una enorme felicidad. Y nos recordó que en la lista de premiados está el mismo Caballero Bonald. A continuación nos habló de cómo surgió el poemario. Después de publicar Los días perros tenía escrita una plaquette del premio Alcaraván, pero se dio cuenta de que no funcionaba como libro. Con la llegada de la pandemia pudo trabajar como profesor interino. Aprovechó los meses de confinamiento para escribir una obra “como yo quería”. Estaba estudiando oposiciones en esos días. Cuando llegó la pandemia pensó que debía sentarse a escribir sobre lo que de verdad le preocupaba y de la forma que le gustaba. En principio quiso titularlo Los hijos sin hijos, para hacer referencia a la precariedad de su generación. Pero ya había muchos títulos similares. Optó por Toda la violencia, título de una plaquette con la que se presentó al premio Málaga Crea.

Desde el principio vio con claridad la estructura de las cinco violencias que adoptaría el libro. “Tenía algunos poemas escritos y vi que encajaban bien”. Así que se puso a investigar sobre el tema de la violencia, sobre todo de la invisible. “Normalmente, cuando escuchamos el término violencia solo pensamos en la física. Pero no era esa violencia a la que yo me quería referir en tanto que individuo europeo y blanco. Sería algo impostado… Vivo en un país donde la violencia física existe, pero es algo minoritario si lo comparamos con otras zonas. Existe una violencia invisible, que no palpamos físicamente, pero que está ahí, aunque no lleguemos a percibirla.” Así que se puso a contrastar esta teoría con la realidad. Y estudió a sociólogos como J. Galtung. Realizó un duro trabajo de investigación que ha quedado reflejado en las citas que introduce al principio de cada parte. Todas las citas contienen la palabra violencia. Las cinco partes del poemario se titulan primera violencia, segunda violencia… Galtung habla de forma genérica. Abraham ha querido acercarse a esas violencias invisibles de forma concreta, cinco tipos que son importantes en nuestra sociedad y que desde el punto de vista autobiográfico “han repercutido en mí”.

'Toda la violencia', el libro ganador del Premio Adonáis de poesía 2020.   MANU GARCÍA

 La primera violencia habla de la familia. Se abre con una cita de Aurora Luque: “Porque las casas las destruye eternamente la violencia humana.” Toda familia encierra historias de violencias y traumas. Nos habló de sus propias violencias familiares, que tanto han marcado a sus seres queridos y que aparecen reflejadas en varios poemas del libro, como Mi abuela y Holofernes. La segunda violencia se refiere al amor. Y comienza con una cita de la poeta Erika Martínez: “Amor es una escala de violencia.” Abraham quiere abrir las entrañas.

“Cuando leo un libro quiero que me hiera, y cuando escribo quiero herir”. Aunque, aclara que no pretende transmitir un mensaje pesimista, ya que también hay momentos felices. En el fondo, el libro trata de los temas tradicionales de la poesía, aclaró Abraham. Lo que cambia es la perspectiva, el lenguaje, o  la mirada del poeta. La tercera violencia se centra en la muerte, un tema que ha estado presente en sus lecturas de los grandes poetas. Y la muerte es “violenta de por sí”, es un desagarro, por mucho que se quiera ver como algo natural… En la cuarta violencia el poeta nos cuenta lo que supone dedicarse a escribir “a tumba abierta”. Nos habla de la precariedad del que quiere dedicarse a vivir de la literatura. Vivir en la literatura como Roberto Bolaño… Y la quinta violencia describe las injusticias sociales y económicas de nuestra realidad cotidiana. La violencia del capitalismo es el germen del libro, cómo el sistema ha hundido en la precariedad a toda una generación, ocultando esas miserias bajo bellas palabras, como emprendimiento, y otros engaños.     

Ceceo

Nacimos en la cal y vimos
cómo se convirtieron nuestros pueblos
en baratos destinos de agencias de viajes,
apacibles lugares donde oxigenar
los pies enfermos en días nublados,
edén para el turista
que se hace con las casas
que construyeron nuestros padres,
que se come el marisco
que pescaron nuestros abuelos,
que se calienta al sol de las terrazas
y da buenas propinas mientras ríe
cuando oye nuestra zeta.
Qué graciosos, nos dice, que graciosos.

Ahora, nos mudamos a las capitales
con la provincia en la maleta
y una licenciatura bajo el brazo,
porque en el pueblo ya fuimos, ya todo,
ya no.
Encontramos trabajos con recelo al acento,
comemos en McDonald’s,
y si alguien nos escucha hablar
se burla de nuestra zeta.
Qué graciosos, repiten, qué graciosos.

También vamos al cine,
vemos películas americanas
donde el sureño esclavo, analfabeto y hambriento,
tiene un acento en el doblaje
idéntico al de aquellos que en España
nacimos en la cal.
Más tarde volvemos a casa, donde
nos espera una cena fría y rápida.

Mientras comemos,
una criada que cecea
friega los platos y provoca risas
a los muchachos
de una serie de televisión.