La Fundación Caballero Bonald de Jerez acoge la presentación de la novela histórica Martinete del rey sombra, del escritor y profesor Raúl Quinto. El libro ha sido publicado por Jekyll & Jill hace menos de un año y ya va por la segunda edición. Raúl Quinto es licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Granada. Es uno de los coordinadores de la Facultad de Poesía José Ángel Valente y ha colaborado en la revista Quimera. Ha publicado varios libros de poesía, como La flor de la tortura (Renacimiento, 2008) o La lengua rota (La Bella Varsovia, 2019), y de narrativa híbrida, como Idioteca (El Gaviero, 2010), Yosotros (Caballo de Troya, 2015) e Hijo (La Bella Varsovia, 2017).
En sus palabras introductorias, el periodista y escritor Joaquín López Bustamante reconoció que tenía especial interés en que este libro se presentara en Jerez, ya que es “la ciudad de los gitanos”, como dijo Lorca. Además de sus méritos literarios, “esta obra supone una importante contribución al conocimiento y visibilización de la memoria histórica gitana”. En el libro se habla de la Gran Redada, “un capítulo oprobioso de la historia de España, un capítulo de la historia de la infamia de nuestro país”. El 30 de julio de 1749 bajo el reinado de Fernando VI y por orden del Marqués de la Ensenada, se produjo una operación militar perfectamente proyectada que tenía como objetivo el apresamiento de toda la población gitana española: hombres, mujeres, niños, ancianos…
“El autor intelectual de esta operación fue el Marqués de la Ensenada, un ilustrado con mucho poder en la corte, personaje que queda magistralmente reflejado en la obra de Raúl Quinto, una novela que recrea el sufrimiento al que fue condenado el pueblo gitano: trabajo esclavo en los arsenales, enfermedades, torturas, naufragios, motines, intentos de fuga…”, explicó Joaquín. Aunque no hay cifras precisas, se cree que fueron apresados entre 9.000 y 12.000 gitanos. Los hombres, incluidos los adolescentes, eran enviados a trabajar en la construcción de navíos. Las mujeres, separadas de los hombres, fueron utilizadas en las fábricas-prisión, donde tenían que ganarse el sustento junto a sus hijos pequeños. La pena para los que intentasen huir era bien clara: la horca.
Joaquín nos contó que en el castillo de Denia uno puede encontrar todavía el recuerdo de las gitanas que allí estuvieron presas. Entre esos apellidos está el suyo, Bustamante… “Porque ellos fueron, nosotros somos”, subrayó Joaquín. Este libro es un homenaje a las víctimas de la Gran Redada. Sin embargo, todavía hay calles en España que llevan el nombre del marqués de la Ensenada, se lamentó Joaquín. En Madrid, por ejemplo, el Tribunal Supremo está en la calle Marqués de la Ensenada. Cádiz es de los pocos lugares que ha cambiado el nombre de esa calle: ahora se llama Calle del pueblo gitano. “Estamos ante una novela muy bien documentada que va más allá de la novela histórica, ya que es un híbrido de géneros”, aclaró Joaquín. Es un relato, pero también es un ensayo con tono poético. Raúl Quinto ha documentado muy bien la novela, explicó Joaquín. Ha seguido los trabajos pioneros de Antonio Gómez Alfaro, ya fallecido, y de Manuel Martínez, historiador actual con el que Raúl Quinto ha estado en contacto mientras redactaba esta obra.
Raúl Quinto comenzó aclarando que “hablar de memoria histórica significa hablar de las raíces de lo que somos, de lo que nos explica”. La Gran Redada ha sido un acontecimiento que no ha aparecido hasta ahora en los planes de estudio o las investigaciones académicas. Estamos ante un “proceso promovido por el Estado que tenía como intención la extinción del pueblo gitano en su totalidad”. Por lo tanto, “los gitanos que siguen existiendo hoy en España vienen de ahí”, remarcó Raúl Quinto. Así que olvidar estos sucesos “implica robar la identidad no solo al pueblo gitano, sino al conjunto de España”. A Raúl, profesor de Historia, le sorprendió ese vacío que existe en los planes de estudios, “ni una referencia a esos acontecimientos, ni una nota a pie de página en los libros de texto”. La novela habla de la Gran Redada, de la vida en la corte, “pero también habla de cómo se construye la Historia, la memoria compartida".
“Cuando me puse a hacer acopio de la bibliografía existente sobre el tema, me di cuenta de que había muy poca cosa”, explicó Raúl. Como monografías, solo encontró el libro de Antonio Gómez Alfaro y las obras de Manuel Martínez. Uno se pregunta por qué no se ha estudiado este tema más a fondo. La historia de los acontecimientos explica también este silencio, este olvido, nos aclaró Raúl. A los primeros que interesa contar estos sucesos es a los gitanos, sin embargo, la Gran Redada alejó al pueblo gitano de los lugares donde se cuenta y se escribe la Historia. “La Historia la escriben aquellos que tienen las herramientas para poder contar su propia historia”. Y el pueblo gitano, con una cultura ágrafa, ha sido siempre contado por los otros, desde fuera. Han estado en los márgenes, alejados de los centros de poder. No ha habido una historia del pueblo gitano contada por ellos mismos. Hasta ahora, por lo tanto, solo hemos tenido relatos parciales, sesgados e incompletos. Actualmente, subrayó Raúl, esto está cambiando. En el libro hay un capítulo dedicado a los orígenes del pueblo gitano, “El largo pueblo de los caminos”. Hay varias hipótesis. Raúl Quinto ha seguido la teoría de una historiadora gitana, Sara Carmona.
Martinete del rey sombra narra lo que ocurrió con la Gran Redada. Miles de gitanos fueron apresados. El objetivo era extinguir “una raíz infecta”, como aparece en los documentos. En el libro se habla del contexto social y político de la época, de los proyectos ilustrados y de los planes de modernización del Marqués de la Ensenada. Pero había otra cara... “Esa construcción de la modernidad se lleva a cabo abatiendo al diferente, intentando homogeneizar la sociedad según un modelo determinado. Y los gitanos en este caso sobran”. Ese es el lado oscuro del Siglo de las luces. No podemos olvidar esa faceta desagradable de la Ilustración. La memoria histórica sirve para explicar lo que somos ahora y dónde estamos, insistió Raúl Quinto.
Los gitanos llegan a España en 1425. En principio son bien recibidos. En 1499 encontramos una ley de los Reyes Católicos que pretende acabar con los gitanos, que desaparezcan sin dejar rastro. Desde ahí hasta llegar a la Gran Redada del siglo XVIII hubo cerca de 250 leyes encaminadas al mismo objetivo, “que los gitanos dejen de ser gitanos”, explicó Raúl. Se les prohibió hablar su idioma, vestir a su manera y vivir o trabajar donde quisieran. Algunas leyes les obligaron a trabajar en galeras, solo por ser gitanos. Otras normas prohibieron incluso utilizar la palabra “gitano”. Así, los gitanos acabaron en los márgenes de la sociedad, excluidos. En la novela se habla de todo esto y de las historias de las personas concretas que sufrieron las terribles consecuencias de la Gran Redada. Los apresados fueron enviados a los arsenales, para construir barcos, como el de la Carraca en Cádiz. Los trasladan a pie, encordados, y cuando llegan les ponen grilletes en manos y piernas. No se los quitan nunca. Algunos estarán más de diez años con esos grilletes… Y muchos morirán con ellos puestos.
En la novela aparecen también los intentos de motín. El marqués mandó construir una horca y la colocaron delante de los barracones, para que todos supiesen qué castigo había para el que intentara huir. También se narra el interrogatorio que se realizó a uno de los presos mayores, a un sabio patriarca, y cómo se negó a contestar, “poned lo que queráis”, sabiendo quiénes son los que realmente cuentan la Historia… Otro aspecto interesante de la novela es lo que hicieron con las mujeres en este proceso. Al principio no sabían qué hacer con ellas. Terminan por recluirlas en internados, con disciplina y trabajos… Pero se resistieron de varias formas, incluso con huelgas y sabotajes. En la novela aparecen historias de familias concretas, gitanos y gitanas que vieron truncadas sus vidas gracias a los planes de Fernando VI y el Marqués de la Ensenada. En la novela se habla mucho de los engranajes del poder y de la vida en la corte. Raúl Quinto se ha acercado a esos personajes sin caer en los estereotipos, mostrando el lado más humano del poder, con sus ideales, virtudes y miserias.