Mrs. Purple es su nombre artístico, pero para el mundo, para las otras muchas cosas que hace, es Rocío de la Rosa (Cádiz, 1967). Este sábado 26 de marzo de 2022, tras la fallida cita antes de irrumpir la pandemia, actúa por fin pinchando discos en la Sala Tragaluz, sede de lavozdelsur.es, en la presentación de la exposición La casa, de la artista Rocío la Pequeña. El evento, patrocinado por Williams & Humbert, Coca-Cola y Grupo Mojo, comenzará a las 13.30 horas, en el local de este periódico en plaza Silos.
Ella es de Jerez porque se ha criado en Jerez y vive Jerez. De una saga familiar de la música, pues su hermano es Julio de la Rosa, reconoce que ha llegado a ella "por ellos. Fui a un festival con Julio y al manager le gustó mi manera de actuar. Me pidió que fuera colaboradora suya en la agencia de management", y una cosa acabó llevando a la otra. Como comercial de una colección de más de 10.000 vinilos en Andalucía, pero también tocando en fiestas para amigos.
Estudió derecho, pero empezó como periodista. Fue fotógrafa, y hoy mantiene su faceta como articulista de cine, de críticas musicales. "Mi pasión primera fueron los libros y el cine. Terminé haciendo Jazzeros de cine, donde confluyen esas dos pasiones. Más allá de contar bandas sonoras, sino de apariciones de míticos jazzeros como actores, como Charles Mingus o Dave Brubeck". El programa se emite en el programa Sateli 3 de Radio 3, donde también realiza otras colaboraciones en 101 Rat Packers.
Como DJ comenzó en El Puerto, y hace 15 años, quizás algo más porque no recuerda, en el pub discoteca Bereber de Jerez. Desde entonces "no he parado", y se mantiene como residente en el 55 JazzClub y en Hontoria Garden Bar. Estos espacios son donde disfruta de pinchar con asiduidad, y son su oficio. "Por ahora me quedo en Jerez, porque trabajo tengo", indica.
Y es en estos espacios donde puede desarrollarse sin conocer y pinchar a los artistas más del momento. Cuando empezó, todo iba por Bustamante y demás. Hoy reconoce que ha escuchado a Rosalía "una sola vez, y me gustó, pero no puedo valorarla, canta bien". En estos locales siente cuando escucha alguien melómano, que ama la música y sabe apreciarla aunque no sean sus estilos.
Le gusta como público, por ejemplo, el turista extranjero que viene a escuchar flamenco pero que también aprecia lo que es bueno, sea del estilo que sea. "Ese público es muy apto para mis sesiones". En cualquier caso, no calificaría jamás su música más que como "divertida y elegante", según le dicen.
Y, de hecho, más allá de prejuicios, cree que la gente, en general, sabe apreciar más la música ahora. "No creo que tengamos que desconfiar de los actuales. Pienso que el género humano escupe talento en todo tiempo". Por eso, si alguien recuerda hoy a Aretha Franklin, hay que entender que en la música de su tiempo, había otra que no ha sobrevivido. "La música fea siempre ha existido". Hoy no "puede cernirse, hay que esperar para saber lo que sobrevive".
Y la música buena que nadie conoce, también es un valor actual. En Jerez, "el flamenco es uno de los grandes tesoros". Pero en la ciudad también hay "un montón de impulso creativo, haciendo otras cosas y fusionando flamenco, con una nueva forma de entenderlo. Y mucho rock and roll, mucho dance".
Se queda con Benson Señora, Nubesónica, Mixtolobo, Astola y Ratón... "En Jerez, das una patada a un escalón, como dice una amigo mío, y sale el arte". Se queda con Jerez frente a Nueva Orleans, cuna de su amado jazz. "¿Ves el día que hace? Eso no lo hay allí".
De España, no se queda con Barcelona y Madrid, donde es más fácil vivir de la música, sino con Valencia y con el País Vasco. "Valencia tiene una sede de la Universidad de Berkeley, la cuna del jazz, y vienen muchos a hacer cursos. El País Vasco tiene dos festivales, son unos portentos. En cuanto al fluir de la música, claro, están Madrid y Barcelona".