Silencio, se reza

La experiencia inmersiva que ha propuesto José Maya, bajo el título de 'Liturgia', como prólogo del 27 Festival de Jerez, fue bastante más allá de un somero repaso de las formas y maneras en las que se la ha cantado y rezado a Dios en Andalucía

'Liturgia', de José Maya, en la Iglesia de Santiago, ha abierto el 27 Festival de Jerez, este pasado viernes.
'Liturgia', de José Maya, en la Iglesia de Santiago, ha abierto el 27 Festival de Jerez, este pasado viernes. MANU GARCÍA

Si dicen que rezar cantando es rezar dos veces, José Maya en la iglesia de Santiago rezó como mínimo tres o cuatro. La experiencia inmersiva que propuso el bailaor madrileño para abrir el 27 Festival de Jerez, bajo el título de Liturgia, fue bastante más allá de un somero repaso de las formas y maneras en las que se le ha cantado y rezado a Dios en Andalucía a lo largo del tiempo. Y bastante más allá de un ceremonial donde hay un acontecimiento, nudo y desenlace previsible.

Y decimos esto porque no es nada fácil conjugar con acierto las complejidades que presentan los maridajes de músicas del mundo que se enfrentan en este espectáculo. En este caso, música antigua, mozárabe, mediterránea y, como no, flamenca, a través del cante, la cuerda frotada y, sobre todo, el baile. Como tampoco es fácil conseguir sostener la atención de un público que no siempre tiene buena audición ni visión de lo que ocurre.

Ya la forma en la que se recibía la llegada al espacio escénico era toda una declaración de intenciones. “Siga el camino de las velas”, se indicaba a unos espectadores que —no sin problemas— fueron testigos de lo ocurrido en primera persona, además de cuatro invitados de excepción —ya que este espectáculo sólo se lleva a cabo en templos— como fueron Jesús del Prendimiento, la Virgen del Desamparo, el Cristo de la Buena Muerte y la Virgen del Dulce Nombre. Ahí es nada. O, mejor dicho, nada más y nada menos.

Ellos —los que se pudieron sentar y los que se quedaron de pie al final de templo— fueron los concelebrantes de un ceremonial que discurría bajo el hilo conductor del sonido que emergía del violonchelo de José Luis López, cuya intro conjugaba sonidos del otro lado de estrecho con las cántigas de Alfonso X El Sabio y que remata El Falo con unas malagueñas del Mellizo que ya valían el precio de la entrada, si lo hubiera habido, y ni siquiera había empezado José Maya a desplegar su baile.

Un baile por otra parte de José Maya —que también participaba en el canto y el cante— que no se dejó nada en la sacristía. Si se reza hay que rezar con fé y sin esconderse. Y si se baila en un templo, para honrar a Dios, lo único que se debe hacer es lo que él hizo. Sacar lo mejor de su cuerpo —racial, visceral, eléctrico, limpio y potente— para ofrecerlo como una oración continua que viajaba por el universo de la palabra, la eucaristía, el pan y el vino.

De especial significación fueron los pasajes por tonás en los que Diego Amador (jr.) realizó una adaptación de la ‘saeta’ de Machado, que remató José Maya sacando el genoma del baile de la capital de reino que lleva dentro, la ronda de fandangos de Huelva que se marcó Sandra Carrasco, las malagueñas antes mencionadas del Falo o el cierre por seguiriyas – no podía ser de otra manera- donde el conjunto enmarca una hora de espectáculo en la que no miras el reloj.

Si una liturgia es la forma con que se llevan a cabo las ceremonias en una religión o en alguna otra organización similar, ​ es decir, al conjunto de actos que forman parte de su culto público y oficial, podríamos decir que, en la tarde de ayer, José Maya demostró en el Festival de Jerez que no sólo es bailaor, que lo es y muy bueno, sino que además es un gran aficionado al cante, cosa que se agradece. La estructura que supo llevar a cabo en esta Liturgia conjuga perfectamente aspectos fundamentales a tener en cuenta como son el conocimiento a la hora de saber cuándo, cómo y de qué manera hacer las cosas, sabiduría a la hora encontrar puntos de encuentro entre diferentes músicas y, sobre todo, respeto, tanto por el arte como por las losas que estaba pisando en la tarde de ayer.

Ficha artística

Lugar: Iglesia de Santiago. Aforo: Lleno con las invitaciones agotadas

Baile y coreografía José Maya
Cante Rafael Jiménez ‘Falo’, Sandra Carrasco, Diego Amador Jr Percusión Diego Amador Jr.
Cello José Luis López
Creación Daniel Torres
Dirección musical Rafael Jiménez ‘Falo’
Producción Leplató

Sobre el autor:

David Montes

David Montes

Comunicador. Experto en gestión cultural del flamenco.

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