Antonio Piñero (Chipiona, Cádiz, 1941) es uno de los estudiosos más prolíficos y respetados en el ámbito del cristianismo primitivo. Con una formación en historia, filología y una visión racionalista, ha abordado los textos del Nuevo Testamento y los apócrifos desde una perspectiva puramente histórica.
En esta entrevista para Va de Libros, Piñero comparte los descubrimientos más impactantes de su carrera, como la influencia de los textos apócrifos en la teología cristiana, su opinión sobre Pablo de Tarso y su próximo libro, que sigue ahondando en la figura de Jesús de Nazaret.
En principio surgió con la idea del contenido de mi tesis doctoral sobre “Las concepciones de la inspiración de las Escrituras del Nuevo Testamento y la constitución del canon”, tema propuesto por mi director de tesis, el profesor catedrático ya fallecido, Luis Gil Fernández. Esta tesis me puso sobre la pista de ver cómo la filología y la pura historia podrían iluminar intensamente el contenido y significado del Nuevo Testamento y el cristianismo primitivo, que sobre todo en lengua hispana están expuestos en obras circunscritas a una perspectiva estrictamente confesional, dominadas por ideas teológicas y no por una mera visión histórica rigurosamente independiente de toda confesión o iglesia alguna. Este campo me parecía muy prometedor y muy interesante.
Sin duda, la Guía para entender a Pablo de Tarso (Trotta). Una interpretación del pensamiento paulino”. El pensamiento de Pablo es dificilísimo de entender sin dejar cabos sueltos. Tardé muchísimo en hacerla y estoy satisfecho porque creo haber aportado un sistema de comprensión de Pablo que no explica todo ciertamente, pero sí una gran parte.
Con los primeros contactos con la inmensa literatura de los Apócrifos del Antiguo Testamento, no del Nuevo, desconocidos prácticamente en España, incluso por los clérigos, y cuya edición completa en siete volúmenes está publicada por Ediciones Cristiandad de Madrid. Me quedé helado cuando estudiaba el libro I de Henoc, sobre todo la sección denominada “Parábolas de Henoc” (caps. 37-71) de la actual obra, que es un conjunto de libros más pequeños de varios siglos de antigüedad. Al leer los capítulos 46-48, caí en la cuenta de repente de cómo ciertas ideas cristianas sobre el origen y naturaleza del Mesías estaban en ese libro precristiano y cómo habían pasado a la interpretación de Jesús de Nazaret y luego a ser objeto de contenidos dogmáticos. Me quedé helado con la noción de que lo que se convirtió en dogma o en materia dogmático-teológica eran ideas judías anteriores, ideas y lucubraciones meramente humanas que luego pasaron a ser verdades de fe por decisión de las iglesias.
No. Soy filólogo, racionalista y escéptico.
De acuerdo con la respuesta anterior, yo no tengo propiamente fe alguna.
La síntesis es la siguiente idea: la matriz entera y verdadera de toda la apocalíptica cristiana no es verdaderamente el Antiguo Testamento, sino esos Apócrifos. Hay en las Facultades de Teología cátedras de Antiguo Testamento y de Nuevo Testamento, Teología del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento. Debería haber una cátedra exclusiva dedicada al estudio de esas 65 obras apócrifas importantísimas para entender el cristianismo. Pero no la hay.
Los manuscritos de Qumrán / Mar Muerto, un conjunto de 13 libros en copto con textos gnósticos judíos y cristianos, probablemente de los siglos II y III d.C., no supusieron nada especial para los estudios neotestamentarios, salvo el descubrimiento del Evangelio apócrifo de Tomás en su texto completo. Nag Hammadi sí es muy importante para los estudios de la era rama judía-cristiana de la gnosis y el gnosticismo. Estudios de cristianismo primitivo.
A que son literatura popular, entretenida, que pretende rellenar los huecos que deja la historia de Jesús en los Evangelios del Nuevo Testamento, y que algunos cristianos ingenuos creyeron ser ciertas.
El canon no se puede revisar porque es un hecho meramente histórico y la historia no puede volverse atrás. En todo caso, se tendrían que reunir todas las iglesias o confesiones cristianas, que son centenares, para consensuar un nuevo canon. No lo veo posible. Además, habría que consensuar previamente qué criterios definirían a una obra del cristianismo antiguo como canónica. La Iglesia antigua no lo hizo. Definir esos criterios hoy día es absolutamente imposible.
Su pregunta, y encima añade usted “sin límites”, (sonríe) necesita una veinte o treinta páginas de respuesta. En mi libro Aproximación al Jesús histórico, 4ª edición de 2019, de editorial Trotta, Madrid, tiene un resumen amplio sobre lo que puede decirse del Jesús histórico: págs. 293-309.
Todos los judíos descendientes naturales de Abrahán son “hijos de Dios”, en especial los reyes, sumos sacerdotes y profetas. Ahora bien, si por “Hijo de Dios” entiende usted que Jesús se creyó y fue de hecho hijo óntico, físico y de igual naturaleza que Dios, es decir, “Dios”, Jesús no lo afirmó nunca de sí mismo y no puede serlo. Es una pura creencia de fe.
Absoluto y trascendental. Sin la reinterpretación y proclamación de Jesús por parte de Pablo de Tarso no habría cristianismo actual. Basta con decir que el Nuevo Testamento no es el fundamento del cristianismo, sino el fundamento del cristianismo que resultó vencedor, el cristianismo paulino.
Probabilísimamente no. Es una leyenda que comienza a formarse en el siglo VI d.C. Además, es de todas luces improbable porque Santiago (el Mayor; hijo de Zebedeo) murió en torno al año 41, degollado por Herodes Agripa I (Hechos de los Apóstoles 12:2), y en aquel momento la cristiandad estaba reducida al primer judeocristianismo jerusalemita, que no tenía la menor intención de hacer propaganda de Jesús a los paganos. Jesús de Nazaret, en esos momentos, era una cuestión puramente intrajudía. ¡Imposible que viniera!
Está escrita para todos los públicos, procurando la mayor claridad y sencillez posible. Pero el tema en sí, teología e historia, no es fácil para los que son analfabetos en la práctica.
El Islam es una religión abrahámica como el cristianismo y el judaísmo. La base ideológica del Corán está en un judaísmo y cristianismo, ambos marginales, que estaban muy presentes en la península arábiga a mediados del siglo VII. Más presentes que las religiones paganas autóctonas de Arabia. El redactor del Corán añadió también doctrina del fondo pagano contemporáneo. Además, Jesús es el profeta más importante del Islam después de Mahoma. Contra Jesús, nada tiene el Corán, sino contra la interpretación cristiana de Jesús como Hijo de Dios, que consideran ridícula y blasfema. María, como madre de Jesús, es la mujer más importante del Corán.
Sí. Y a medio plazo. Su título: “Jesús de Nazaret. Historia y leyenda”. Al estilo de Cristianismos derrotados, examinaré por orden todas las secciones de una sinopsis de los cuatro evangelios y daré razones del porqué la historia y la filología consideran auténticas o no, es decir, una creación de la iglesia primitiva. Es posible que el coautor sea Eugenio Gómez Segura, con el que he trabajado en varios libros.
No tenemos datos seguros. Ni siquiera sabemos si Pablo pudo cumplir su propósito de viajar a Hispania o si fue degollado en la persecución de Nerón. Precisamente por falta de datos se creó la leyenda del viaje de Santiago a España. Si esas comunidades fueron una creación de Pablo, serían “iglesias domésticas”, es decir, el grupo se reunía en una casa particular.
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