En una emotiva conversación con Va de Libros, Hua Hsu, ganador del premio Pulitzer de no-ficción en 2023 por sus memorias Sé tú mismo (Navona Editorial), reflexiona sobre los retos de revivir el dolor y la alegría de su juventud. Su obra, escrita a lo largo de más de veinte años, no solo narra su amistad con Ken, un joven que perdió trágicamente, sino también sus reflexiones sobre la identidad y la adolescencia en la California de los años 90.
Hsu, hijo de inmigrantes taiwaneses, comparte cómo su viaje personal, marcado por las diferencias culturales y la pérdida, lo llevó a una comprensión más profunda de lo que significa crecer y conectarse con los demás. Su libro es un testimonio de la importancia de las relaciones y de cómo estas, a menudo, nos desafían y transforman.
Estoy seguro de que sí, pero más en cómo me perciben que en lo que hago cada día. Es un honor increíble y sorprendente, pero para mí, el verdadero logro fue terminar este proyecto en el que había trabajado durante tanto tiempo. Cuando terminé el borrador del libro me sentí diferente; eso era lo que había buscado durante todo este tiempo. Verlo publicado y la buena recepción que ha tenido ha sido un gran extra.
Fue un viaje emocionalmente complicado volver a esa época; no solo por escribir sobre un amigo que ya no está, sino también por recordar a mi yo más joven y a versiones de mis otros amigos, con la mayoría de los cuales sigo estando muy cercano. Pero también fue un placer pasar más tiempo entre “nosotros”.
No empecé con la intención de transmitir un mensaje. Al principio, solo quería escribir todo lo que recordaba. Fue durante el proceso de redacción cuando descubrí algunos de esos “temas” más grandes, como la amistad, por ejemplo. Pensaba que estaba escribiendo sobre una amistad en concreto, no sobre la amistad en general. Darme cuenta de que estas experiencias conectan con la vida de otras personas ha sido una sorpresa increíble.

Influyeron en nuestra amistad porque era algo de lo que hablábamos mucho. No sé si influyó en el proceso de escritura, pero probablemente afilé algunas de nuestras posturas para que fueran más comprensibles.
"Aprendí a procesar la variedad de sentimientos que forman parte de la vida"
Al principio, me centré casi exclusivamente en esos sentimientos de dolor, culpa y tristeza. Pero mientras escribía, empecé a recordar también la alegría de aquella época. Esa alegría es lo que hacía que la tristeza fuera tan intensa. Creo que lo que aprendí fue a procesar toda esa variedad de sentimientos que forman parte de la vida: el hecho de que a veces podemos estar felices y tristes al mismo tiempo. No esperaba que ese fuera el tono del libro cuando empecé a escribir en mi diario hace más de veinte años.
Sentí que era necesario dar un poco de contexto sobre quién era yo, ya que parte del libro explora las diferencias que veía entre mí y otras personas como Ken. Así que incluir eso en el libro ayudaba a explicar por qué yo desconfiaba de alguien que, creo, cualquier lector vería como una persona totalmente amigable y abierta.

No soy el primero en decir que Estados Unidos está mucho más dividido, política y socialmente, que cuando era niño. Pero diría que lo principal es que ahora tenemos menos oportunidades de conectar con otras personas de manera auténtica y cara a cara. Tenemos la ilusión de comunidad en el mundo online, pero encontrar puntos en común con gente real se ha vuelto menos frecuente, y no solo en Estados Unidos, sino en todas partes.
Intenté no ser demasiado específico sobre la música y la cultura que me gustaban. Si conoces las referencias, tal vez signifiquen algo para ti. Pero quería que el lector sintiera la emoción y el descubrimiento, para que pudiera aplicarlo a su propia vida. Puede que no te guste lo mismo que a mí, pero seguro que te encanta algo, y quería que el lector recordara eso.
Igual que antes, sentí que era un contexto importante para entender cómo me convertí en la persona que empezó la universidad en 1995.
"Siempre debemos estar abiertos a cómo los demás pueden complicarnos o cambiarnos"
Aunque no siempre nos demos cuenta, aprendemos mucho de cómo reaccionar al mundo a través de nuestros padres, familia y amigos cercanos. Mis padres son probablemente las personas más importantes de mi vida, y escribir sobre ellos me recordó que no solo aprendí de ellos lecciones claras y obvias. También aprendí un modo de comportarme, de hablar y de pensar. Así que creo que mis padres no solo me influyeron de formas evidentes, llevándome hacia ciertos intereses o preferencias. Aprendí a comportarme, a actuar y a hablar observándolos.
Mi única conclusión es que siempre debemos estar abiertos a cómo los demás pueden complicarnos o cambiarnos, incluso cuando tenemos una idea firme de quiénes creemos que somos.

Es importante que los lectores tengan acceso a una variedad de identidades y experiencias. En épocas en las que hay menos voces en los medios, es difícil separar al individuo de la comunidad de la que parecen provenir. Todo se siente “representativo” del grupo, incluso si el escritor no lo pretende. Tuve la suerte de publicar este libro en un momento en el que otros libros y memorias ya habían desafiado a los estereotipos, lo que me hizo sentir menos presión por escribir algo que representara a alguien más allá de mí mismo y mis amigos.
Era una persona tan pura y hermosa que fue fácil hablar de lo buena persona que era. El reto para mí fue describirlo físicamente o recordar con detalle qué ropa solíamos usar en aquella época.
¡Ojalá tuviera una mejor respuesta a esa pregunta! Tengo muchas ganas de visitar el sur de España, pero no he podido aún. Todo lo que sé me llega de ver La Liga y de mi compañero de habitación en la universidad, Anthony (quien tomó la foto de la portada del libro), que pasó un semestre en Sevilla.
Espero que se tomen un momento para pensar en las conexiones que son importantes en sus vidas.