Ana Pérez, para la historia
La sevillana comenzó casi de casualidad en Hytasa. Hace una década llegó a Madrid para prepararse y compitió en los Juegos de Río 2016. Ha sido campeona de España en seis ocasiones. Una lesión fortuita, en una sala de entrenamiento, cuando recogía material, le impidió estar en los Juegos de Tokio, celebrados por la crisis sanitaria en 2021. Su plan era retirarse después. Pero sacó fuerzas de la recuperación para proponerse estar en París a los 26 años. Será una de las veteranísimas gracias a su tesón. Y después de París, seguirá: "Me veo mejor que nunca, iré día a día, temporada tras temporada". Le espera, al acabar, el periodismo, la carrera que está estudiando.
Bien, la verdad, aunque esta recta final se hace más dura, por el cansancio de la temporada, aunque con nervios e ilusión.
Hacemos dos sesiones en las que hay una hora de ballet, preparación física y trabajo en aparatos. La otra de las sesiones es de corrección y limpieza de los elementos del ejercicio, buscando cometer las menos penalizaciones posibles.
"La cabeza es el pilar para los deportistas"
Mi hermano hacía gimnasia, mis padres lo apuntaron. Cada día venía contando batallitas. Lo vi y me encantó. Con 16 años me dieron una beca para venir a Madrid, y la acepté, obviamente, aunque con miedo, porque me iba de casa, y dejaba a la familia, amigos... Cambió mi vida totalmente, sin saber cómo se me iba a dar. A base de trabajo, los resultados han ido llegando.
No lo sé, no fui consciente. Mi sueño era venir a Madrid y ese era un objetivo, pero nunca sabes si vas a cumplir o no, porque son muchos factores.

La cabeza hace mucho. Si no tira, no sales adelante. He visto a gimnastas de condiciones increíbles, pero su cabeza no quería, o le daba miedo, y no han tenido futuro. La cabeza es el pilar.
Cuando llegué, iba aún al instituto. Me levantaba a las siete y cuarto de la mañana, desayunaba, iba a clase desde las 8 a las 10:40, bajaba a entrenar de 11 a 14 horas. Luego, comida de dos a tres, volvía a clase hasta las 17:20, bajaba de nuevo a entrenar hasta las nueve de la noche, y cena, ducha, algo de estudio y dormir.
Hoy voy a la universidad, estoy estudiando Periodismo. No hago curso por año, por suerte tengo flexibilidad. El horario ha cambiado. Cada día hago doble sesión de lunes a viernes, salvo los jueves. Pero mi vida está entregada al deporte, porque somos conscientes de que es una etapa que acaba tarde o temprano.
Lo sé desde el primer momento, sabía que no llegaba. Llevo muchos años en alto rendimiento y ya sabía que se había acabado. Hubo muchos momentos duros. El primero, salir del hospital, que fue un golpe de realidad. El segundo, cuando hago pública la lesión y me llama tanta gente, porque suponía verbalizarlo. Fue una lesión larga, muy dura, que me ha hecho plantearme seguir. Al final he conseguido superarla.
Estuve primero tres semanas con escayola. Volví a Sevilla, porque como el calor de la familia no hay nada. Pero como me había operado en Madrid, y aquí están los fisios de la Federación, volví. Pero la rehabilitación fue muy bien. Y decidí que no me iba a retirar una lesión, con ese sabor amargo. Volví solo para quitarme la espinita. Antes de la segunda operación del pie no sabía hacer mi gimnasia. Pero lo he dado todo para estar en el top. Pensar hasta entonces que no podía me hizo pensar que ya estaba, que se acababa. Pero cambio de chip con esa operación, me puse a entrenar y la cosa fue mejor de lo que esperaba,
Sueño con una final olímpica, aunque es complicado, porque se vende cara, nadie nos regala nada. Me siento más madura que en 2016, con las ideas claras, pero el objetivo es disfrutar.
"He aprendido a focalizar, estoy en mi mejor momento"
Sevilla va conmigo, es un orgullo decir que soy sevillana. Les pido que me apoyen, que llevaré el nombre de Sevilla.
Cuando me preparaba para Tokio, antes de la lesión, no te voy a mentar, ahí pensaba en retirarme después de los Juegos. Pero con todo lo que ha pasado, compitiendo, disfrutando... He aprendido a focalizar, a enfocarme, y estoy en mi mejor momento. No pienso en retirarme, sino en ir día a día, temporada a temporada.
Imagino que sí, pero todo deportista tiene su historia. La mía es un poco especial, por la dificultad de la lesión, porque me daban por retirada, incluida yo misma. Pero es un ejemplo para no tirar la toalla.