Bochorno xerecista en el campo del colista antes de la Copa

La afición del Xerez Deportivo tiene el cielo ganado. Los treinta valientes que se desplazaron a tierras canarias, los que siguieron por Internet un nuevo ridículo de su equipo fuera de casa y los que sufren en silencio la indolencia de un conjunto sin sangre ni alma. La vergüenza torera con la que este mismo vestuario encaraba hasta no hace mucho los obstáculos que se le presentaban se ha diluido al tiempo que la nave amenaza con zozobrar. Irreconocible.

A punto de cubrir ya la primera vuelta en 2 RFEF, y habiéndose enfrentado casi a todos los equipos, la nueva categoría no es más que una Tercera más apañadita en la que no hay que excusarse en un salto de calidad en la competición para justificar la deprimente trayectoria que dibujan los azulinos. Y es que ningún equipo, a excepción del Córdoba, ha demostrado sobre el papel más potencial que los azulinos.

Otra cosa es la actitud. Y ahí está la madre del cordero. Esa indolencia ha llevado al Xerez Deportivo a venirse de vacío de sus cuatro últimas visitas. La de este domingo en Tamaraceite, especialmente grave por tratarse de un colista que sí tuvo más vergüenza torera y le pintó la cara de nuevo. Y lo hizo en el peor momento posible. Sólo una semana después de haber salido de los puestos de descenso, a los que vuelve por méritos propios, y en las vísperas de recibir en Copa del Rey al Leganés en Chapín.

El del colista es el típico escenario modestísimo en el que deben amarrarse los puntos que te permiten cumplir los objetivos de la temporada. Para ello son necesarias dosis de experiencia, tablas, amor propio, intensidad, contundencia y algo de calidad.

Algunas de estas virtudes tuvo el equipo en la primera parte, salvable hasta que el colista comenzó a dar señales de vida en ataque, y eso fue sólo en el tramo final del primer acto. Antes, el Xerez encerró a su rival en su campo. Bien en la anticipación en la zona ancha y con profundidad en las bandas, con Baeza especialmente participativo y Jacobo. Arriba le falta la referencia de un nueve, porque Darío Guti sigue sin aprovechar las oportunidades de que dispone para reivindicarse.

La única ocasión con cierto peligro digna de reseñarse, un balón al hueco para Baeza que el de Gelves remató alto en exceso.

La segunda mitad comenzó con la mejor ocasión del choque para los jerezanos, con un centro desde la derecha que Darío Guti manda arriba en boca de gol. De esos remates que mucho más complicado fallar que meterla entre los tres palos.

Se vinieron arriba los locales con una doble ocasión que no se tradujo en nada novedoso para el marcador.

Pérez Herrera trató de reactivar a su equipo tirando de fondo de armario. Retiró a Darío Guti, Antonio Jesús y a un desconocido Javilillo, dando entrada a Rueda, Goma y Bello. Salvo una acción personal de Bello, en la que se marchó con calidad y decisión pegado a la línea de fondo, nada más en ataque para un Xerez decepcionante que rozó el ridículo. El resto de los que salieron, incluido Brando, nada de nada.

Pero la cosa todavía podía ir a peor para los deportivistas, que daban la impresión de que empezaban a contentarse con el punto. Todo lo contrario que el Tamaraceite, que comenzaba a creerse que podía sacar mejor tajada. Camacho salvó el gol con dos paradas de calidad, pero a la tercera fue la vencida y Zizú batió de un testarazo al meta roteño y le dio el triunfo a un colista que lo buscó más y que en actitud al menos fue superior a un Xerez Deportivo que volvió a ser el equipo deprimente que esta temporada nos tiene acostumbrados.