El ciclismo de los años 80 contó con la presencia de tres corredores de Jerez: Juan Manuel García Muñoz, José Luís Villanueva y Manolo Domínguez. Villanueva llegó a participar en La Vuelta, el Giro de Italia y el Tour de Francia en sus años de profesional. Domínguez es hijo del mítico Lecherito y también llegó al profesionalismo.
Pero la trayectoria de Juan Manuel García, conocido como El Canano, tiene su miga porque aunque fueron pocos años de profesional hubo mucha intensidad en ellos y una experiencia muy dura que lo truncó todo. "Fue en una carrera en el País Vasco, cuando ya pasaba a la categoría sub-23. Yo estaba viviendo en San Sebastián en un equipo que se llamaba el Gurelesa y en el primer año fui uno de los mejores de la temporada con diferencia. De hecho fui a la selección española, en aquella época el seleccionador era Manolo Saiz", comenta a lavozdelsur.es.
Todo iba rodado para el ciclista jerezano, pero un accidente lo pudo cambiar todo: "En una llegada de una de las carreras se cruzó una niña. Yo no recuerdo nada, caí y el instante que se me quedó grabado fue cuando me estaban metiendo en la ambulancia. Me desperté a los cinco días, llamaron a mi familia, llegaron y yo estaba todavía en la UCI. Gracias a Dios me recuperé, pero nada fue igual desde ese momento".
Juan Manuel recuerda que participó con la selección española juvenil en el Tour del Porvenir, donde ya se destapó un tal Miguel Induráin, aunque ahí empezó a comprobar que las cosas no iban bien: "Me tuve que bajar en la quinta o la sexta etapa porque no estaba bien. Yo después de la caída no era el mismo. Al año siguiente fue cuando ya pasé a profesionales, pero si no me hubiese pasado lo de la caída yo hubiese pasado a profesionales con el Kas. No es lo mismo pasar a un equipo de élite como era el Kas a hacerlo en uno como el Zahor. Mi futuro se vio un poco truncado porque todo habría sido diferente y a lo lo mejor hubiese yo sacado más partido a mi vida deportiva", explica el exciclista.
En la segunda mitad de los años 80 vivió Juan Manuel su etapa profesional, más corta de lo que habría querido: "Se dieron varias circunstancias, tanto por mi parte como por parte del director del equipo. Yo tuve también parte de culpa, porque con 22 años no veía las cosas como las veo ahora. A mí me hizo falta en ese momento alguien que me dijera que yo valía para esto y que me lo tenía que tomar en serio. Yo tenía muchas cualidades y lo demostré porque el primer año de profesional gané una etapa en la Vuelta a Aragón".
Eran los tiempos de Induráin, Pedro Delgado, Juan Fernández o Ángel Arroyo, entre otros muchos. Y el jerezano no pudo dar el salto ni llegó a participar en La Vuelta a España, aunque sí fue capaz de imponerse en una etapa en la Vuelta a Portugal. Tras abandonar el profesionalismo siguió con el ciclismo amateur y ahora se gana la vida como camionero.
El jueves sentirá algo especial con La Vuelta en Jerez porque cree que hizo "méritos como para que hubiesen contado conmigo y haber estado en La Vuelta alguna vez". Es jerezano de Las Tablas y tras dejar la bici empezó a trabajar en un supermercado en Trebujena, para pasar después al mundo de los coches en varios talleres y a conducir autobuses.
Después de la pandemia se estabilizó como camionero y ahora conoce las carreteras desde una perspectiva muy diferente a la que tenía como ciclista: "Es un trabajo que no tiene horarios, porque sales temprano y no sabes a la hora que vas a terminar. Hay días que cuadras, que llegas a la casa, y otros días que no". Es la vida de Juan Manuel, al que se le cruzó una niña en una carrera para cambiarle una vida que no se sabe cómo habría sido.