Ap chagui, dop chagui, golpe recto y bloqueo bajo. Son las patadas poderosas ejecutadas en un dojang ubicado en El Puerto que lleva desde 1999 enseñando los movimientos del taekwondo desde el club Lee. Daniela Holgado González, de 12 años, eleva su pierna derecha con soltura y golpea un escudo que sujeta su maestro. Ese hombre que la mira mientras practica este arte marcial es su padre, Javier Holgado Gómez, nacido en Ordizia, Guipuzcoa, hace 55 años y fundador de este grupo deportivo.
Juntos comparten una pasión que Javier descubrió en sus días de servicio militar cuando tenía 22 años. “El cine y las influencias. Empecé ya mayorcito pero era muy pesado y entrenaba varias horas al día”, comenta. En 1987 se apuntó al club Lee de Jerez, ciudad donde residía, y, desde entonces, no ha parado quieto hasta crear el club en el que hoy disfruta junto a su hija.
“El día que di la primera clase había doce alumnos y eso ya se ha multiplicado”, dice ataviado con la indumentaria tradicional. En la instalación entrenan unas 130 personas, la mayoría portuenses, de 3 y hasta 64 años. Allí se desmorona ese mito que mandaba a las niñas a ballet y a los niños a las artes marciales. “No se cumple, hay más niñas que niños apuntados y todas son competidoras, excepto uno. Ellas son más constantes”, explica Javier.
Hasta cuatro días a la semana, practica este deporte junto a su hija que acaba de dar una dollyo chagui, una patada semicircular a la cabeza. Campeón de España durante tres años consecutivos en la categoría de más de 55 años, el guipuzcoano ha transmitido su afición a Daniela. “Empecé muy pequeña, no tenía casi mentalidad, él me trajo aquí. Cuando fui teniendo más edad, me gustó y ya me enganché”, cuenta la joven.
"Empecé muy pequeña"
“A la hora de pelear me dicen que lo tengo más fácil, pero no, es más difícil porque conmigo tiene más confianza y me exige más”, expresa la adolescente regalando una sonrisa a su progenitor. Entrenar con ella “es horroroso, un suplicio”, bromea el maestro. Pero el esfuerzo, tiene su recompensa, la portuense ha sido campeona de Andalucía en Precadete dos veces y Oro en el campeonato de España en la misma categoría. En Cadete también mantiene la primera posición a nivel autonómico.
Su última competición fue el campeonato internacional de Andalucía hace apenas un mes, que compartió junto a su compañera Gema Gálvez Cairón, de 14 años, que se hizo con el oro. “El primer asalto lo hizo super bien”, dice la portuense, que elogia a su amiga. En el segundo asalto, fue una checoslovaca la vencedora. “Y no lo perdió por tanto”, añade la joven.
Gema y Daniela, además de entrenar juntas, viajan con frecuencia a muchas ciudades de España para asistir a los campeonatos. Disfrutan visitando lugares al mismo tiempo que conocen a gente y practican su deporte favorito.
La mayor comenzó en este mundo a los tres años. “Mi madre me quería apuntar a baile, pero mi padre no, él siempre ha hecho boxeo y le gustaban las artes marciales. Al final me ha gustado. Empecé a pelear con seis años”, cuenta a lavozdelsur.es. Ahora, mantiene el título de campeona de Andalucía durante seis años consecutivos, dos en Precadete, tres en Cadete y una en Junior, su categoría actual.
Con el casco de protección puesto, Gema recuerda el campeonato de España de 2021 cuando “en el primer combate me tocó la subcampeona de Europa y le gané, pero me quedé a las puertas del bronce”. El año pasado quedó segunda y este volverá con todas sus fuerzas.
El taekwondo presenta dos facetas, como arte marcial apto para todas las personas, y como deporte de competición, convocatorias en las que participan “en inferioridad de condiciones” en el sentido de que “se enfrentan a niñas de Cataluña o Galicia que sí tienen patrocinadores”.
Javier destaca que otras comunidades cuentan con otro tipo de ayudas a las que no tiene acceso. “Aquí todo lo pagamos los padres, excepto alojamiento y comida”, dice este maestro que asegura que cuanta mayor edad tienen los luchadores, más difícil es competir.
Para practicarlo, portan empeines, petos, espinilleras, protección de genitales y un bucal. Además de un casco -hasta 14 años un modelo y a partir de esta edad, otro. Los empeines llevan imanes que deben impactar en el peto o en el casco a una potencia mínima establecida según el peso, la categoría y el peso. “Esto ha cambiado mucho, ahora todo es electrónico y el equipo está conectado a un software”, detalla.
El objetivo es sencillo, acumular el máximo número de puntos a base de toques. “No se permite dar con el puño en la cara, es mucho más espectacular ver acciones de piernas y también más difícil”, comenta Javier, que considera que este es un deporte seguro a pesar de lo que pueda aparentar a simple vista. En más de 30 años pocas veces ha presenciado accidentes. “La gente se hace mucho más daño jugando al fútbol”, añade.
"Es un deporte seguro y practicable a cualquier edad"
A su lado, las jóvenes continúan levantando sus piernas, dibujando en el aire movimientos que requieren fuerza, velocidad y resistencia. Para Gema, lo mejor del taekwondo más allá del ejercicio físico es que “he hecho muchísimos amigos”. Se lo pasa en grande en las competiciones y “cuántos más días tenga que dormir fuera, mejor”.
A ambas les encanta este hobbie repleto de idas y venidas y entrenamientos que compaginan con sus estudios. Daniela y Gema, que cursan 1º y 3º de ESO sacan buenas notas, y aunque a veces es complicado, sacan todo adelante.
“Muchas veces he tenido que llevarme los libros y los apuntes y estudiar en los tiempos de descanso”, cuenta Gema, que hace ese esfuerzo porque, para ella, merece la pena. “En mi tiempo libre podría quedar con mis amigas, pero a mi me gusta esto, es un sacrificio pero prefiero ir a las competiciones”, reflexiona.
Las amantes del taekwondo valoran el apoyo que siempre han recibido de su familia. “Que estén entretenidas con el deporte es un seguro de vida”, expresa el maestro mientras coge un peto. “Mi padre siempre me dice que si pierdo no pasa nada. Una vez perdí, me dio un bajón y él me animo”, cuenta Gema que entrena en un grupo de tecnificación, en centros de alto rendimiento donde puede practicar con gente muy diferente.
Ellos viven este deporte que “es defensa personal” y “te da seguridad en ti misma”. Brazos en posición y patada voladora.
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