Hace aproximadamente diez años, dos jóvenes sevillanos comenzaban a dar sus primeras paladas como piragüistas por el Guadalquivir. No podrían imaginarse que un día acabarían viajando hasta Tokio para competir en unos juegos olímpicos en C-2 y proclamándose, un año más tarde, campeones del mundo juntos en Canadá. Pablo Martínez (24 años) y Cayetano García (21 años) se han convertido en uno de los mayores orgullos de Club Náutico de Sevilla y en dos de los deportistas más valorados de la Selección Nacional de Piragüismo. Aunque el trabajo diario es lo que les ha hecho llegar hasta ahí, tienen una meta a largo plazo muy clara: París 2024.
A pesar de que ambos empezaron juntos y su cuna fue el mismo club, los comienzos fueron diferentes para cada uno de ellos. Pablo empezó con 16 años, por lo que tuvo que acelerar su aprendizaje para entrenar con los deportistas de su edad, pero hubo algunos baches en el camino. “Cuando empecé con la universidad prácticamente dejé de entrenar, solamente quedaba algunos días con mis amigos porque lo tenía como ocio”, explica.
Aprovechando un curso más desahogado decidió entrenar junto a otro compañero y lograron clasificarse para el europeo, donde la suerte no corrió de su parte. Centrado en los estudios de Fisioterapia en la Universidad de Sevilla, vio la oportunidad de entrenar con equipo nacional tras la pandemia, cuando podía dar clases online. “Sigo con la carrera compaginándolo, aunque no me dan muchas facilidades. Empecé a darle prioridad al deporte y mira por dónde sí se me daba bien”, cuenta entre risas.
Cayetano ya destacaba cuando comenzó sus primeros años como canoista, pero la gloria del primer puesto siempre se le acababa escapando. “En mi primer año ya fui campeón de España en C-2, pero a nivel individual no resaltaba. En mi segundo año ya empecé a quedar bien y a coger alguna medalla a nivel individual, pero nunca fui campeón de España. Nunca fui el mejor”, aclara, y añade: “Cuando llegué a junior fue la primera vez que quedé campeón de España, me clasifiqué para el Mundial y lo gané. Creo que no ser el mejor desde el principio es algo que me ha venido bien. Siempre he estado persiguiendo esa motivación para ganar”.
Que acabaran formando equipo fue una casualidad del destino. Cuando ambos ya estaban entrenando juntos en la selección, !hicimos controles para ver qué palistas eran las mejores combinaciones para representar al equipo. Había otro C-2 que llevaba muchos años siendo el titular y era difícil, pero dimos el mejor tiempo. Empezamos a entrenar juntos cuatro meses antes de la repesca olímpica, logramos clasificarnos para los Juegos y ganar la copa del mundo”, explica Cayetano.
Debut en los Juegos Olímpicos de Tokio
El debut en los Juegos Olímpicos de Tokio fue un sueño para ambos. Todo deportista se imagina competir en unas olimpiadas, pero es un privilegio solo al alcance de los mejores. Lograr el pasé ya es toda una hazaña. “La regata que más me emocionó fue la de la clasificación para los Juegos Olímpicos. Era la primera vez que competíamos fuera y nos jugábamos algo muy importante. La primera toma de contacto juntos en una internacional”, cuenta Pablo. El pase por la capital japonesa acabó con un diploma olímpico y octavo puesto en C-2 500 metros.
Ahora, ambos tienen la mirada puesta en conseguir medalla en los Juegos Olímpicos de París 2024, pero sin perder de vista el presente. “Son dos años, que parece poco, pero es mucho. Cada temporada hay que lograr clasificar el barco, ser el mejor de España evidentemente. Si nos ponemos solo a mirar París podemos descentrarnos de la temporada. Nosotros intentamos marcarnos objetivos a corto plazo con las miras puestas en París”, comenta Cayetano.
Su primer gran logro juntos, sin duda, fue el primer puesto en el Campeonato del Mundo de Canadá. “Eso de que hemos conseguido ser campeones del mundo en la nueva distancia olímpica aún no lo tengo asimilado, pero los dos estábamos convencidos de que podíamos conseguirlo. Sabíamos que éramos capaces y que teníamos el nivel suficiente para ser campeones del mundo, pero de ahí a conseguirlo...”, narra Pablo a lavozdelsur.es.
Sacrificio y dedicación
El piragüismo es un deporte de pasión, como todos aquellos deportes minoritarios que no tienen un gran respaldo económico detrás. Encontrar una motivación por las que dar tu vida al deporte día a día es indispensable para seguir en este mundo. “Yo pienso mucho que estoy lejos de mi familia y de mis amigos y que estoy dedicándolo prácticamente el 100% de mi vida a algo. Entonces cada día que me levanto lo que tengo que hacer es ir a comerme la pala y no tener ninguna excusa, porque para hacer lo contrario me quedaría en casa y disfrutaría de todo lo que estamos dejando atrás”, explica Pablo.
“Mis motivaciones las encuentro en mi sueño. Yo hago esto porque me apasiona y lo disfruto. Entreno cada día pensando en lo mucho que quiero llegar lejos. Por esa regla, si quieres algo, hay que trabajar día a día para conseguirlo”, comenta Cayetano.
La mente puede llegar a ser tu peor enemigo dentro del agua, por eso la preparación psicológica es primordial para la acondicionamiento del deportista. A veces, mantenerse estable es mucho más costoso que el entrenamiento físico. “Últimamente la gente se está dando cuenta de que la mente es más importante de lo que hace unos años parecía. Este año he trabajado mucho en mí, en saber solucionar cualquier problema que se me presente. No solo en los malos momentos, que al final es cuando dice la gente pues necesito un psicólogo ahora que estoy por una mala racha”, comenta Tano.
Ambos se han convertido en uña y carne. Comparten casi todas las horas de su día a día juntos y su amistad se nota en cada palada, en cada gesto. No es un trabajo fácil, hay días malos que tienen que superar juntos. “Tenemos ayuda de profesionales, psicólogos que nos ayudan a mejorar la relación entre nosotros porque a lo mejor uno no es capaz de dar un día el 100% y se frustra”, comenta Pablo.
“Lo normal en una relación en la que los dos estamos exigiéndonos al máximo. Hay que tener empatía con el compañero, que si tiene un momento complicado se sienta respaldado por el otro. Esa autoexigencia y esa comprensión es muy bonita después. Cuando al final lo logras y miras atrás, ves que ha habido baches y que has tenido en quien apoyarte”, acaba contando.
Mundial de Canadá, primera victoria absoluta
Con la resaca de la victoria aún, ambos decidieron atrasar un poco sus vacaciones. Martínez viajó hasta Hungría para disputar el Campeonato donde logró el séptimo lugar en C1-500. Cayetano, por su parte, competirá el próximo fin de semana el mundial sub-23, cita a la que acude para cerrar su temporada de oro.
Para París, como ellos afirman, aún le quedan un par de años donde no pueden bajar la guardia. Sin embargo, ambos deportistas se encuentran en uno de sus momentos más motivadores de su carrera y están dispuestos a dejarse las garras en el agua para ascender al piragüismo sevillano a lo más alto.
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