Las 72 horas que van de lunes a miércoles, los tres primeros días laborables del mandato municipal 2023-2027, ha registrado en los registros fotográficos una notable hiperactividad de la política municipal de Cádiz. Está provocada por un relevo muy reseñable.
La ciudad de Cádiz era la única entre las grandes de Andalucía (las que tienen más de 100.000 habitantes) gobernada por una formación de izquierdas, al margen del binomio PP-PSOE. Era una rareza. Hay que subrayar el retorno a la senda.
El regreso al bipartidismo es una novedad que merece ser resaltada, sobre todo por los beneficiados. Así el nuevo gobierno local presidido por Bruno García de León se ha lanzado a una intensa actividad social e institucional para resaltar esta llegada, este cambio. El objetivo político, publicitario y más adelante electoral, situado en la base de estos movimientos es evidente.
Una de las mayores críticas, parcialmente basada en prejuicios clasistas, a la labor y la actitud del anterior alcalde José María González Santos Kichi era su condición de "flojo". Sobre todo en su segundo mandato (2019-2023, al borde de la mayoría absoluta) comenzó a repetirse y repetirse de forma organizada. Hasta kichiflojo se llegó a acuñar como lema en la, muy amplia, zona ponzoñosa de las redes sociales, los comunicados de prensa y los discursos en plenos o ruedas de prensa.
Conciliar o no conciliar
La preferencia del anterior regidor por la conciliación, por reservar unas pocas horas a la convivencia y la atención a su familia presentaron el campo abonado para ese reproche, cada cual sabrá si es o no injusto, creado por sus oponentes políticos. Insinuaciones sobre su aspecto físico, su atuendo, su lugar de residencia o algunos de sus hipotéticos hábitos formaban parte también del surtido de noticias falsas y clichés ideológicos que se le lanzaban.
La preferencia de Kichi por conciliar fue convertida en un insulto por redes sociales y asesores de forma organizada, como las referencias a su físico, su atuendo, sus hábitos o su domicilio
Si un dirigente político -por no hablar de una mujer que acaba de dar a luz- reserva un tiempo para su familia se le echa encima un sector político que condena el abandono de la actividad institucional como un privilegio. Si se vuelca en la vida política, municipal o parlamentaria, incurre en una suerte de abandono, en una forma de traición a los suyos. Las etiquetas y los clichés presentan a los representantes de izquierdas como más proclives a la primera actitud y, a los de derechas, más inclinados hacia esta última.
Hiperactividad dialogante
Bruno García de León ha tomado partido. Aunque casado y con dos hijas, pese a su intención de transmitir la imagen de una persona relajada que quiere mantener el hábito de correr a diario o disfrutar frecuentes baños playeros, prefiere trasladar imagen de hiperactividad, de inagotable capacidad para el trabajo. Era el sello de su descubridora y madrina política, Teófila Martínez, que hizo gala durante sus 20 años de alcaldesa de comer lo justo, o algo menos, dormir lo imprescindible, o algo menos, llegar la primera e irse la última.
Al parecer, ese tipo de imagen debe de ser admirable, positiva o envidiable para determinados, quizás amplios, sectores de votantes y dirigentes políticos. Hay que desvivirse por la responsabilidad y el desempeño aunque no son pocos los que, al final de una trayectoria de sacrificio, dudan si mereció la pena o proclaman que vivir para trabajar nunca fue buena idea. Sobre todo a esta orilla del Sena.
El nuevo alcalde tiene dos hijas y asegura que pretende mantener costumbres como correr a diario y disfrutar baños playeros
Sea por marcar diferencias con el kichilato, sea por la convicción de que la actividad política debe desempeñarse con sacrificio personal, Bruno García de León y sus concejales han iniciado el mandato a todo lo que dan las piernas para caminar, las cuerdas vocales para hablar y las manos para saludar.
El alcalde abrió la primera semana laborable con la presentación de su equipo de gobierno y el reparto de áreas. Ese mismo lunes ya se reunió por la tarde con los dos portavoces de la oposición. Mientras se celebraban las reuniones de relevo entre concejales de las mismas áreas, los salientes y los entrantes, García de León arrancó el martes con una visita sorpresiva y publicitada a los servicios de limpieza, a pie de manguera, en varias calles de Extramuros.
Prolongó el calendario de reuniones la tarde del martes y el miércoles madrugó para firmar en Sevilla su renuncia al acta de parlamentario autonómico junto al presidente de la Cámara, Jesús Aguirre. Segundo posado de la semana tras el del lunes. Esa misma tarde acudía a su primer acto oficial como alcalde: la reunión del Consejo Económico y Social de la Universidad de Cádiz.
En tres días, Bruno García ha despachado con la oposición, ha presentado el gobierno, ha visitado a los equipos de limpieza y se ha despedido del Parlamento
Sus concejales han tratado de seguir el ritmo. Bañistas y paseantes contemplaron el martes la visita del delegado de Playas, José Carlos Teruel, a Santa María del Mar, su tramo amurallado en obras y la muy defectuosa escalera de caracol de su extremo sur. Maite González García-Negrotto ya inauguró como concejala de Cultura, en la tarde del martes, una exposición con ilustraciones sobre una historia del cine español. Fue en la Torre Tavira, dentro de los actos previos y paralelos a la Feria del Libro.
Gloria Bazán visitaba en este mismo periodo instalaciones ligadas a sus concejalías de Juventud y Salud, mientras que el número dos del Ayuntamiento, José Manuel Cossi y Pablo Otero, supervisaban las reuniones de relevo y los primeros trámites, como una petición urgente llegada de la zona de Los Porches.
Un ritmo de trabajo alto y bien visible, con cada paso retransmitido casi en directo como sucedía con su predecesor, que habrá de ser sostenido o recortado con el paso de los días. Por ahora, todo menos ser flojo, o parecerlo. Si es que otros lo eran o lo parecían.
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