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Un abarrotado y feliz velatorio despide Cambalache, símbolo de la vieja noche de Cádiz

El bar de Hassan Assad, fundamental en el jazz, la juerga y el carnaval callejero durante 40 años, cierra sus puertas este sábado con el 65 cumpleaños del dueño, rodeado de amigos, música y caras conocidas

Hassan Assad, junto a su hija, este viernes en la puerta del bar Cambalache que cierra por jubilación.
Hassan Assad, junto a su hija, este viernes en la puerta del bar Cambalache que cierra por jubilación. REYNA
28 de diciembre de 2024 a las 13:23h

Dentro de 40 años, los que sigan por aquí podrán preguntar a los puretas del futuro qué recuerdan del Cádiz de su época, qué rituales, locales, productos y modas echan de menos al borde, o en mitad, de la sexta década de vida.

Sería divertido escucharles porque los oyentes descubrirían que locales, canciones, cosas y sitios que ahora nos parecen comunes, anodinos, inapreciables, cobran un significado gigantesco en la memoria compinchada de los nuevos ancianos.

Los que vivan esos años podrán descubrir qué noches del Cádiz actual, de los años 20 postpandémicos y abundantes, son recordadas y cómo, por qué.

Igual resulta que el Momart es elevado a la categoría de suspiro, los botellones en La Caleta sacan lágrimas a los futuros cirróticos y una hamburguesería cerrada en el año 2045 provoca salivación perruna y pavloviana.

Galería de fotos | La última fiesta del Cambalache, historia reciente de Cádiz que dice adiós

Fiesta de despedida de Cambalache, símbolo de la noche en Cádiz
Fiesta de despedida de Cambalache, símbolo de la noche en Cádiz.  REYNA

La nostalgia tiene trucos sorprendentes para abrirse paso. Siempre. Ahora, en los últimos días de 2024, al menos dos generaciones de gaditanos saben lo que echan de menos: su juventud. Justo como todas las anteriores. Ese tiempo perdido de forma irremediable tiene nombres y ubicaciones distintas para cada quinta.

Cambalache Jazz Club es el nicho en el que volcar esas cenizas para los cincuentones y sesentones del Cádiz actual.

Este local, en la calle José del Toro, materializa una noche gaditana de otro tiempo, basada en la música que le da título y reconvertida en templo protector del carnaval callejero cuando caía el relente de la madrugada de febrero.

Los mejores nombres andaluces de esos dos géneros han tenido en su pequeño escenario veladas de gloria desde la apertura en 1984. Eran tiempos en los que la humareda del tabaco impedía ver, nunca oír, desde la entrada al tubo penumbroso que da forma al local.

A esos dos elementos característicos de Cambalache se han sumado siempre los eternos atractivos generales de todo bar: sustancias psicoactivas, como por ejemplo el café, y relaciones humanas en distinto grado, del saludo distante al roce abrasante.

Fiesta de despedida de Cambalache, símbolo de la noche en Cádiz
El propietario recibe flores de familiares y amigos en la última velada del local.  REYNA

Son las dos distracciones que los jóvenes contemporáneos siguen disfrutando ahora pero en distintos lugares, con otros modos y diferente banda sonora.

A Cambalache le llega la hora del relevo como sitio del recreo nocturno de varios miles de gaditanos. Con el paso de los años, artistas, protagonistas, clientes, público y trabajadores se fueron haciendo mayores. Apetece menos salir porque los deseos se enfrían y la comodidad se vuelve adicción única.

"Llevaba un tiempo pensándolo y, con mucha pena, porque Cambalache es gran parte de mi vida, decidí retirarme a los 65 que cumplo este sábado 28 de diciembre. El cuerpo y la cabeza ya te piden otra cosa, más descanso".

Los que vivieron durante cinco décadas distintas (1984-2024) el Cambalache de Hassan Assad acudieron en masa a despedirse en la noche de este viernes. Uno de los velatorios más multitudinarios que se recuerdan en Cádiz en varios años.

La fiesta estaba anunciada a las nueve de la noche de este viernes pero desde las seis se vivió un prólogo familiar, protagonizado por la familia gaditana del dueño, las González Adorna.

Fiesta de despedida de Cambalache, símbolo de la noche en Cádiz
Clientes y amigos, en la despedida de Cambalache. REYNA

Una de las hermanas, Isabel, es la mujer del propietario. La hija de ambos, como el resto de parientes, hacían lo que podía en la puerta ante una creciente avalancha.

Ya a las ocho, en el local no cabía un pito de caña, ni una flauta travesera puesta en pie. La puerta estaba ocupada por un semicírculo de más de cien personas que ya no entraban. La amplitud nunca fue virtud de Cambalache.

Dentro, desde la Subdelegada del Gobierno, Blanca Flores, hasta Selu García Cossío, desde David Palomar hasta Las Niñas de Cádiz que oficiaron de maestras de ceremonia en el feliz responso final.

Fiesta de despedida de Cambalache, símbolo de la noche en Cádiz
La última noche de Cambalache en Cádiz.   REYNA

Algunos de los mejores entre la nueva generación de jazzistas gaditanos, como Javier Galiana, José López, Julián Sánchez y Juan Sainz fueron los encargados de hacer sonar la última música, ni fúnebre ni triste.

Otra veintena de músicos de toda la provincia, otros tantos escritores de distinto éxito y prestigio, periodistas reconocibles llegados desde Sevilla para la ocasión, chirigoteros callejeros por manadas, autores de coplas y otras gentes de buen o mal vivir. Todo el mundo estaba allí.

Fiesta de despedida de Cambalache, símbolo de la noche en Cádiz
Últimas actuaciones en un club que ha sido refugio para la afición al jazz en Cádiz durante 40 años.   REYNA

Las intervenciones comenzaron con la presentación del libro que recoge las memorias del propietario y del garito, tituladas Der tirón y escritas por Aida Agraso.

Enfrente, casi encima, pegada, algo parecido a una gastada bohemia gaditana que si existió, ya no está. Si vivió se queda encerrada y enterrada tras la puerta oscura de la calle José del Toro, como todo lo vivido en Cambalache.

Fiesta de despedida de Cambalache, símbolo de la noche en Cádiz
Un momento del concierto en el adiós de Cambalache.  REYNA

La memoria deforma la vieja realidad. La mayoría de las veces, el amasado de lo vivido queda mejor que el modelo original tras el manoseo. A los puretas gaditanos de 2024 les ha salido bonito. Con soniquete de jazz y cuplé golfo.

Habrá que ver qué recuerdan los chavales del Cádiz actual dentro de 40 años, a qué sonará aquello.

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J. L.

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