Una compra benéfica realizada por la Fundación Cádiz Club de Fútbol ha desbloqueado la situación a 13 días del límite fijado para el desahucio.
Ese gesto permitirá a María Muñoz Ladrón de Guevara -viuda de 88 años- permanecer en su domicilio de la calle Mesón número 9 del barrio de El Pópulo, en Cádiz.
Una de sus hijas, Eva Orihuela, ha confirmado a lavozdelsur.es que su madre "se queda en casa" sin dar más detalles del pacto entre mediadores, arrendataria y arrendadores. "Agradecer todo el apoyo y visibilidad que se le ha dado a un tema tan doloroso como el que mi madre ha tenido que pasar este mes y pico".
La finca en la que vive la octogenaria desde 1967 está llena de apartamentos turísticos reformados y su pequeño piso también iba a recibir ese uso cuando fuera desalojada, en menos de dos semanas.
Vecinos del Pópulo, representantes del Ayuntamiento, Subdelegación del Gobierno y todo tipo de asociaciones se habían solidarizado con la familia Muñoz Orihuela, hasta el punto de organizarse una campaña de cartelería contra este desahucio, así como una concentración prevista para el día del desalojo, ya cancelado.
Los propietarios del piso de María Muñoz desde los años 60, en la planta baja de la antigua finca, son los herederos del primer arrendatario y han debido llegar a un consenso antes de cerrar el acuerdo que elimina el aviso de desahucio, ya anulado, que tenía como fecha límite el 26 de junio.
Hasta ahora, según la familia de la afectada, la única opción para seguir en la casa y que no se convirtiera en apartamento turístico era comprarla por 147.000 euros, una cantidad que María Muñoz y sus parientes no podían afrontar.
Ninguna de las partes ha aclarado si ese ha sido el precio satisfecho por la Fundación Cádiz Club de Fútbol ni en qué consiste de forma concreta el acuerdo definitivo que impide el desalojo.
Tercer acuerdo en menos de un mes
El hecho de que la presión vecinal, política y mediática frenara dos casos parecidos -y cercanos en el tiempo y en la distancia física- anima a los familiares de la afectada a la hora de afrontar las negociaciones.
Un arqueólogo retirado -Juan Cerpa, de 75 años, vecino de la calle Fabio Rufino número 11- y otro pensionista, de mayor edad, que reside en Arco de la Rosa número 4, estaban "en una situación muy similar", hasta inicios de este mes de junio, sin embargo la presión social ha forzado un cambio de opinión de los arrendatarios.
En ambos casos, como en el de María Muñoz, tras las amenazas de desahucio para convertir las viviendas en pisos turísticos, la propiedad ha dado marcha atrás y ha acordado la prolongación de los actuales alquileres.
Comentarios